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26.06.13

Ecuador: ¿el paraíso de la libertad de prensa?

(Buenos Aires Herald) Muchos simpatizan con Snowden y agradecen que haya filtrado información que puso en foco la protección de la privacidad de los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, en la medida en que el legado de libertad de prensa del presidente Correa sea revisado de cerca, muchos también pensarán que Ecuador mismo se beneficiaría de tener delatores que denuncien las malas prácticas que tuvieron lugar durante la administración de Correa.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) El anuncio realizado por el gobierno de Ecuador respecto de que está considerando un asilo solicitado por Edward J. Snowden, ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos que filtró información crítica sobre un programa de vigilancia secreto del gobierno estadounidense, puso a la administración de Rafael Correa en el centro de un debate sobre el secreto gubernamental, la libertad de prensa, la delación y las políticas anti-terrorismo.  Si bien la administración de Correa intenta presentarse como un faro de libertad de prensa, su historial de libertad de prensa es bastante más controvertido.

El Presidente Rafael Correa ha mantenido una relación compleja con EE.UU.  A pesar de haber obtenido un Ph. D. en Economía en la Universidad de Illinois, Correa no posee la inclinación ideológica pro-mercado común en muchos economistas latinoamericanos formados en EE.UU. En su disertación, Correa criticó fuertemente al Consenso de Washington y defendió la amplia presencia del estado, como regulador y como motor del desarrollo económico. Tras un breve período como Ministro de Economía, Correa fue elegido presidente en 2006, con una plataforma de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales. En su momento Ecuador pasaba por un largo período de crisis económica e inestabilidad política. Desde 1966 que ningún presidente ecuatoriano completaba su mandato. Tras la caída de un presidente moderado y pro-mercado que adoptó al dólar estadounidense como moneda local en 2000, muchos ecuatorianos comenzaron a mirar hacia las experiencias de izquierda anti-capitalista que se ensayaban en otras partes de Latinoamérica.

Con una mezcla de pragmatismo, sentido común y una pesada retórica anti-estadounidense, Correa llegó al poder a comienzos de 2007 e inmediatamente convocó a una convención constituyente. Hacia fines de 2008, fue elegido presidente bajo la nueva constitución hecha a su medida.  Fue reelegido para un segundo mandato en 2012. Correa ha sido el presidente democráticamente electo de mayor duración en la historia del país. Bajo su guarda, Ecuador se benefició de un estallido en las exportaciones, el gobierno se embarcó en una agresiva estrategia de desarrollo de infraestructura, el gasto social se incrementó drásticamente y la pobreza ha disminuido. Los críticos sostienen que Correa ha concentrado el poder en sus propias manos, debilitando aún más las ya frágiles instituciones del país. Correa también ha sido criticado por organizaciones internacionales de derechos humanos y de prensa. El gobierno sostiene que varios medios y redes nacionales de televisión utilizan la libertad de prensa para impulsar sus propios intereses. Sin embargo, en lugar de establecer una división entre los intereses comerciales y los medios, el gobierno ha procesado a los medios opositores.

El Presidente Correa también ha sido activo en las relaciones internacionales. Luego de llegar al poder, Correa ordenó el cierre de una base militar estadounidense en Ecuador. Utilizando una estrategia populista común, Correa se ha enfrentado a EE.UU. polarizando disputas en términos de “ellos contra nosotros”. Tras el cierre de la base militar de Manta, las relaciones con EE.UU. se mantuvieron distantes.

Muchos de los críticos de Correa vinculan al presidente ecuatoriano con Hugo Chávez, el difunto presidente izquierdista de Venezuela. Si bien existen similitudes obvias entre Correa, Chávez y otros líderes de izquierda en América Latina – en que se oponen a las políticas pro-mercado, son anti-estadounidenses y son ávidos a fortalecer las relaciones con China y otros países que desafían el poder hegemónico de Estados Unidos – sería un error pensar que son todos lo mismo. A diferencia de Chávez, Correa no tiene experiencia militar. Chávez era carismático. Correa es carismático e intelectual. A diferencia del presidente Evo Morales, Correa no construyó un partido político ni tiene un origen humilde. Si bien los ve como socios para liberar a América Latina del yugo capitalista y de la dominación de EE.UU., probablemente Correa tiene una mejor impresión de sí mismo que de otros líderes latinoamericanos de izquierda. No es de sorprender que Correa haya saltado en cada oportunidad para convertirse en un protagonista relevante en los debates mundiales.

Cuando el fundador de WikiLeaks, Julian Assange estaba enfrentando la extradición a Estados Unidos, el gobierno de Correa le brindó protección en la embajada ecuatoriana en Londres y le dio asilo político un día más tarde. Como las autoridades británicas no pueden darle una salida segura de Londres, Assange es un huésped de la Embajada ecuatoriana desde el 19 de junio de 2012. Dada la gran notoriedad que recibió el caso de Assange, no sorprende que el gobierno ecuatoriano se haya movido rápidamente para aprovechar la oportunidad cuando amigos y abogados de Snowden comenzaron a buscar países que pudieran darle protección al delator. Al tiempo que EE.UU. aumenta la presión para repatriar a Snowden, son pocos los países dispuestos a entrar en un conflicto diplomático con Washington. El presidente Correa aprovechó la oportunidad para posicionarse a sí mismo como faro de la libertad de prensa y como defensor de los delatores que denuncian la intromisión gubernamental injustificada en la privacidad de los individuos. Hasta el momento la apuesta parece estar dando resultados. Muchos simpatizan con Snowden y agradecen que haya filtrado información que puso en foco la protección de la privacidad de los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, en la medida en que el legado de libertad de prensa del presidente Correa sea revisado de cerca, muchos también pensarán que Ecuador mismo se beneficiaría de tener delatores que denuncien las malas prácticas que tuvieron lugar durante la administración de Correa.

Traducido por Adriana Durán y Hernán Alberro.

Fuente: (Buenos Aires Herald)