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11.02.15

¿Cuántos errores y horrores más aguanta el poder kirchnerista?

(TN) Sea por su descomposición interna o por el abuso de una estrategia a todas luces mal planteada, lo cierto es que el kirchnerismo se está internando en una sucesión de errores, descontrol de variables, y reacciones apresuradas y mal pensadas.
Por Marcos Novaro

(TN) El gobierno parece ya resignado a que el verano, en lo que a él respecta, se echó a perder. Y apuesta a que el clima cambie entre el otoño y el invierno, cuando finalmente contará en serio la opinión de la gente, porque se la llamará a las urnas entre cuatro y seis veces según los distritos y las circunstancias.

Para lograrlo no se sabe bien si está extremando la estrategia que venía implementando desde tiempo antes, dirigida a ganar tiempo escondiendo la mugre debajo de la alfombra, o ha entrado en una fase superior de descomposición, en que corre de un lado al otro detrás de los acontecimientos, sin poder controlar ni siquiera a sus propios funcionarios y tropa.

Y ¡Pum para arriba!, que la gente vote sin tener presente a Nisman, ni los papelones internacionales.

Veamos un caso de los últimos días: el haber cerrado del todo el grifo de las importaciones. Ello empuja a la industria local al borde de la inanición, por lo que es una medida por completo insostenible, como en el Ejecutivo deben saberlo muy bien. Pero podría ser que le sirva para disciplinar a los industriales, soliviantados por los acuerdos con China. Y tal vez permitirle al gobierno ahorrarse ahora algunos dólares, dándole un poco más de margen para ser generoso entre marzo y abril. Cuando, junto con las paritarias más alguna otra ayuda como el plan para canjear electrodomésticos y demás alicientes por el estilo a los que ya se ha echado mano en el pasado, intentaría solventaruna mínima recuperación que le permita decir que ha superado las dificultades sin ceder en nada. Y ¡Pum para arriba!, que la gente vote sin tener presente a Nisman, ni los papelones internacionales, ni la inflación y el estancamiento que venimos arrastrando desde hace ya años, ni nada por el estilo. Pensando sólo en lo mucho que aún podrían empeorar las cosas y todo lo que tiene para perder si no acompaña a los candidatos de Cristina.

Esto suponiendo que aún haya alguien pensando una estrategia y en condiciones mínimas de implementarla. Y no estemos ya en tal nivel de desmadre, que Vanoli no consulte con nadie lo que hace con las importaciones, el resto del equipo económico piense que todo va bien mientras no haya estallido, y Cristina, con tantas cartas y twits por escribir, ni esté en condiciones ni con tiempo de pensar en los asuntos menores de la administración.

Recordemos que el oficialismo enfrentó una crisis similar a la que en estos días está viviendo tras la infausta decisión de imponer la resolución 125.

En cualquier caso, sea por su descomposición interna o por el abuso de una estrategia a todas luces mal planteada, lo cierto es que el kirchnerismo se está internando en unasucesión de errores, descontrol de variables, y reacciones apresuradas y mal pensadaspara tratar de retrotraer las cosas, que va alimentando el círculo vicioso de la crisis política y económica, y no es fácil imaginar dónde nos puede conducir. Todos los pronósticos sobre el piso de votos oficialista, el mínimo de gobernabilidad de que él dispondría en la transición y los recursos existentes para evitar una crisis aguda en lo que le queda de mandato habría entonces que revisarlos.

Recordemos que el oficialismo enfrentó una crisis similar a la que en estos días está viviendo tras la infausta decisión de imponer la resolución 125 y tratar las reacciones que ella suscitó entre los productores agropecuarios como una “amenaza oligárquica y destituyente” a su proyecto nacional y popular.

También entonces entró en un frenesí de denuncias de conspiraciones, prebendas populistas de corto aliento y medidas punitivas para castigar y desanimar a sus adversarios. La caída entonces se acolchonó no por la eficacia de esas medidas. Sino por la combinación de los amplísimos márgenes fiscales y cambiarios de que aun disponía el Ejecutivo, la lejanía en el tiempo de las siguientes elecciones presidenciales y la muy marcada divergencia de intereses entre sus adversarios.

Hoy no cuenta con ninguno de esos beneficios indirectos, ni amortiguador alguno al impacto negativo de sus dislates. La Justicia soliviantada, la oposición partidaria alineada detrás de dos fuertes contendientes por la Presidencia, cuya titularidad será dirimida en cuestión de meses, y un ajustadísimo margen para evitar un descalabro económico mayúsculo, fruto del descontrol cambiario, presupuestario y comercial, más el impacto de todo ello en la inflación y el empleo, en un contexto externo bastante menos favorable que el de 2008-2010, llevan a pensar que el margen de error del que dispone es mucho menor. Y pese a eso sigue abusando de él como si fuera infinito.

Lo único que le sigue jugando a favor es el peronismo, y esperemos que aunque sea por malos motivos lo siga haciendo.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)