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22.08.17

Trabajar juntos después del Tribunal Constitucional

(El Líbero) Cerrar el capítulo de la legalización del aborto en las tres causales nos ofrece una invaluable oportunidad para que nos aboquemos a trabajar juntos en aras de un objetivo que todos razonablemente podemos compartir. Tanto para los que creen que el aborto es moralmente inaceptable, como para los que defienden el derecho de una mujer a elegir, es razonable adoptar medidas que permitan evitar al máximo los embarazos no deseados.
Por Patricio Navia

(El Líbero) La decisión del Tribunal Constitucional de declarar constitucional la ley de aborto en las tres causales —peligro de vida de la madre, inviabilidad del feto y violación—, promulgada recientemente por el Congreso, cierra un polarizado, pero necesario debate que se dio en el país durante los últimos años. Ahora que el aborto ha vuelto a ser legal en Chile —y después que terminen las celebraciones de un lado y lamentos del otro—, debiéramos aprovechar la oportunidad de abandonar las trincheras ideológicas y encontrar oportunidades para cooperar de tal forma de alcanzar un objetivo común: evitar los embarazos no deseados,para que los abortos que ocurran sean legales, seguros y muy pocos.

Aunque en cualquier parte los debates sobre el aborto son polémicos e inducen al atrincheramiento ideológico, en el caso de Chile además se mezclaba con la división que todavía genera el legado de la dictadura. Como la ley que prohibía el aborto en todas sus formas fue promulgada en su último año, las posiciones sobre la conveniencia de que Chile modificara su dura —aunque no necesariamente siempre respetada— ley contra el aborto también retrotraía al país a las profundas divisiones asociadas con la memoria autoritaria. De ahí que el debate no sólo enfrentara posiciones liberales contra las conservadoras, sino que también despertaba las visiones encontradas sobre el legado autoritario.

Ahora que Chile se pone a tono con la legislación vigente en la gran mayoría de los países del mundo, debiéramos evitar que los grupos más extremos en ambos bandos conviertan esta nueva ley —razonable, moderada y pragmática— en una bandera de lucha para intentar iniciar algún tipo de guerra santa de restauración conservadora, por un lado, o un nuevo impulso que busque extender la legalización del aborto más allá de lo que mayoritariamente apoya la opinión pública nacional.

Es más, aunque los partidarios del aborto en sus tres causales sientan el impulso de celebrar y los que consideran que el país ha retrocedido al legalizarlo crean que hoy es un día nefasto, la decisión del Tribunal Constitucional, al cerrar el capítulo de la legalización en las tres causales, nos ofrece una invaluable oportunidad para que nos aboquemos a trabajar juntos en aras de un objetivo que todos razonablemente podemos compartir. En la medida que se pueda reducir al máximo el número de embarazos no deseados o inviables, se reducirá también la necesidad de que haya mujeres que tengan que tomar la difícil y traumática decisión de abortar. Tanto para los que creen que el aborto es moralmente inaceptable, como para los que defienden el derecho de una mujer a elegir, es razonable adoptar medidas que permitan evitar al máximo los embarazos no deseados.

Además de la educación sexual en los hogares y colegios de Chile, las campañas de salud pública organizadas por el Estado —y también por los privados, que reflejen la diversidad de posturas que existen en el país respecto a cómo lidiar con la sexualidad humana— y la disponibilidad de métodos de prevención del embarazo debiesen convertirse en áreas de colaboración para todos los chilenos, independientemente de sus posturas y visiones sobre el aborto.

Ya que estamos en temporada electoral, y los candidatos presidenciales y legislativos están haciendo sus mejores esfuerzos para atraer apoyos, ellos mismos debieran aprovechar este momento para mirar hacia adelante y realizar propuestas que permitan el diseño e implementación de políticas públicas que conviertan a Chile en un país líder en la educación sexual y la prevención de embarazos no deseados. Es verdad que nunca se podrán evitar todos los embarazos inviables o situaciones límites en las que corra riesgo la vida de la madre, pero dada la realidad actual, se puede avanzar muchísimo en mejorar la educación sexual, en combatir la violencia contra las mujeres y también la violencia intrafamiliar.

Si bien los días como ayer producen decisiones que no pueden dejar contentos a todos —y no faltan los grupos que reaccionan como fanaticadas deportivas, sin entender las sensibilidades de sus compatriotas que se sienten derrotados—, hay una imperiosa necesidad que comparten tanto aquellos que se oponen al aborto como los que defienden los derechos de las mujeres. No hay mejor forma de proteger la vida del feto/persona-que-está-por-nacer que proteger la vida, dignidad, derechos reproductivos y acceso a la salud de todas las mujeres en Chile. Porque los que están en uno y otro bando celebran con igual alegría los nacimientos de nuevos chilenos, debiésemos ser capaces de poner la ideología de lado y trabajar juntos para que seamos un país donde el aborto, siendo legal en sus tres causales, sea una práctica tan segura como poco usual, precisamente porque podemos ser capaces de reducir al máximo los embarazos no deseados.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)