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06.02.19

Más peronistas se inclinan ante Cristina Kirchner, ¿para reconciliarse o engañarla?

(TN) Con la propuesta de hacer listas de unidad en todas las provincias, la expresidenta aleja apoyos a Argentina Federal. Pero no está claro que eso vaya a alcanzarle para darle más sostén a su candidatura presidencial.
Por Marcos Novaro

(TN) Durante los últimos meses del año pasado Cristina Kirchner fue reuniendo en torno suyo a algunos excríticos de su proyecto y su liderazgo: gente en general sin votos ni mayor arrastre partidario. Así que ni Argentina Federal ni Mauricio Macri se preocuparon demasiado.

Pero en los últimos días ha habido un par de novedades sí más alarmantes para estos otros dos polos de la competencia nacional: la más seria fue la ruptura del gobernador tucumano Juan Manzur con Argentina Federal justo en el momento en que el sector iba a hacer su gran presentación de verano en la provincia de Buenos Aires.

Manzur anunció que ya no cree necesario ni mucho menos conveniente competir con su predecesor José Alperovich, por lo que buscará una lista de unidad en su distrito. Se infiere que su cambio de actitud obedece a que temió que la competencia no le fuera favorable dado los votos que podía arrimarle Cristina a su contrincante.

Y el problema es que no es un caso aislado: más y más líderes territoriales están en estos momentos aceptando el convite de los kirchneristas de hacer listas de unidad en sus distritos, independientemente de lo que cada uno piense hacer en la elección nacional.

Otro chisporrotazo que debe haber encendido las alarmas en Argentina Federal y en Cambiemos fue el que se desató casi en simultáneo entre Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto. El primero podría terminar siendo candidato a gobernador bonaerense. Allí una lista de unidad es casi imposible, más todavía ahora que las elecciones serán simultáneas. Pero si Massa acepta jugar ese rol sabe que sus chances mejorarán si logra seducir a votantes de Cristina que no tendrán un candidato propio muy atractivo que digamos para la gobernación (ni Axel Kicillof ni Verónica Magario lo son). Por lo que quiso dejar en claro que no va a decir una palabra en contra de su exjefa, más bien al contrario, va a imitarla en todo lo que ella viene diciendo. Así que el senador se vio en la necesidad de aclarar que no piensa participar de un juego en que la beneficiaria final termine siendo la señora.

Bien podría contestarle Massa: ¿no es contrario a la lógica política misma desconocer las condiciones que impone la competencia electoral?, ¿cuántos en el peronismo "alternativo" van a estar dispuestos a seguir a Pichetto en su negativa a usufructuar aunque sea una porción de los votos de Cristina, que carecen de correlato en candidatos territoriales fieles a su causa? Finalmente, lo que quiere hacer Massa es parecido a lo que viene haciendo la enorme mayoría de los intendentes peronistas de la provincia, pero con un poco más de distancia y disimulo.

La evidencia que ofrecen las encuestas sobre la resiliencia de la expresidenta como la figura por lejos más popular de la oposición, en suma, está llevando ahora sí a actores de peso del peronismo a amoldarse a al menos algunas de las condiciones que ella impone: en particular a la de "unidad como sea", al menos para las elecciones provinciales y municipales.

¿Dónde está el problema? Lo que podría contestar Pichetto es que el kirchnerismo por esta vía espera, y podría lograr, que tras generalizar los acuerdos locales y distritales de unidad se vuelva irrelevante lo que decidan finalmente hacer los dirigentes que todavía insistan con Argentina Federal en octubre: si la unidad funciona y aporta triunfos electorales a los caciques territoriales, con la colaboración de figuras y votos del kirchnerismo, luego será más difícil de lo que ya es ahora para los disidentes peronistas justificar su rechazo a una convergencia en la elección presidencial, o ignorar el hecho de que así el único que se beneficia es Macri.

Pero Massa tal vez se esté haciendo otra idea de la situación. Si prosperase la candidatura de Roberto Lavagnadejaría de ser muy relevante en octubre qué hayan hecho meses antes los gobernadores e intendentes del peronismo en sus distritos, para ganar sus elecciones locales anticipadas. Los dirigentes como Manzur y demás gobernadores que se ausentaron del lanzamiento de Argentina Federal en Mar del Plata habrán sido reelectos y tendrán la legitimidad revalidada, y las manos suficientemente libres, para invertirla en pos un triunfo del peronismo renovador.

Es un poco aventurado (por ahora no está nada claro que Lavagna pueda desbancar a Cristina de su posición preeminente entre los votantes peronistas, sobre todo en el conurbano), pero no inverosímil. Y puede que Cristina ya haya previsto ese riesgo, y por eso insista en que la unidad sea también para las listas de legisladores nacionales, como para ahogar un poco más los sueños de la disidencia.

Vistas así las cosas, todo se reduce a un juego de simulaciones: ¿quién está usando a quién? ¿Es Cristina la que saca provecho del desdoblamiento electoral dispuesto en casi todos los distritos, para mostrar que la oposición puede ganar y diluir el rechazo de la mayoría de la dirigencia peronista a su candidatura y eventual regreso al poder? ¿O es esta dirigencia la que se propone usar a Cristina y a los votos que ella aún tiene, para conservar sus cargos, y luego piensa abandonarla a su suerte o peor aún contribuir a su derrota? Los líderes territoriales que en 2017 en gran parte habían ya cortado del todo su vínculo con el kirchnerismo, ¿están revisando esa decisión o solo simulan hacerlo?

Conociendo un poco el instinto peronista lo más probable es que estén haciendo las dos cosas a la vez, y se preparen para confesar su "verdadera intención" cuando todo haya terminado y sea hora de anotarse ya más en serio en el bando vencedor. Si es que algo de esto funciona y encuentran un tronco en que rascarse.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)