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22.02.18

Lo de Moyano es una anécdota

(7 Miradas) La demostración de fuerza de Moyano y aliados no cambia el panorama, aunque si insumirá mucho espacio en los medios (que por lógica van más detrás del suceso, y no del proceso).
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Cómo que es una anécdota? Y el poder de movilización que va a mostrar? Y su capacidad de presión con los camiones andando a 10 k de velocidad? Y el problema de la basura? Y el abastecimiento de la economía?

Mi respuesta: nada de eso va a modificar la posición de poder relativa de los actores luego del acto de hoy miércoles 21, por mucha gente que vaya.

Repasemos. Acá hay 3 batallas claves de poder.

1)      Las explícitas que arguyen Moyano y sus socios

2)      Los problemas de Moyano con la justicia y sus negocios empresariales

3)      El poder sindical en general y las paritarias.

En ninguna de las 3 cosas los actores van a retroceder un milímetro. Ergo, son como esas partidas de ajedrez en donde los competidores pactan tablas porque no saben cómo salir de la encerrona.

A partir del día siguiente las batallas pasarán por otro lado: las maniobras políticas de ambos, la progresión de situaciones en la justicia, el proceso de aislamiento que está construyendo el gobierno alrededor del camionero. O sea: es un proceso largo.

El gobierno no puede ceder un milímetro embarcándose en una negociación, porque inmediatamente el resto de los actores sociales y económicos le tomará el tiempo y sabrá que la administración Macri “es apretable”. Tan viejo como el mundo.

Para el oficialismo además hay una batalla adicional, muy relevante, que poco le importa a los expositores del acto: la batalla en la opinión pública. Macri sabe que por muchas “metidas de pata” que cometa su gente –Triaca, Gilligan- la mayoría social sigue percibiendo a esto como “o le damos a una oportunidad a Cambiemos a ver qué onda, o vuelve Cristina y sus muchachos”. No importa si en los hechos es así. Pero sí lo es en términos de la grieta heredada. Lo cual es “la única verdad” para la Casa Rosada.

Además, de todo lo que trascendió del retiro espiritual en Chapadmalal, el presidente hizo un giro sustantivo: hay que salir a la cancha a transpirar la camiseta y poner pierna fuerte, si no, todos los costos los paga él. En términos futbolísticos se podría decir que sale un exquisito como Redondo y ponemos al viejo Mostaza Merlo en el medio campo para dar con el hacha. Eso se llama “hacer política”, un concepto con el cual el macrismo no se lleva del todo bien. Podría también leerse como: con las redes sociales y “el poder de la conversación” no alcanza (“mala nuestra”).

Volviendo al punto central: la demostración de fuerza de Moyano y aliados no cambia el panorama, aunque si insumirá mucho espacio en los medios (que por lógica van más detrás del suceso, y no del proceso).

Mientras tanto, como hemos dicho en esta columna ya varias veces- al tablero de control del gobierno (estará en una planilla Excel?) le siguen faltando algunas variables políticas. De vuelta salió jugando mal en otra crisis (me pregunto: ¿a esta altura un servicio de inteligencia público o privado no debería escanear a cada funcionario para que no salgan a la luz “sorpresas desagradables” como la de Gilligan?).

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)