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04.06.14

Primarias presidenciales en Uruguay: ¿Vino nuevo en barriles viejos?

(Buenos Aires Herald) Casi treinta años y seis gobiernos después de la restauración de la democracia, los uruguayos elegirán a su próximo presidente entre un ex presidente y dos hijos de ex presidentes. El hecho de que los mismos apellidos aparezcan una y otra vez en la política uruguaya pone de relieve el papel crucial que desempeñan los partidos políticos en la canalización de demandas de representación.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) Las elecciones primarias presidenciales celebradas en Uruguay el pasado domingo 1 de junio destacaron las fortalezas y debilidades del sistema político en una de las democracias más estables de América Latina. Aunque los partidos políticos siguen siendo fuertes hay una insuficiente renovación del liderazgo, tanto en los políticos individuales como en apellidos de familia.

Casi treinta años y seis gobiernos después de la restauración de la democracia, los uruguayos elegirán a su próximo presidente entre un ex presidente y dos hijos de ex presidentes.

El hecho de que el candidato de la izquierda de la coalición gobernante Frente Amplio, el ex presidente Tabaré Vázquez (2005-2010) lidere las encuestas para la primera ronda electoral de octubre indica que la mayoría de los uruguayos quieren mantener el mismo camino de orientación social y un moderado apoyo a las políticas de mercado.

Sin embargo, el hecho de que un ex presidente de 74 años sea el candidato de la coalición de gobierno pone en evidencia que el nuevo partido de izquierda más exitoso en la historia reciente de América Latina tiene un problema de renovación del liderazgo.

A su vez, el hecho de que tanto Pedro Bordaberry, el candidato del Partido Colorado, y Luis Lacalle Pou, el candidato del Partido Nacional, sean hijos de ex presidente es un ejemplo de renovación política insuficiente en la oposición - aunque para los más inmersos en la política uruguaya, tanto Lacalle Pou como Bordaberry, a pesar de sus nombres políticamente dinásticos, en realidad representan un poco de aire fresco de renovación en sus respectivos partidos.

En el complejo sistema electoral de Uruguay, las primarias presidenciales son útiles para algo más que la selección de un candidato presidencial. Las listas de candidatos legislativos están determinadas en gran medida por los votos recibidos por cada una de las muchas facciones en las coaliciones dominantes, Colorado, Nacional y Frente Amplio. Por lo tanto, los resultados de las primarias importan incluso si la carrera por la nominación presidencial no era muy disputada - como resultó ser el caso en el Frente Amplio y el Partido Nacional.

La participación en cada elección primaria del partido dependía del nivel de incertidumbre asociado con la competencia. Cerca del 30 por ciento de los 2,5 millones de votantes se presentaron en las urnas. No es sorprendente que las primarias del Partido Nacional presentaron el mayor número de asistentes (más de 300.000 votantes), ya que la competencia entre Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, actual Senador, ex candidato presidencial y vicepresidencial, terminó en favor del primero con el 52,7 por ciento de la votos.

La participación en las primarias del Frente Amplio fue de 200.000 votantes, pero el ganador, Tabaré Vázquez, está muy por delante en las encuestas antes del mes de octubre, con más de 40 por ciento de las intenciones de voto.

Ya que Vázquez probablemente se verá obligado a una segunda vuelta, la competencia real en los próximos meses será entre Lacalle Pou y Bordaberry. El que termine por delante tendrá una oportunidad real de destronar al Frente Amplio si Vázquez recibe menos del 40 por ciento de los votos en la primera ronda. Por lo tanto, a pesar de que está en juego el segundo lugar, Bordaberry y Lacalle Pou tienen todos los incentivos para promover de manera conjunta la alternancia en el poder después de 10 años de gobierno del Frente Amplio.

Históricamente, el Partido Nacional ha estado a la derecha de los Colorados, pero Lacalle Pou ha dado muestras de que quiere mover su partido hacia posiciones más pragmáticas y centristas. Lacalle Pou, de 40 años de edad e hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), ofrece una cara nueva muy necesaria para la política uruguaya (aunque ciertamente no es un apellido fresco). A su vez, Pedro Bordaberry, de 54 años de edad, está haciendo su segundo intento en la presidencia. Terminó tercero en 2009 y dio su apoyo a Luis Alberto Lacalle, que luego perdió contra el actual presidente José Mujica.

Bordaberry es hijo de Juan María Bordaberry (1972-1976), el presidente democráticamente electo que se volvió dictador y sigue siendo una figura polémica en Uruguay. A pesar de que ha demostrado credenciales democráticas, Pedro Bordaberry hace que sea más fácil para el gobernante del Frente Amplio transformar las elecciones en un concurso sobre cual partido puede escalar más alto moralmente.

El hecho de que los mismos apellidos aparezcan una y otra vez en la política uruguaya, emulando los "Cien años de soledad” de García Márquez, pone de relieve el papel crucial que desempeñan los partidos políticos en la canalización de demandas de representación. Mientras los movimientos sociales y las protestas callejeras a menudo compensan sistemas de partidos débiles y no estructurados en otras partes de Latinoamérica, los partidos uruguayos ofrecen un mecanismo institucionalizado para la democracia representativa.

No es casualidad que Uruguay sea también el país de América Latina que ha tenido el mayor éxito con mecanismos de democracia directa en los últimos años. Las formas de la democracia directa y participativa se pueden desarrollar para complementar y suplementar las deficiencias de la democracia representativa.

Sin embargo, el hecho de que los abanderados del sistema de partidos institucionalizados representan mayoritariamente sólo a unas pocas familias apunta a un sistema de contratación de un partido insuficientemente competitivo y meritocrático.

Recordando las palabras que dijo Bárbara Bush, esposa y madre de los ex presidentes de Estados Unidos, después de las primarias del domingo los uruguayos muy bien podrían estar pensando que "si no podemos encontrar más de dos o tres familias para postularse para un cargo, eso sería una tontería".

Patricio Navia es consejero académico de CADAL. Sígalo en Twitter @patricionavia

Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 3 de junio de 2014 en el diario Buenos Aires Herald.

Traducción de Wanda A. Di Rosa y Hernán Alberro.