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17.04.19

La casa no esta en orden

(7 Miradas) En estas condiciones hasta el más optimista empieza a dudar de la posibilidad de un triunfo. Algunos arriesgados especulan con que Cambiemos ni siquiera entraría en un balotaje. Veamos algunos datos para ser rigurosos y no dejarse llevar por datos de alto impacto mediático, pero relativa relevancia objetiva.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) No van a ser unas Pascuas muy felices. El gobierno está en su peor momento de cara a la sociedad luego de 40 meses de mandato. En los últimos 45 días se profundizó una fisura con su sector social de referencia: la clase media. Está angustiada, asfixiada y con grandes incertidumbres. El miedo a un mayor ajuste económico le estaría ganando a cualquier otro temor político. Este es el dato nuevo que pone todo en jaque.

El oficialismo todo el tiempo está preso de encrucijadas. Por ejemplo, hoy mismo 17 de abril, anunciará un paquete de medidas para reaccionar a la inflación y recesión galopantes. Pero claro: quién anuncia? Cómo anuncia? Porque el presidente está desgastado y su palabra pesa menos. Entonces mejor que no anuncie? Pero como se deben levantar expectativas, ¿entonces quién? Mejor que lo hagan los ministros para proteger a Macri y además para no agrandar las expectativas. Pero ¿y cómo se van a mejorar las expectativas si le bajan el perfil a los anuncios? Parece una cinta de Moebius.

El punto es que en estas condiciones hasta el más optimista empieza a dudar de la posibilidad de un triunfo. Algunos arriesgados especulan con que Cambiemos ni siquiera entraría en un balotaje. Veamos algunos datos para ser rigurosos y no dejarse llevar por datos de alto impacto mediático, pero relativa relevancia objetiva. Tomemos como caso testigo la elección del domingo pasado en Entre Ríos: fueron primarias para gobernador.

Los titulares (y obvio muchos interesados) destacan una paliza a Cambiemos dada la abultada cifra de diferencia entre el gobernador peronista y el candidato de origen radical: 25 puntos. Claro, cualquiera diría que la fuerza liderada por Macri está en el peor de los mundos. Sin embargo, como todo, esto tiene varias aristas.

  1. Cuatro años atrás fue a votar el 81 %. Ahora el 73 %.
  2. En 2015 hubo 22 % de votos nulos y blancos. Ahora 14 %. Bajaron en porcentaje, pero subió la abstención.
  3. Cambiemos obtuvo en la primaria de 2015 239.000 votos. Ahora sumó 220.000.
  4. Las 2 vertientes peronistas lograron 4 años atrás 394.000 votos. Ahora –yendo juntos- 379.000.
  5. Los otros partidos en 2015 cosecharon el 3 % y ahora subieron al 8 %.
  6. Cambiemos hizo en esta provincia la mejor elección del país en 2017, con el 53 %.

Toda esta maraña de números dice que:

  1. tanto Cambiemos como los peronismos sumados retuvieron casi totalmente sus votos absolutos,
  2. sube la apatía,
  3. el electorado se fragmenta, huyendo hacia terceras y cuartas opciones,
  4. 2017 fue una espuma para el oficialismo que difícilmente se repita.

Entonces ¿le fue mal a Cambiemos? No, salvó la ropa. En el medio de la crisis no está mal.

Si esta tendencia de “salvar la ropa” se mantiene ¿qué podría significar hacia la elección presidencial? Si Cambiemos tiende a mantener el voto de la general de 2015, implica que tendría un lugar asegurado en el balotaje, pese a todo el desastre.

Qué condiciones deben darse para que se confirme la tendencia?

  1. Obviamente que la situación económica no empeore.
  2. Que sus decepcionados se abstengan o voten en blanco, evitando alimentar a una tercera opción (ya que no es poco probable que tengan a CFK como alternativa).

Teniendo en cuenta la tormenta presente, habrá que ser muy creyente para seguir siendo oficialista y optimista.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)