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21.10.19

Debate presidencial | Mauricio Macri atacó bien y Alberto Fernández se defendió mal

(TN) El Presidente sacó ventaja y solo tuvo que lidiar con Espert. Mientras que su rival del Frente de Todos intentó ir al contrataque y le fue mal.
Por Marcos Novaro

(TN) Más le hubiera valido a Alberto Fernández hacer en este segundo debate lo que hizo Mauricio Macri en el primero: no contestar, mantenerse en el propio libreto y ser indiferente a los ataques de los adversarios. Tal vez si lo hacía, corría el riesgo de lucir pasivo, como le pasó la semana pasada al actual Presidente, que en varios momentos no contestó las acusaciones que le hacían. Pero minimizaba los de meter la pata.

Si su idea era conservar los apoyos con que ya cuenta, seguro de que le alcanza para una victoria cómoda, un criterio razonable después de haber estado suficientemente a la ofensiva en el primer round, era la mejor opción. En cambio intentó ir al contrataque. Y le fue mal. Con lo que demostró que no siempre es cierto eso de que la mejor defensa es un buen ataque.

Así se pudo ver cuando la fue de compadrito ante el recuerdo de que había dejado el gobierno de Cristina Kirchner en 2008 sin denunciar ni un solo acto de corrupción. "¿Y vos en el grupo Macri, no viste la corrupción? A mí no me vas a correr". Con su respuesta se autoinculpó. Y no mejoró por más que pretendiera arrastrar consigo a su adversario en la caída, enredándose en una referencia al padre de Macri que encima le ofreció a este la oportunidad de mostrarse como un hijo ofendido en la memoria del padre ausente.

O como cuando se autopromovió para darle "clases de decencia" a José Luis Espert. Sonó un poco mucho para alguien que tenía que levantar las acusaciones de cleptocracia y asociación ilícita.

Era, claro, un terreno de por sí complicado para el candidato del Frente de Todos, y se sabía. Pero tampoco él sacó mucha ventaja en los temas que le eran favorables, como pobreza y empleo, dos rubros donde indiscutiblemente el gobierno de Macri fracasó.

Le permitió a hablar libremente de lo mucho que habían mejorado los bienes públicos durante su gestión, y que habían mejorado así las condiciones de vida de la población de menores ingresos, haciendo referencia a seguridad, transporte y otros rubros (¿pero acaso no es la moneda un fundamental bien público, y el que más afecta a la pobreza?), y propuso una "comisión" sobre el hambre de la que no supo explicar en dos palabras qué iba a hacer.

Fue la única referencia de Alberto, durante todo el debate, a una iniciativa o propuesta, junto a la de otra comisión, sobre seguridad, tema en el que también fue flojo. Las referencias a que la desigualdad generaba el delito y por tanto la inseguridad sonó demasiado en sintonía con los argumentos de Axel Kicillof sobre el aumento del menudeo de drogas por el desempleo: esa explicación es una justificación del delito, ante todo discutible, porque hay sociedades tan desiguales como hemos llegado a ser nosotros, y que sin embargo "al menos" tienen seguridad y justicia) y que para peor sólo puede significar para los ciudadanos que esperan que la policía haga su trabajo, que mientras no haya igualdad no tendrán respuesta del Estado.

Macri en toda la noche solo tuvo que lidiar con el desafío de Espert, que igual que en el encuentro anterior fue contundente en la defensa de las ideas liberales. ¿Habrá perdido por ese lado algunos de los votos que pudo haber ganado por la ventaja que le sacó a Alberto en sus choques? Y por el deslucido papel de los otros contendientes, en particular Roberto Lavagna, que volvió a lucir deshilvanado, y se enredó en varios momentos en un discurso demasiado abstracto y pretencioso.

Puede ser, pero puede que tampoco importe tanto. Macri sacó ventaja, y termina su campaña con un in crescendo notable (el acto del sábado pasado no fue de menor importancia en la actitud más desafiante del candidato durante este segundo debate), para un candidato que viene corriéndola tan de atrás. Pero es de todos modos muy difícil que todo ese esfuerzo vaya a impactar seriamente en los muy consolidados guarismos que muestran las encuestas.

De todos modos, y habrá que ver qué sucede también en estos cuatro últimos días de campaña, en los márgenes seguramente influya, y también en la disposición con la que ganadores y perdedores se dispondrán a redefinir sus posiciones y roles, y actuar en consecuencia, desde el 28 de octubre en adelante.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)