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04.07.13

Ope Pasquet o el valor de los disidentes

(El Observador) Está demostrado que la pluralidad fortalece electoralmente a los partidos políticos. Mucha gente, dentro y fuera del Partido Colorado, se pregunta por qué este partido, a pesar de diversos aciertos políticos, no logra incrementar su apoyo en la opinión pública. Me parece que una de las hipótesis más serias es, precisamente, que carece de suficiente diversidad.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) El jueves  fue una fecha trascendente para el Partido Colorado. El senador Ope Pasquet, el legislador designado para hacer uso de la palabra en nombre de esta colectividad en la reunión extraordinaria de la Asamblea General convocada para conmemorar los 40 años del golpe de Estado, reconoció la responsabilidad del PC en el quiebre institucional. Fundamentó esta importante aseveración en dos hechos fundamentales y, para mi gusto, absolutamente indiscutibles.

El primero de ellos es que el decreto de disolución del Parlamento lleva la firma de un presidente electo por el lema Partido Colorado.

El segundo es que el expresidente Jorge Pacheco Areco, principal líder del PC de la época, apoyó (telegrama mediante) la disolución del Parlamento.

Estos hechos no admiten dos interpretaciones. Son tan verdaderos como otros. Por ejemplo, como que Amílcar Vasconcellos, otro líder colorado, derrochó lucidez cuando escribió “Febrero amargo” denunciando el ascenso del poder militar, o como que Jorge Sapelli, colorado también él, renunció a su cargo de vicepresidente para no ser cómplice de la violación de la Constitución.

Por eso mismo, tiene toda la razón el senador Ope Pasquet.

El PC debía algún día asumir públicamente su cuota parte de responsabilidad en la tragedia de la dictadura.

Rompe los ojos, además, que esa responsabilidad no es menor. Ni Bordaberry, el presidente golpista, ni Pacheco Areco, su mentor y principal sostén político, eran meros actores de reparto.

Ambos expresaban la principal corriente de opinión del electorado colorado de la época.

Como a otros dirigentes que, en algún momento de la vida, optan por nadar contra la corriente de las pasiones y convicciones de sus correligionarios, al senador de la autocrítica más resonante de los últimos tiempos no le ha ido muy bien estos días.

Algunos de los referentes históricos más importantes del coloradismo, como Jorge Batlle, Julio María Sanguinetti y Luis Hierro López, criticaron con severidad su intervención del jueves pasado.

El líder de Vamos Uruguay, Pedro Bordaberry, también dejó constancia de su fuerte malestar con las palabras de Ope Pasquet.

Lo hizo, en una carta pública y, para mi gusto, sin apartarse un milímetro de los buenos modales que corresponden.

No agravió a su compañero de bancada.

Por el contrario, cuestionó a los que, como el ex presidente Batlle, resbalaron hacia los adjetivos.

“Tampoco estoy de acuerdo –escribió el líder del PC– con las descalificaciones y los insultos con aquel que discrepa. Por más distinguido y por más credenciales que tenga quien las profiere”.

Tampoco le negó a Pasquet su derecho a expresar su pensamiento ni ironizó sobre sus argumentos. Afirmó, simplemente, que no los compartía.

De todos modos, agregó una afirmación de importantes consecuencias políticas.

Anunció que solamente quería compartir el trabajo político en Vamos Uruguay con aquellos que, como él, estuvieran dispuestos a dar vuelta de una buena vez la página del pasado, para pensar en los desafíos del futuro: “Amigos de Vamos Uruguay –escribió–, si el camino que van a seguir es ese de discutir el pasado, la pelea o el insulto, están yendo contra el pacto original de creación de nuestro grupo y la nueva forma de hacer política”.

Luego de leer esa carta una vez más me pregunto o, mejor dicho, me vuelvo a preguntar, dónde estará el futuro político de los dirigentes, como Ope Pasquet que tienen discrepancias importantes sobre temas no triviales con el líder de Vamos Uruguay.

No es una pregunta retórica. No lo sé, realmente, no lo sé. ¿Podrán seguir conviviendo dentro de una misma fracción? ¿Hasta cuándo? La misma pregunta me he venido haciendo con respecto al diputado Fernando Amado, que también tiene diferencias significativas tanto en temas ideológicos como estratégicos con Pedro Bordaberry. ¿Podrán seguir juntos? ¿Hasta cuándo? No lo sé.

En todo caso, está demostrado que la pluralidad fortalece electoralmente a los partidos políticos.

Mucha gente, dentro y fuera del PC, se pregunta por qué este partido, a pesar de diversos aciertos políticos largamente referidos en estas páginas en otros momentos, no logra incrementar su apoyo en la opinión pública.

Me parece que una de las hipótesis más serias es, precisamente, que carece de suficiente diversidad.

Vamos Uruguay predomina demasiado abrumadoramente a pesar de los esfuerzos por conformar un contrapeso que han realizado otros sectores.

Dentro de Vamos Uruguay, tampoco aparecen perfiles políticos demasiado distintos, pese a esfuerzos orientados en esta dirección realizados o facilitados por el propio Bordaberry (como la rotación sistemática de la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del partido).

Las actitudes políticas de dirigentes de Vamos Uruguay como Ope Pasquet, en torno a la responsabilidad del PC en el golpe de Estado, y de Fernando Amado, en torno a la alianza entre colorados y blancos en Montevideo, aunque generen tensiones y torbellinos en el corto plazo, a la larga, son funcionales al despegue electoral de los partidos.

A la mayoría de los dirigentes no les gustan los disidentes. Pierden de vista que son necesarios para que los partidos prosperen.

Adolfo Garcé es Doctor en Ciencia Política, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar. Es miembro del Consejo Académico de CADAL.

Fuente: (El Observador)