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13.08.15

Todos a octubre

(7 Miradas) La sociedad pareció inclinarse en las últimas semanas un poquito más al cambio que a la continuidad, pero de manera muy moderada. Los porcentajes lo atestiguan: todos los opositores sumados sacan más que el candidato oficialista, pero Scioli se siente con derecho a pensar que es el que posee más posibilidades de ser el próximo presidente.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) El gran mensaje de las urnas fue: el partido se define por lo menos en octubre; todos tienen motivos de satisfacción y de preocupación, pero nadie se va a su casa humillado. Los que ganaron porque ganaron sus primarias, y los que perdieron porque pasan a ser estratégicos.

En la línea de lo que observamos en la columna de la semana pasada (“Allegro ma non tropo”), la sociedad efectivamente despolarizó la elección, haciendo retroceder algo a los 2 primeros, consolidando el piso de Massa e incrementando el caudal de De la Sota, Sanz, Carrió y la izquierda.

Esta despolarización fue de alguna manera una llamada de atención a campañas que no entusiasmaron. Sobre todo las de Scioli y Macri que hasta aquí fueron las que menos compromiso tomaron con propuestas concretas. Dijimos hace 7 días “curioso: la sociedad sigue testeando a los candidatos como si no terminara de estar segura sobre lo que quiere hacer”. Resultados a la vista.

La sociedad pareció inclinarse en las últimas semanas un poquito más al cambio que a la continuidad, pero de manera muy moderada. Los porcentajes lo atestiguan: todos los opositores sumados sacan más que el candidato oficialista, pero Scioli se siente con derecho a pensar que es el que posee más posibilidades de ser el próximo presidente.

En la columna “cuánto puede sacar Scioli en las PASO” arriesgamos la hipótesis de que podía llegar al 40 %. En el recuento provisorio cosechó 38,4. Detengámonos en la especulación hecha oportunamente:

1.  le atribuimos al norte un promedio del 50 %, cosa que sucedió, con picos (Tucumán, Misiones) y valles (La Rioja, Jujuy, Salta);

2.  le atribuimos a la Patagonia + La Pampa un promedio del 42 %, lo que también se verificó: lo superó salvo en Neuquén y La Pampa;

3.  en San Luis, Corrientes y Santiago del Estero superó lo previsto, mientras que en Entre Ríos estuvo algo por debajo;

4.  no hizo mala elección en los 4 grandes (sin PBA): ganó Santa Fe, en CABA registró lo mismo que Recalde hace poco, en Córdoba perdió 2 puntos respecto a Accastello, y en Mendoza se retrajo al igual que Cambiemos;

5.  el gran problema lo tuvo en Provincia de Buenos Aires, donde perdió en casi todas las secciones del interior, y los 40 puntos logrados tuvieron sabor a poco. Ahí está la clave de los próximos 70 días.

Cambiemos tuvo luces y sombras. Debía ganar en los 4 grandes fuera de PBA, y solo lo hizo en 2 (con Mendoza en retroceso). Se suponía que Macri debía arrasar en Córdoba y ganar en Santa Fe, la pampa rica. Las 2 le volvieron a ser esquivas como en los comicios para gobernador.

Como frente electoral hizo la elección esperada, pero los socios menores aportaron más de lo previsto (está claro que la estructura radical lo iba a subir algo a Sanz en la recta final), relegando un poco el rol de Macri: pudo llegar a 28, y se quedó en 24.

UNA podría haberse diluido por el camino, pero resistió muy bien la polarización: en 5 provincias fue la segunda fuerza incluso. El aporte de De la Sota fue fundamental: es del centro agrícola ganadero, tiene experiencia, tiene algo que mostrar, se enfrentó a los K y sobrevivió, y se enfocó en propuestas. Massa debería pasar a llamarse Bruce Willis, por “duro de matar”. Casi no se presenta, casi se le van todos los aliados, casi se queda sin dinero, pero le arrancó un 14 % a un electorado apático (no debe olvidarse que su caudal electoral crece mucho entre los que tienen poco o ningún interés por la política y las campañas).

Esta elección deja muchas lecciones. Vamos a subrayar por ahora 3:

1.  La presencia territorial es importante: al final “los peronismos” ganan 22 de 24 distritos.

2.  Ser oficialismo es importante: solo en 4 provincias (Corrientes, Santa Fe, Tierra del Fuego y Mendoza) perdió el partido que gobierna el distrito (¿la sociedad realmente quiere cambio?).

3.  No decir nada tiene costos: Scioli encorsetado por el relato oficialista y Macri con una decisión estratégica obsesiva de no definirse, se deslucieron en el último mes de campaña.

El resultado de octubre depende ahora fuertemente de las campañas y de la lectura que el electorado haga de los resultados de las PASO. Va a haber mucha tela para cortar (sobre todo mucha que no se notará). La sociedad quiere una mejor oferta antes de dar un veredicto final.

Tal cual lo describimos en la columna “Trampa 22″ el cambio se agotó como eje. Los que no se sienten interpelados por ese factor son los que van a definir esta elección crucial.

Es un buen momento para refrescar la famosa arenga que le hace Nanni Moretti en su docufilm “Aprile” a Massimo D´Alema mientras debate con Berlusconi: “D´Alema dí algo”.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)