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19.01.18

El control del Congreso

(El Líbero) Aun desde una posición minoritaria, el gobierno de Piñera tendrá margen para armar mayorías temporales a favor de determinadas iniciativas legislativas. Si bien nunca es bueno ser minoría en el Congreso, es mejor serlo cuando la mayoría está dividida, fragmentada y se comportará indisciplinadamente, que cuando la oposición está unida y cohesionada detrás de una misma postura.
Por Patricio Navia

(El Líbero) Ya que Chile Vamos nuevamente será minoría en el Congreso, el gobierno del Presidente Sebastián Piñera deberá demostrar una especial habilidad de negociación política para avanzar su agenda legislativa. Si bien hay una chance que Chile Vamos logre negociar con legisladores díscolos de la centroizquierda para controlar la mesa del Senado o de la Cámara de Diputados, el próximo Congreso tendrá más legisladores que se definen de oposición al gobierno de Piñera que los que se identifican con el nuevo oficialismo. Afortunadamente, porque la oposición está fragmentada y reina una enorme diversidad de visiones y posturas respecto a las prioridades del nuevo gobierno, éste podrá negociar proyectos específicos con distintos senadores y diputados de oposición y así sortear su apoyo minoritario en el Congreso.

Como Piñera ganó con amplio margen la segunda vuelta presidencial, muchos olvidan los malos resultados para la derecha el 19 de noviembre. Ese día sufrió un golpe importante tanto en la primera vuelta presidencial como en la contienda legislativa, aunque Chile Vamos obtuvo la primera mayoría en ambas cámaras, logrando transformar su 38,7% de votos en la elección de diputados en un 47,1% de los escaños. Gracias a que la Nueva Mayoría se presentó en dos listas y hubo varias otras listas de izquierda, Chile Vamos logró beneficiarse del premio a la primera mayoría que da el sistema de representación proporcional con cifra repartidora d’Hondt (sistema diseñado por la Nueva Mayoría para auto-favorecerse, antes de que la coalición se dividiera), obteniendo 72 escaños. Pero aún así, los otros 83 escaños fueron a partidos de centro e izquierda.

De ahí que la única chance que tiene Chile Vamos de controlar la mesa de la Cámara y las presidencias y mayorías en las comisiones depende de que la centroizquierda se divida. Es verdad que la fragmentación de la izquierda y las peleas por quién carga con la responsabilidad de la derrota del 17 de diciembre hacen posible una división que permita a Chile Vamos obtener el control de esa cámara. Pero igual como cuando la clasificación al Mundial de fútbol depende de que alguno de los rivales tropiece y no de lo que haga la selección nacional, Chile Vamos apuesta a que la izquierda se vuelva a fracturar para poder aspirar a controlar la Cámara baja.

En el Senado, Chile Vamos obtuvo 12 de los 23 escaños en competencia. Pero como en las elecciones de 2013 la derecha sólo alcanzó siete de los 20 escaños que se escogían, la centroizquierda tendrá mayoría en esa cámara. Algunos en Chile Vamos apuestan a que habrá senadores PDC que estarán dispuestos a cruzar la frontera que ha separado a la política chilena desde el fin de la dictadura y que se unirán a la derecha para construir una mayoría que les dé el control de la mesa de esa corporación, así como las presidencias y mayorías en comisiones. Pero los cinco senadores PDC que habrá en el Senado (excluyendo a Pedro Araya, ex pro-DC que ahora se ha sumado a la bancada PPD) están más bien cargados a la izquierda. En noviembre, los tres senadores electos PDC  —Yasna Provoste, Ximena Rincón y Francisco Huenchumilla— se identifican claramente con el ala izquierda del partido. Los dos DC electos en 2013 —Jorge Pizarro y Carolina Goic— tampoco parecen muy inclinados a negociar con Chile Vamos.

Ya que se necesitan 22 escaños para tener mayoría en el Senado, Chile Vamos deberá sumar tres senadores a los 19 que tendrá en marzo. El independiente Carlos Bianchi, que a menudo vota con la derecha, siempre es un candidato atractivo. Pero esta vez el hijo de Bianchi, Karim Bianchi, fue electo diputado en la lista del Partido Radical, por lo que el senador Bianchi también aparece como menos cercano a Chile Vamos que en el período anterior. Chile Vamos podría buscar atraer al senador por Tarapacá Jorge Soria, electo por el PPD.  A sus 77 años, Soria ha militado en seis partidos distintos en los últimos 30 años, por lo que no parece imposible que ocasionalmente vote con el gobierno de Piñera. En algunos temas, Piñera podrá sumar a los senadores PPD Felipe Harboe, PS José Miguel Insulza o PDC Pizarro y Goic. Pero parece improbable que alguno de ellos abandone las filas de la izquierda para darle su voto a la derecha cuando toque elegir a los presidentes del Senado y de sus comisiones permanentes.

Así las cosas, el escenario más probable es que la centroizquierda controle las mesas directivas del Senado y la Cámara de Diputados, y las presidencias de sus comisiones permanentes, aunque Chile Vamos todavía tiene opciones de alcanzar mayoría en la Cámara. Pero aun desde una posición minoritaria, el gobierno de Piñera tendrá margen para armar mayorías temporales a favor de determinadas iniciativas legislativas. Si bien nunca es bueno ser minoría en el Congreso, es mejor serlo cuando la mayoría está dividida, fragmentada y se comportará indisciplinadamente, que cuando la oposición está unida y cohesionada detrás de una misma postura.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)