Artículos

08.05.19

El necesario cambio de gabinete

(El Líbero) Si la definición de locura es seguir haciendo lo mismo de siempre y esperar resultados diferentes, este gobierno no goza de sanidad mental. La Moneda no debiera insistir en una estrategia que ya fracasó.
Por Patricio Navia

(El Líbero) 

El gobierno del Presidente Sebastián Piñera está cometiendo demasiados errores no forzados. Si bien la situación económica por la que atraviesa Chile no es la mejor, el país no está en una situación de crisis. Pero el mal ánimo que predomina en la clase política responde a la correcta percepción de que el gobierno no está dando el ancho. Además de la excesiva demora en avanzar la agenda legislativa, el gobierno está constantemente tropezándose. La reciente decisión del Presidente Piñera de cancelar su gira por Europa demuestra que, en vez de seguir una hoja de ruta definida y bien pensada, La Moneda está cayendo en las improvisaciones. La única forma de corregir el rumbo es que el Presidente acepte que el gabinete está desgastado y convoque a políticos expertos de derecha que le permitan a su gobierno retomar el control de la agenda.

En los últimos meses, la política chilena parece estar atrapada en un pantano. Igual que en la película El día de la marmota —de 1993, en la que Bill Murray hace el papel de un reportero que está obligado a revivir el mismo día cada 24 horas—, el gobierno se ha visto atrapado en los últimos meses en su hasta ahora infructuoso esfuerzo por lograr un cambio de régimen en Venezuela y en la también infructuosa negociación con la mayoría opositora para avanzar su agenda legislativa en el Congreso.

Desde febrero, en su viaje a Cúcuta, Colombia, el Presidente Piñera ha invertido capital político en lograr el fin del régimen de Maduro. Como Maduro todavía no cae y como va quedando claro que la oposición venezolana ha sido incapaz de materializar el descontento contra el Mandatario en un apoyo decidido a su causa, el gobierno de Chile deberá decidir entre aceptar que este esfuerzo va para largo o bien ir quitándole prioridad al esfuerzo por lograr un cambio de régimen en Venezuela. La decisión de no asistir a la Corte Internacional de La Haya a apoyar la causa contra Nicolás Maduro pudiera ser indicación de que el gobierno le está quitando prioridad a su iniciativa por recuperar la democracia en Venezuela. O tal vez la decisión de suspender el viaje sea solo resultado de una nueva improvisación en la política internacional del gobierno.

A su vez, desde que presentó la reforma tributaria en el mes de agosto, el gobierno ha intentado infructuosamente convencer a la opinión pública —y a los legisladores de oposición— que la modificación tributaria irá en ayuda de la clase media y contribuirá a reactivar la economía. Hasta ahora, ninguno de los dos esfuerzos ha sido muy exitoso. La gente cree que la reforma tributaria va a ayudar a los más ricos y pocos creen que la economía va a crecer más rápido si bajan los impuestos. Al menos en el campo comunicacional, el gobierno ha fracaso estrepitosamente en promover su mensaje.

Lo sorprendente de todo esto es que, pese al evidente fracaso en la estrategia del gobierno, La Moneda no admite que va por camino equivocado. Es más, como respuesta a las críticas por haberse quedado atrapado en el intento por derrocar a Maduro y en el avance a paso de caracol de la reforma tributaria, el gobierno ha decidido enviar más reformas al congreso. A sabiendas de que hay pocas chances de que esas reformas pasen —y que lo mas probable es que la misma mayoría de oposición que ha bloqueado la reforma tributaria y la reforma de pensiones haga lo mismo con la reforma laboral y la anunciada reforma a la salud—el gobierno insiste en enviar proyectos de ley al Congreso.

Si la definición de locura es seguir haciendo lo mismo de siempre y esperar resultados diferentes, este gobierno no goza de sanidad mental. La Moneda no debiera insistir en una estrategia que ya fracasó. De nada sirve hacer rimbombantes anuncios de nuevas reformas si no hay mayoría en el Congreso para lograr siquiera aprobar la idea de legislar.

Dado que el gobierno se acerca rápidamente al momento en que el Presidente deba hacer su segundo discurso ante el Congreso y el país, es hora de que el Mandatario considere seriamente la posibilidad de realizar un cambio de gabinete que traiga nuevos aires a su equipo de gobierno. Da lo mismo si el gabinete actual fracasó o se desgastó. Lo cierto es que, así como van las cosas, el gobierno está perdiendo el partido. La única forma de dar vuelta el marcador es haciendo algo diferente de lo que se ha hecho hasta ahora. Un cambio de gabinete que traiga nuevos bríos y nuevas ideas al equipo político, y que permita a nuevos rostros liderar la negociación con la oposición es, hoy por hoy, la única forma que tiene el gobierno de escapar de esta trampa del día de la marmota en la que se encuentra.

De insistir en seguir haciendo lo mismo, el gobierno seguirá perdiendo valiosas semanas. Su aprobación seguirá cayendo gradualmente y lo que hasta ahora parecía un partido que se podía dar vuelta se irá convirtiendo en un gobierno que genere decepción entre sus aliados y resignación en una opinión pública que parece sospechar cada vez con más fuerza que, para bien o para mal, los tiempos mejores que prometió el Piñera candidato es lo que ahora estamos viviendo.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)