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25.03.13

Dos, tres, ¿cuántas serán las listas peronistas en provincia?

(TN) Desde 2003 a esta parte no ha habido dos elecciones que se hicieran con las mismas reglas. Regularmente, antes de cada turno electoral se anunció siempre una pretenciosa reforma política, y se acomodaron las cosas para que las listas oficiales corran con ventaja; ¿por qué el kirchnerismo va a cambiar, y dejar de cambiar, si se juega en esto su futuro?
Por Marcos Novaro

(TN) En esta pregunta se centra buena parte de la discusión que en estos días atraviesa a la mayor fuerza política del país. De cómo se responda depende el grado de dispersión esperable en el enorme caudal de votos peronistas bonaerenses, en consecuencia, la actitud que habrá de adoptar los dirigentes de ese partido en el resto del país frente a la Presidenta y el Gobernador, y finalmente, en gran medida, cuál será y cómo habrá de leerse el resultado de las elecciones legislativas de octubre próximo.

Hasta aquí, parece que a Daniel Scioli le va a alcanzar con solo dos listas. A los que se le acercan proponiéndole hacer una lista sciolista pura, el Gobernador les recomienda ir a arreglar con De Narváez, o esperar a que el kirchnerismo ceda en su afán de destruirlo y se pueda volver a conversar una salida salomónica. Que para él sería que lo dejen armar la lista provincial y entregar a cambio la de diputados nacionales a los seguidores de la Presidenta.

Pero eso no se acomoda bien a los intereses de otros sectores peronistas del distrito. Ni del país. Empezando por el que se va reuniendo en torno a Sergio Massa. Si el Gobernador y sus seguidores promueven repartir más o menos abierta y equilibradamente el voto peronista entre la lista oficial y la de De Narváez, se entiende quién va a ser el pato de la boda: en el muy probable caso de que el denarvaísmo supere los 30 puntos en octubre, al intendente de Tigre le resultaría después muy difícil convencer al peronismo de reunirse detrás de su candidatura a gobernador. Más todavía considerando la indisposición que ya existe en los jefes comunales bonaerenses a sacrificar su autonomía en manos de un jefe distrital poderoso. Algo que nunca temieron con Scioli, y que con el colorado no tendría muchos visos de suceder. Pero sí hay buenos motivos para esperar que suceda en caso de que sea el tigrense quien desembarque en la gobernación. De allí, en suma, que para éste no resulten suficientes sólo dos listas: lo mejor sería que haya tres, y además que la suya gane sin tener que ser él mismo candidato. Lo que probablemente sea ya pedir demasiado.

Tampoco el juego de Scioli conforma a todo otro conjunto de dirigentes peronistas, hasta aquí más o menos dispersos, pero que tienen dos cosas en común: cuentan con cierta trayectoria e imagen pública, algo que en la actual situación de incertidumbre y debilitamiento del kirchnerismo ya de por sí los vuelve “candidatos expectables”; y carecen de inserción institucional en la provincia, por lo que tienen pocas bocas que alimentar. Se trata de una peculiar combinación, que los predispone a correr riesgos aquí y ahora, en las legislativas de este año, y no dejar pasar el tiempo, porque tienen, o creen tener, todo para ganar y muy poco para perder. Lo que los coloca, cosa paradójica, en las antípodas de Scioli, con quien, sin embargo, se desvelan por hacer causa común.

En esta lista de expectables se han anotado ya Felipe Solá, Alberto Fernández, y el Momo Venegas; desde otros distritos se suman José Manuel De la Sota y Roberto Lavagna, y seguramente se incorporarán próximamente unos cuantos más. ¿Podría alguno de ellos ser el candidato que anda necesitando Massa? ¿Y si le va mal? ¿Y si le fuera demasiado bien? Solá parece lanzado a intentar suerte, y el gobierno nacional a cerrarle el camino: si no logra desalentarlo por otros medios, lo más probable es que busque modificar una vez más las reglas de juego. Finalmente, desde 2003 a esta parte no ha habido dos elecciones que se hicieran con las mismas reglas. Regularmente, antes de cada turno electoral se anunció siempre una pretenciosa reforma política, y se acomodaron las cosas para que las listas oficiales corran con ventaja; ¿por qué el kirchnerismo va a cambiar, y dejar de cambiar, si se juega en esto su futuro?

Fuente: (TN, Buenos Aires, Argentina)