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06.07.15

El «Scioli ya ganó» quedó golpeado

(TN) La mayoría no quiere cambiar todo, dicen las encuestas, pero sí quiere al menos cambiar algunas cosas, entre ellas el estilo y los modales. Seguramente en las próximas semanas Scioli se esmerará en atender esa expectativa. Deberá hacerlo sin hablar de la Justicia, ni de fútbol, ni de política de medios, ni de relaciones exteriores, sin dar detalles de economía, ni de lucha contra la corrupción ni de inseguridad, ni de educación.
Por Marcos Novaro

(TN) No fue un buen fin de semana para Scioli, ni para Cristina. Después del segundo puesto de la selección en Chile, sus candidatos (que eligió Cristina, pero él sí se ocupó personalmente de promocionar) salieron terceros en Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires.

Estos resultados no ayudan a la imagen que Scioli quiere instalar en cuanto a que él “ya ganó” y no vale la pena que ni los opositores ni los peronistas dubitativos se esfuercen en buscar una alternativa, porque ninguna va a tener chances de prosperar.

Tampoco ayudan a la idea que Cristina y el oficialismo promocionan en cuanto a que su proyecto goza de renovado apoyo en todo el país, que todavía tiene futuro porque los votantes están enamorados de la continuidad.

Es cierto que los candidatos oficiales en estos distritos no han obtenido los peores guarismos que cosechó el "modelo" en toda la década. Pero estuvieron cerca. Y si se los compara bien con los de otros años puede reforzar la idea de que hay un cansancio extendido en la sociedad con las formas y la orientación que el kirchnerismo imprime al ejercicio del poder.

Los resultados de esta ocasión en Córdoba y la CABA no fueron tan decepcionantes para el oficialismo como los de 2009 y 2013: en el primer caso en estos distritos el FpV estuvo apenas por encima del 10%, en 2013 se ubicó más cerca de 15%, y ahora lograría entre 15 y 20%. Podría considerarse hasta un avance.

Pero ojo: los de ahora han sido sin lugar a dudas los peores resultados en elecciones ejecutivas. En 2007 en Córdoba De la Sota y Schiaretti no habían roto con los K, así que sus votos pudieron considerarse en alguna medida oficialistas.

En 2011 negociaron nuevamente con los representantes locales de Cristina por las listas provinciales, y luego directamente les cedieron las de diputados nacionales. En cambio ahora aquellos los dejaron afuera y salieron terceros lejos.

En cuanto a la CABA, en 2007 y 2011 los K lograron ubicarse como principal oposición y disputar el balotaje contra el PRO. Con flaco desempeño en ambos casos, es cierto. Pero ahora directamente quedaron fuera de juego en primera vuelta.

¿Tienen relevancia estos resultados como indicadores de una tendencia nacional? Por el peso de los distritos sin duda que la tienen: reúnen casi un 20% de los electores de todo el país. Pero ojo: ya se sabía que eran los dos distritos importantes más duros para el kirchnerismo.

No es nuevo tampoco que el oficialismo tenga problemas para hacer pie en los distritos centrales. Algo que en estas elecciones en particular viene reforzado por peculiaridades locales y también por un contexto económico complicado.

Influye que haya en los oficialismos más o menos exitosos, que compiten con candidatos del gobierno nacional no muy atractivos que digamos.

También influye que la crisis golpee particularmente a los sectores productivos, sea del agro, de los servicios o de la industria, que tienen peso electoral importante en estas áreas.

De allí que sus electorados sigan tendencias similares a las ya observadas en Mendoza y en Río Negro: muy pocos de estos votantes esperan que si hay continuidad de las políticas económicas, de todas ellas, como promete Kicillof, o como insinúa Scioli “de casi todas”, vaya a haber soluciones para quienes dependen para vivir de la salud de la producción.

Para redondear un domingo negro, el peronismo tradicional venció al FPV en La Pampa, otro distrito que seguramente jugará con la disidencia en agosto y octubre. Y en Corrientes se impuso ampliamente la UCR.

Scioli pudo mostrar, en compensación, la victoria de La Rioja. Una provincia a la que le está gustando cada vez más volver también por otras razones: allí puede reencontrarse con Menem, y sino mostrar autonomía de los cristinistas duros hacia adelante, por lo menos mostrarla hacia atrás: llevar a Zannini de la mano a festejar en tierras riojanas debe resultarle una modesta venganza por haber tenido que ir a jurarle amor eterno a Máximo en Santa Cruz días atrás, y escuchar de boca de su compañero de fórmula que ninguno de los dos cuenta mucho, porque lo único importante es “el proyecto”. Es decir, Cristina.

Además, puede que para el motonauta no haya mal que por bien no venga: con los malos resultados que le brindaron cordobeses y porteños tal vez consiga que la presidenta le suelte algo más de soga para hacer su propia campaña, mostrarse distinto y hasta innovador.

Y así hacer pasar el enroque general de funcionarios que el gobierno propone a la sociedad como una fórmula para hacer un poco mejor las cosas de aquí en más.

La mayoría no quiere cambiar todo, dicen las encuestas, pero sí quiere al menos cambiar algunas cosas, entre ellas el estilo y los modales. Seguramente en las próximas semanas Scioli se esmerará en atender esa expectativa.

Deberá hacerlo sin hablar de la Justicia, ni de fútbol, ni de política de medios, ni de relaciones exteriores, sin dar detalles de economía, ni de lucha contra la corrupción ni de inseguridad, ni de educación. Pero nada de eso será un obstáculo insalvable a su proverbial talento para moverse en compañía de los espíritus.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)