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17.06.13

Medios en venta

Tras la transacción que envolvió a Globovisión, con algunos pocos cambios en su programación (pero cambios claramente de corte editorial con connotaciones políticas), la opacidad en la venta de la Cadena Capriles obviamente enciende las señales de alarma y genera mayores inquietudes en torno al destino de los medios de comunicación privados en Venezuela.
Por Andrés Cañizález

Periodismo y medios de comunicación, en su interacción con el poder político, no dejan de ser noticia en Venezuela. En los últimos días varios hechos estuvieron sobre el tapete, desde la detención del periodista y editor Leocenis García, quien luego estuvo algunos días en huelga de hambre a las puertas de la Organización de Estados Americanos (OEA), hasta el otorgamiento de un premio de periodismo al fallecido presidente Hugo Chávez.

Así están las cosas: García exige no discriminación en su intento de comprar el canal Atel, por parte del órgano regulador CONATEL (Comisión Nacional de Telecomunicaciones) a fin de cuentas espera recibir el mismo trato que tuvieron los nuevos dueños de Globovisión por parte de las autoridades, a quienes no se les puso traba alguna para hacerse con el canal de noticias. Debe recordarse que CONATEL sacó de la programación de las empresas de televisión por suscripción de Venezuela al canal regional Atel apenas se conoció que Leocenis García, del grupo editorial 6to Poder, querían comprar este medio. No menos llamativo resulta que se le otorgue un premio de periodismo a quien no ejerció dicha profesión sino que en el mejor de los casos ejerció el poder y cuando lo uso bastantes restricciones impuso al ejercicio de la libertad de información. La capacidad de asombro parece estar a prueba en Venezuela: El fallecido Chávez recibe de forma extraordinaria el principal premio de periodismo que se otorga en Venezuela.

Así las cosas, quien escribe, deja de lado esos temas para abordar uno no menos importante y simbólico. Se trata de la venta de la Cadena Capriles. Se acordó la venta, después de varias décadas, del principal consorcio de medios impresos del país. Debe recordarse que la Cadena Capriles edita 3 diarios, uno de ellos es Últimas Noticias que encabeza la circulación nacional de periódicos, asimismo el grupo edita varias revistas y en los últimos años había dado pasos decisivos para asumirse como un productor de contenidos multimedia. La última innovación fue la incorporación de un circuito cerrado de televisión en unidades de transporte público de la gran Caracas.

En otro momento habíamos señalado que la Cadena Capriles y quien hasta hoy está encabezando el holding, Miguel Ángel Capriles López, estaban dando los pasos correctos en la misma dirección a la que apuntan los principales medios impresos del mundo, obligados a una metamorfosis ante la notable ausencia de lectoría en papel de las nuevas generaciones. Los periódicos, para decirlo rápido, se van quedando sin generación de relevo que les lea. Los jóvenes que buscan estar al día con lo que ocurre en la sociedad lo hacen hoy a través de otras plataformas. Cuando se revisa lo hecho por la gerencia de la Cadena Capriles en los últimos años, nos encontramos con productos que van en esa dirección, seguir generando contenidos periodísticos en plataformas distintas al medio impreso, eso sí, sin dejar de lado la marca de los impresos tradicionales como valor fundamental para el mercadeo.

Teniendo en mi cabeza todos estos elementos y sin conocer razones externas, tales como amenazas o presiones, se me hacía difícil pensar que la Cadena Capriles sería vendida. El hijo del patriarca había logrado hacerse de la experiencia en el manejo el negocio, se contaba con algunos productos de muy alta rentabilidad y precisamente el consorcio acababa de mudarse a la más moderna sede de medios de Venezuela. Sí, la nueva sede de la Cadena Capriles en la zona de la Urbina, en Caracas, es un edificio construido ad hoc para la operación multimedia y bajo una lógica integrada de los diferentes productos y marcas, como lo indica la tendencia actual a nivel global. Desde afuera no se veían razones para vender lo que parecía la gallina de los huevos de oro de la familia Capriles, que es sabido tiene intereses y propiedades en otras áreas incluso del entretenimiento. Para cualquier lector desprevino nunca está demás recordar que pese a la repetitiva campaña en los medios oficiales, y especialmente en algunos espacios de Venezolana de Televisión, no existen vínculos familiares entre los Capriles propietarios del consorcio mediático y el líder de la alternativa democrática, Henrique Capriles Radonski.

Llegamos al meollo del asunto. La Cadena Capriles fue vendida pero tres semanas después aún se desconoce quién o quiénes compraron el consorcio. Es un hecho que cambia de manos pero se irrespeta a su público al no informar debidamente quién manejará a este conjunto de medios a partir del 3 de agosto, cuando se haga efectivo el traspaso. Tras la transacción que envolvió a Globovisión, con algunos pocos cambios en su programación (pero cambios claramente de corte editorial con connotaciones políticas), la opacidad en la venta de la Cadena Capriles obviamente enciende las señales de alarma y genera mayores inquietudes en torno al destino de los medios de comunicación privados en Venezuela.  Los rumores sobre la venta de otros medios a grupos empresariales, particularmente enriquecidos en la última década, no se han detenido pese a desmentidos. 

Andrés Cañizález es miembro del Consejo Académico de CADAL.