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15.12.15

¿El ajuste será culpa de Macri o de Cristina? ¿Qué dicen las encuestas?

(TN) En un trabajo en cooperación que acabamos de concluir entre la empresa Opinaia y el Centro de Investigaciones Políticas indagamos sobre las percepciones y expectativas respecto ala evolución de la economía, y sobre la responsabilidad que la opinión pública atribuye al anterior y al nuevo presidente en las actuales y esperables dificultades.
Por Marcos Novaro

(TN) El nuevo gobierno avanza por un estrecho desfiladero, sin margen para el error: por un lado, debe alentar el optimismo de inversores y consumidores para que sus expectativas se alineen con una más o menos rápida salida del estancamiento económico; por otro, debe apurar medidas de ajuste, algunas bastante impopulares como la devaluación y el recorte de subsidios, y atribuirlas a errores y dilaciones del gobierno de Cristina, que de prolongarse implicarían costos mayores.

Si logra componer ambos términos de la ecuación su instalación en el Ejecutivo nacional, que hasta aquí marcha bastante bien, podrá efectivamente coronarse con el éxito: habrá operado en cuestión de meses un ajuste reactivador y sin mayores costos, que dejará rápidamente en el pasado el malhumor por los costos sectoriales iniciales, que no se hayan podido evitar.

Habrá evitado así enemistarse con los sectores bajos de la sociedad que no lo votaron, por ahora desconfían y podrían nutrir las huestes de quienes ya están llamando a la “resistencia” contra su gobierno, desmintiendo así a quienes lo identifican como “la derecha neoliberal e insensible”; y descargado buena parte de la responsabilidad por los problemas inmediatos y los que seguirán afectando a la economía y la sociedad en las malas decisiones económicas que dejó Cristina.

Con esto obtendrá el beneficio extra de seguir fortaleciendo a los sectores del peronismo, tanto pejotistas como renovadores, que apuestan a cooperar con él en el Parlamento, y alentando sobre todo a más actores políticos y sectoriales a volverse socios de su éxito en vez de beneficiarios de sus dificultades o eventual fracaso.

A resultas de todo ello, la nueva administración podría apuntar a ampliar su hasta aquí estrecha coalición de apoyo, repitiendo en las elecciones legislativas de medio término su triunfo de este año. Y concluir así la transición a una nueva fórmula de gobierno. Algo más de lo que consiguió sólo a medias Alfonsín en 1985, más cercano a lo que lograron Menem en 1991 y Kirchner en 2005, y que lo aleje de los fracasos de De la Rúa en 2001 y de la propia Cristina en 2009 y 2013.

Hasta aquí, como dijimos, Macri viene dando los pasos necesarios para encarar con éxito este proceso. Pero aún falta conocer lo esencial en al menos dos terrenos. Por un lado, el impacto que logren sus medidas económicas iniciales. Por otro, en qué medida la sociedad va a acompañar su interpretación de la situación y del proceso en curso. Sobre lo primero hay que esperar al menos un par de semanas. En cuanto a lo segundo, algunos datos ya tenemos sobre las percepciones y expectativas dominantes en la opinión pública como para inferir tendencias.

En un trabajo en cooperación que acabamos de concluir entre la empresa Opinaia y el Centro de Investigaciones Políticas indagamos sobre las percepciones y expectativas respecto ala evolución de la economía, y sobre la responsabilidad que la opinión pública atribuye al anterior y al nuevo presidente en las actuales y esperables dificultades. Los resultados son muy sugerentes.

Ante todo registramos una contundente mayoría de “optimistas”, aunque se trata de un optimismo bastante selectivo: es más fuerte en relación a temas como “relación con el mundo” (61%), “lucha contra la corrupción” (54%), “mejora de la seguridad” (53%) y la educación (52%), que en algunas cuestiones económicas como nivel de consumo (35%) e inflación (42%).

Aunque es también interesante en este último terreno que sí haya amplias expectativas positivas respecto al crecimiento económico (51,4%). Lo que indica una percepción ajustada tanto de los problemas que se enfrentan, como de las prioridades “productivistas” de la nueva gestión.

Más sugerente aun es el hecho de que el grueso de los entrevistados, incluidos buena parte de los votantes de Scioli, anticipa que el gobierno de Macri será “más eficiente para resolver problemas” que su predecesor (sólo el 38% de quienes el 22/11 votaron al FPV lo niega).

Cuando se le pregunta a los encuestados con qué palabra definen su actitud hacia la nueva etapa esperanza le gana a preocupación, 39,8 contra 28,3%, y sobre todo le saca muchos cuerpos a miedo (7,4%).

En cuanto a las perspectivas de devaluación, como es esperable son muy extendidas tanto entre los votantes de Scioli (95,9%) como entre los de Macri (aunque no en forma tan amplia: 62,1%).

El valor promedio en que se ubica el dólar luego de esta medida no difiere demasiado entre esos grupos de votantes: los del FPV del 22/11 estiman un dólar a 17,7 pesos, y los de Cambiemos uno de 15,1.

Sí difieren en cambio cuando se les pregunta sobre el valor “justo” que el dólar “debería tener”: los votantes de Scioli se muestran muy inclinados a avalar el dólar oficial (9,5), mientras que los de Macriestiman “justo” uno mayor, aunque menor al que esperan resulte de las medidas del gobierno que han votado: alrededor de 12 pesos.

Más interesante aun es el hecho de que el 52,4% del total de los entrevistados cree que de producirse una devaluación el responsable será el gobierno de CFK, sólo el 23,4% le atribuye esa responsabilidad a Macri, y el resto reparte culpas entre ambos.

Y también es llamativo que la atribución de responsabilidades a Cristina por este tema sean aún más fuerte entre los votantes del interior (58,4%), los hombres (59,6%) los mayores de 55 años (58,6) y la clase media (54,1%).

Esto parece estar en línea también con una fuerte expectativa respecto a una oposición obstruccionista: entre los que están del todo de acuerdo y en parte de acuerdo con que el kirchnerismo se opondrá a todo para entorpecer a Macri suman un 64,5%.

El 69,4% expresa algún grado de acuerdo con la apreciación de que Cristina entorpeció la transición. E incluso son minoría entre los votantes del propio Scioli del 25/10 los que rechazan estos juicios: sólo el 39,3% de esos votantes niega terminantemente que Cristina haya entorpecido la transición.

Y el 55,5% cree que ella perderá de todos modos protagonismo frente a otras figuras del peronismo.

En resumen: al menos hasta aquí Macri viene ganando la batalla por conquistar a la opinión pública, incluso más allá de los límites de su base de apoyo electoral.

Y cuenta con la invaluable ventaja de que su interpretación del proceso político, de las responsabilidades que le cabe a su predecesora y de la confianza que merece su equipo, encuentran sintonía en amplias capas de la sociedad. La cuestión decisiva es si logra o no sacar provecho de este cuadro de situación, y consolidarlo en el tiempo.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)