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24.02.16

Pro... blemas

(7 Miradas) Que el gobierno iba a enfrentar problemas importantes, difíciles de resolver en el corto plazo, era sabido. Que al ser una fuerza nueva iba a necesitar un tiempo de aprendizaje, también era claro. Que hay algunos errores de mala praxis política cotidiana y fallas en la comunicación, también es cierto. Cuando esto pasa, lo mejor es parar la pelota y reordenar el equipo.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) En política los problemas o las crisis no son tan importantes. Lo importante es cómo se sale de ellas, ya que son una gran oportunidad para mostrar que se tiene temple, o que la situación lo supera a un gobierno. Este empezó a ser el test de esta época.

Empecemos por el principio, diría la reina en “Alicia en el país de las maravillas”:

• El 58 % sabía que CFK dejaba al país en una situación muy o bastante complicada;

• El 64 % pensaba que MM iba a hacer un fuerte ajuste;

• Al 75 % el ajuste le preocupaba mucho o bastante.

Es decir: para la mayoría el ajuste estaba cantado, y no era una tormenta inesperada. Ergo, al no haber novedad, el impacto es distinto. Muchos dicen: “pero cuando llegue la boleta de luz la gente se va a poner mal”. Sin duda. Lo contrario sería raro.

Lo importante son dos cosas: 1) los beneficios a largo plazo, y 2) cómo la gente y los actores sociales perciben al liderazgo en el medio del tironeo.

1. Los beneficios a largo plazo. Cuando hay que tomar medidas desagradables y “atravesar el desierto”, no se puede esperar que el pueblo se alegre. Sin embargo, si el destino es “la tierra prometida”, y se tiene claro que se escapa de “la esclavitud de los egipcios”, todo toma otro color. Por eso la semana pasada analizamos las ventajas y desventajas de hablar de “la herencia recibida”.

2. El liderazgo. La actitud es fundamental (por eso en “El Arte de la Guerra” SunTzú le da un valor fundamental a la impostura). Ser humilde, llano, accesible, humano y reconocer errores siempre es positivo. No necesariamente es una señal de debilidad. Sobre todo en el post CFK, donde la mayoría de la sociedad quería un cambio de estilo. El punto es: reconocer errores y corregir está bien. Andar corrigiendo errores todo el tiempo suena a improvisación. Esto sí puede desgastar un liderazgo prematuramente. A veces es preferible equivocarse tercamente, que dar la sensación de que no se tiene nada claro. La autoridad es un viejo tema central en la ciencia política.

Dicho esto, ahora derribemos un mito: “Lo que no se hace en los primeros 100 días ya no se podrá hacer más”. Falso: depende de la dinámica de construcción del poder. Menem estuvo un año y medio hasta que le clavó el puñal a la inflación cuando ya estaba casi desahuciado. Los Kirchner dieron varias de sus grandes batallas entre el 5to y el 7mo. año en el poder. O sea: el partido recién empieza, paciencia.

Que el gobierno iba a enfrentar problemas importantes, difíciles de resolver en el corto plazo, era sabido (sobre todo, lo sabía la sociedad),

Que al ser una fuerza nueva iba a necesitar un tiempo de aprendizaje, también era claro.

Que hay algunos errores de mala praxis política cotidiana y fallas en la comunicación, también es cierto.

Cuando esto pasa, lo mejor es parar la pelota y reordenar el equipo. Hasta el más pintado alguna vez se quedó dormido en un corner en contra...

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)