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05.01.16

Guerra de baja intensidad en la Nueva Mayoría

(El Líbero) El escenario más probable en la NM es una guerra de baja intensidad -similar a aquella que por años mantienen unos conyugues que no se llevan bien pero saben que no pueden divorciarse-. Los socios de centro e izquierda se harán daño cotidianamente, pero nunca al punto de forzar el quiebre de esta unión que les ha permitido gobernar el país en 22 de los últimos 26 años.
Por Patricio Navia

(El Líbero) Pese a que todos han dado por superado el incidente que llevó a la frustrada renuncia de Jorge Burgos como ministro del Interior del gobierno de Bachelet, es evidente que se ha iniciado una guerra de baja intensidad al interior de la coalición. Las fuerzas conservadoras han encontrado una bandera de combate en la demanda por mayor respeto para la DC, mientras que el ala más radical de la izquierda cree que este es el momento para forzar al PDC a pagar el costo de bloquear las reformas que impulsa el gobierno. Lamentablemente para las fuerzas conservadoras DC, en tanto el PDC no tenga un candidato presidencial propio, todos sus esfuerzos por diferenciarse del resto de la NM serán inútiles. Mientras la izquierda mira con buenos ojos un quiebre en la NM que produzca la salida del PDC, el PDC sabe que el camino propio traerá más costos que beneficios para el partido.

Al iniciarse 2016, los partidos de la NM comienzan a abandonar a la Presidenta y buscan acercarse a las distintas cartas presidenciables. Aunque la senadora Isabel Allende y el ex Presidente Ricardo Lagos digan que no son candidatos, se comportan y son tratados como si lo fueran. Sus liderazgos serán puestos a prueba en la contienda municipal de 2016. Si los candidatos a alcaldes de los partidos de la NM los buscan para apoyar a sus campañas locales, Allende y Lagos se consagrarán como presidenciables. Corriendo por fuera, Marco Enríquez-Ominami también usará la campaña municipal de 2016 como su oportunidad para tomarse a la NM. Si los alcaldes de izquierda lo llaman más a él que a Lagos o Allende, ME-O tendrá una chance razonable de convertirse en candidato de facto del mundo centro-izquierdista.

Pero el PDC no tiene un candidato presidencial. Aunque el senador Ignacio Walker no esconde sus ganas, sus camaradas están tan poco convencidos que intentar hacer flotar otros nombres. La más reciente ocurrencia es que Jorge Burgos pudiera ser presidenciable. Aunque no debiera sorprendernos que el partido que nominó en 2009 a Eduardo Frei busque potenciar en 2017 a otro candidato poco inclinado a las sonrisas y carente de carisma, la candidatura de Burgos no parece existir más allá de la cabeza de unos pocos DC. Burgos tiene menos simpatía, cercanía y chispa que el propio Frei.

Al no tener candidato, el PDC no puede entrar al juego de atraer apoyos de alcaldes y aspirantes a alcaldes de otros partidos. Mientras hay candidatos DC que se tomarán fotos con Lagos y Allende (e incluso ME-O), es improbable que haya candidatos de los otros partidos de la NM que se quieran tomar fotos con Walker o Burgos. Ni siquiera en la derecha, que por años ha llamado al PDC a cambiarse de coalición, hay interés en tomarse fotos con los potenciales presidenciables DC. Incluso los aspirantes de derecha con menos apoyo (como J.A. Kast o Espina) aparecen mejor prospectados que Walker o Burgos.

Después del encontrón presidencial con el PDC producto del affaire Burgos, las señales de descontento PDC se han multiplicado. Pero además de documentos firmados por reconocidos militantes (ninguno que haya ganado elecciones en años recientes) y jugadas políticas con sabor a venganza (como obstaculizar la llegada del PS Osvaldo Andrade a la presidencia de la Cámara en marzo de 2016), el PDC tendrá poca capacidad de infligir daño real al gobierno. A su vez, aparte de hacer nuevos desaires al PDC o importunarlo en la tramitación de proyectos de ley sobre temas sensibles (como el aborto o el matrimonio igualitario), un gobierno que rápidamente pierde poder no tendrá mucha fuerza para ganar esta guerra de baja intensidad.

Los partidos de izquierda de la NM, en cambio, si pueden infligir daño al PDC. Porque la NM irá en dos listas en la elección de concejales en 2016, el PDC necesita que el PS rechace la opción de crear un eje de izquierda (PPD, PS, PR y PC) y otro de centro (PDC) en la NM. Si el PDC materializa su amenaza de no votar por Andrade para presidente de la Cámara, el PS reaccionará optando por forjar un pacto con el resto de los partidos de izquierda para la elección de concejales en 2016. En ese gallito, el PDC perderá más que el resto de la NM. Después de todo, la izquierda mira con nostalgia la posibilidad de una coalición amplia del sector sin el freno del PDC, mientras el PDC mira con malos ojos la posibilidad de forjar una coalición con la derecha. Bien pudiera ser que electoralmente la salida del PDC de la coalición de izquierda convierta a la NM en una minoría permanente, pero mientras el PDC no esté dispuesto a sumar fuerzas con la derecha, la amenaza de ruptura en la NM suena a amenaza improbable.

El escenario más probable en la NM es una guerra de baja intensidad -similar a aquella que por años mantienen unos conyugues que no se llevan bien pero saben que no pueden divorciarse-. Los socios de centro e izquierda se harán daño cotidianamente, pero nunca al punto de forzar el quiebre de esta unión que les ha permitido gobernar el país en 22 de los últimos 26 años.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)