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21.12.14

Salvando la democracia en Venezuela

(Buenos Aires Herald) Si la oposición apuesta todo a ganar en 2015, se demostraría su compromiso inquebrantable con la democracia y demostraría al pueblo venezolano que está dispuesta a liderar un cambio democrático en el poder en Venezuela después de 16 años de gobierno socialista de Chávez-Maduro.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) Es innegable que Venezuela está atravesando una profunda crisis económica y política. Sin embargo, las cosas podrían empeorar significativamente, a menos que el gobierno y la oposición acuerden encontrar una manera de salir de la crisis a través de los canales institucionales y democráticos.

El gobierno debe garantizar una igualdad de condiciones y un proceso libre y justo para que la oposición participe en las próximas elecciones legislativas de 2015. Y la oposición debe demostrar un compromiso inquebrantable con los principios democráticos y un claro rechazo en voz alta, de cualquier intento de derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.

La democracia en Venezuela está en problemas. Después de haber llegado al poder debido al empeoramiento de las condiciones económicas y las instituciones democráticas debilitadas, el presidente Hugo Chávez no pudo restaurar las instituciones y construir un sistema de pesos y contrapesos que fortalezcan el régimen democrático y promover la inclusión social y económica.

Desde su muerte en 2013, la situación ha empeorado. La muerte del carismático presidente ha profundizado el vacío político causado por la falta de instituciones independientes y autónomas que pueden proteger a un gobierno democrático. El presidente Maduro, después de ganar una elección disputada, ha intentado, sin éxito, concentrar el poder como Chávez.

La oposición tampoco cumplió con el reto democrático. Está dividida, en aquellos que quieren restaurar el régimen democrático adecuado a través de medios institucionales y los que quieren obligar a Maduro a retirarse. Con líderes de la oposición llamando a la desobediencia popular y que vienen de pedir el derrocamiento de Maduro, el presidente ha encontrado la excusa que necesitaba para acabar con la oposición.

Utilizando argumentos jurídicos formales – demostrando la escasa independencia judicial - Maduro ha puesto en la cárcel a algunos líderes destacados de la oposición. Debido a que se ha dirigido a los líderes más influyentes y comprometidos con derrocarlo, Maduro ha dividido con éxito a la oposición entre moderados y radicales que apoyan a un derrocamiento violento del gobierno. Como muchos de los líderes más radicales de la oposición estuvieron involucrados en el golpe de Estado de 2002 contra Chávez, Maduro ha planteado un caso sólido, pero el hecho de que el presidente se haya centrado en cuestionar las credenciales democráticas de estos líderes no borra preguntas sobre las prácticas democráticas de su gobierno.

La democracia, sin embargo, todavía está viva en Venezuela. Las elecciones para los 165 escaños en la legislatura unicameral están programadas para llevarse a cabo a finales de 2015. Cuando las elecciones legislativas se celebraron el pasado en 2010, el Partido Socialista Unificado de Chávez (PSUV) apenas derrotó a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) por un margen del uno por ciento (48,2 por ciento a 47,2 por ciento). Pero debido a que el gobierno de Chávez manipuló las reglas electorales, el gobierno obtuvo una mayoría de 96 escaños en la Asamblea.

Para 2015, la oposición debe fijar su objetivo en conseguir más votos que el gobierno. Independientemente de cómo esto afecta a la asignación de escaños en la Asamblea, una victoria electoral de la oposición sería un golpe monumental al gobierno. Maduro tendría dificultades para recuperarse de un resultado electoral tan devastador.

La Constitución venezolana también permite un referéndum revocatorio de los políticos electos. Maduro podría potencialmente incluso ser sometido a un referendo revocatorio en 2016. Una derrota electoral en 2015 - incluso si no se traduce en una mayoría de los escaños en la Asamblea sería suficiente y haría a Maduro impotente para el resto de su mandato. Si la oposición apuesta todo a ganar en 2015, se demostraría su compromiso inquebrantable con la democracia y demostraría al pueblo venezolano que está dispuesta a liderar un cambio democrático en el poder en Venezuela después de 16 años de gobierno socialista de Chávez-Maduro.

Para el gobierno, garantizar a la oposición un proceso electoral libre y justo es una concesión que no puede permitirse el lujo de negar. La difícil situación económica - con la caída de los precios del petróleo, una inflación galopante y un tipo de cambio fuera de control - amenaza la supervivencia de la administración Maduro. Aunque la oposición no tiene el poder para derrocar al gobierno, la crisis económica podría llegar a producir una revuelta dentro del gobierno que obligaría a Maduro a dejar el poder.

El presidente tiene que ganarse algún tiempo para ver si las reformas que ha anunciado pueden hacer que la economía marche. Si bien las posibilidades de eso son escasas, la alternativa es que la agitación económica podría desencadenar una crisis social y política que lo obligue a salir del poder.

Al garantizar a la oposición una igualdad de condiciones para las elecciones legislativas de 2015, Maduro podría terminar allanando el camino para su propia derrota electoral. Sin embargo, al no ofrecer a la oposición una salida democrática para derrotarlo, Maduro sólo empeorará la crisis actual y pondrá su propia supervivencia en riesgo.

Si el presidente Maduro y la oposición están de acuerdo en dejar que los venezolanos decidan el futuro del país, en las elecciones legislativas de 2015, Maduro ganará tiempo para probar más reformas, el gobierno y la oposición validarán sus credenciales democráticas y, sobre todo, se salvará la democracia venezolana.

Este artículo fue originalmente publicado en The Buenos Aires Herald el 16 de diciembre de 2014.
Traducción de Wanda A. Di Rosa y Hernán Alberro.