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20.06.18

Esperando a Ernesto Talvi

(El Observador) Hace tiempo que pienso que solamente cooperando más y mejor entre ellos los partidos de oposición podrán restar apoyos decisivos al partido de gobierno. Si el ingreso de Talvi a la competencia terminara estimulando todavía más la competencia dentro del bloque opositor habrá sido más un problema que una solución para los rivales del FA.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) Todo indica que muy pronto, el prestigioso economista Ernesto Talvi comenzará una nueva etapa de su actuación pública. Se ha venido anunciando, y se da como un hecho, que dejará la dirección de CERES, uno de los pocos think tanks al estilo norteamericano de Uruguay, para convertirse en precandidato a la presidencia por el Partido Colorado. La inminencia del desembarco invita a la reflexión sobre uno de mis tópicos favoritos, el de las peculiaridades domésticas del globalmente complejo vínculo entre intelectuales y expertos, por un lado, y partidos políticos, por el otro. Y también, desde luego, obliga a intentar calcular su impacto potencial en la competencia política entre partidos y bloques en la elección nacional de 2019.

La "conversión" de Talvi es, por cierto, una demostración más del poder político de nuestros partidos. No están en su mejor momento, lo sabemos. Han perdido prestigio, en el marco de una crisis de representación que, no lo olvidemos, va mucho más allá de Uruguay. Pero los partidos uruguayos siguen teniendo, por suerte, una "fuerza gravitacional" llamativa. Hace treinta años, el FA logró capturar al entonces decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Danilo Astori. Lo convirtió en candidato a la vicepresidencia y en senador. Hace diez años, acaso en el momento culminante de su influencia, José Mujica logró otro "pase" muy resonante desde el mundo académico al de la competencia política: incorporó a mi colega Constanza Moreira. En el caso de Talvi el actor clave, por lo que se sabe, fue el ex presidente Jorge Batlle. Astori y Constanza, de modos muy distintos, han vivificado al FA. ¿Por qué no esperar lo mismo de Talvi en relación al Partido Colorado?

Desde luego, la tarea que tiene por delante no es sencilla al menos por dos razones. En primer lugar, porque la política uruguaya sigue alojando mejor al "caudillo" que al "doctor", para usar la vieja distinción tan transitada por Juan Pivel Devoto. No es que no haya espacio para los perfiles políticos académicos. El problema, en todo caso, es que hay poco espacio. Los "doctores" han hecho aportes de valor a la política uruguaya. Pero siempre han sido menos influyentes que los grandes líderes populares. Y, cuando ingresaron a los partidos, terminaron subordinados a ellos. Astori y Constanza han jugado un papel importante. Pero, al menos por ahora, ninguno de los dos ha logrado liderar el FA. Ambos, prestigiosos universitarios devenidos en políticos profesionales, han sido funcionales a los "caudillos" frenteamplistas, a José Mujica (el caudillo rural) y a Tabaré Vázquez (el caudillo urbano). ¿Cuánto puede aportar realmente Talvi, un economista en estado puro, un "doctor" de manual, en esta política uruguaya tan persistentemente caudillesca?

Talvi no la tendrá fácil, en segundo lugar, porque el problema del PC es serio, grave, muy profundo. Es estructural y no personal, es histórico y no coyuntural. El problema del PC no es que haya tenido malos candidatos. Bordaberry ha sido un gran senador (lo reconoce todo el espectro político). Y, en dos elecciones nacionales, 2009 y 2014, fue un sólido candidato presidencial. Pese a sus méritos, y al antecedente de su excelente desempeño como candidato a la IMM en 2005, nunca logró que el PC realmente desafiara al PN en el plano nacional. El problema del PC viene de lejos y se llama FA. La coalición de izquierda ocupa el mismo lugar en términos funcionales que el PC: es la versión "criolla" de un proyecto político que en el mundo lleva el nombre de socialdemocracia. Aunque proviene de otra familia en términos ideológicos y doctrinarios, se fue quedando con las principales banderas políticas que caracterizaron a los colorados durante buena parte del siglo XX: igualdad, "dirigismo", proteccionismo.

Pese a estas limitaciones la irrupción de Talvi está llamada a tener consecuencias de interés. En orden decreciente los potenciales damnificados desde mi punto de vista son los siguientes. En primer lugar, Lacalle Pou: el discurso liberal con tonalidades progresistas que podemos esperar de Talvi compite muy bien con el que le hemos conocido al líder nacionalista. En esta competencia juega a favor de Lacalle Pou su ya demostrada empatía con el electorado. A cambio, Talvi tiene la ventaja de su formación académica y experiencia profesional. Este aspecto nos conduce directamente al segundo candidato potencialmente amenazado: Pablo Mieres. El discurso informado, técnicamente sólido, de Talvi, compite en el mismo nicho de electores que viene habitando el Partido Independiente. En tercer lugar, por lo que tiene de outsider, Ernesto Talvi está llamado a chocar con Novick, el más "foráneo" de todos (un outsider "doctoral" versus otro de perfil "caudillista").

Cabe preguntarse, finalmente, si la largamente anunciada incursión política de este nuevo y calificado protagonista terminará, o no, haciendo mella en el apoyo popular al FA. No me atrevo ni a negarlo ni a asegurarlo. Creo que el FA está llamado a perder apoyo en términos porcentuales en la elección del año que viene. No es imposible que algunos de esos votos circulen hacia el PC. De todos modos, hace tiempo que pienso que solamente cooperando más y mejor entre ellos los partidos de oposición podrán restar apoyos decisivos al partido de gobierno. Si el ingreso de Talvi a la competencia terminara estimulando todavía más la competencia dentro del bloque opositor habrá sido más un problema que una solución para los rivales del FA.

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)