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22.10.15

La insoportable levedad

(7 Miradas) Se ha criticado mucho a los candidatos presidenciales -sobre todo a los 3 principales- sobre su carácter algo insípido. Sin embargo, tiene razón Scioli cuando dice que la sociedad no está buscando líderes revolucionarios. No solo hay un problema de oferta en este escenario. También hay un problema de demanda. Este electorado no tiene utopías ni sueños, sino solo vive en un presente continuo. Es timorato, excesivamente cauteloso, casi conservador, resignado y realista en exceso. El ciclo iniciado con la crisis de 2001 / 02 todavía sigue pasando facturas. Kundera mediante.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Scioli es socio de CFK en las ganancias, aunque no tanto en las pérdidas. El tema es que el mayor protagonismo de la presidenta en la campaña empaña el liderazgo que el candidato oficialista trata de construir. Cada presencia de la mandataria hace que el electorado vuelva a pensar en ella y ya no la extrañen. Lo mejor que le puede pasar es que la extrañen. Pero si está omnipresente -como ocurrió en estos últimos días- se convierte en un problema. ¿Irresoluble?

En la medida que aparece más Cristina, los indicadores de contexto para el oficialismo desmejoran, y eso le pone techo de crecimiento a su candidato. Eso explica la duda sobre si llegará a los 40 puntos exigidos por la constitución para evitar el balotaje. Todo parece depender de eso, ya que los 10 puntos de diferencia -el segundo requisito- ya estarían.

El ex motonauta fue presentando en capítulos un gabinete a su imagen y semejanza, bastante bonaerense, quizá excesivamente. Pero obviamente necesita gente de confianza. ¿Le sirve eso para mostrar autonomía política y liderazgo? En teoría sí. El tema es que: 1) de esos gestos se entera poca gente, y 2) no hay grandes figuras como para tranquilizar a los mercados. Su campaña tampoco ayudó: le faltó definición, impacto, y la reiterada frase “yo les aseguro …” suena a “por favor, créanme”. Un clásico error comunicacional. Un candidato no debe mendigar confianza: la debe construir.

La campaña se termina y el factor Massa no se diluyó. Quizá no le alcance para superar a Macri, pero si hay balotaje le van a llover ofertas de acuerdo. Perder a veces es ganar.

La campaña de Macri fue muy eficiente para desplazar a Massa como principal opositor hasta su coronación de marzo en el acuerdo con el radicalismo. A partir de ahí su avance se frenó, y desde las PASO podría perder entre 2 y 3 puntos, vitales para pasar o no a la final. Esto indica que la estrategia planteada en los pasados 70 días no le generó un valor agregado: le faltó punch para convencer de que merece una oportunidad en la historia.

Por otro lado, ni Margarita ni Del Caño se diluyen en favor de Macri. El que parece menos sólido es Rodríguez Saá. Pero claro, todo dentro del “bendito” margen de error.

¿Serán suficientes 48 horas de veda para que algunos miles de votantes piensen más en Scioli y menos en CFK? Suena a poco.

Se ha criticado mucho a los candidatos presidenciales -sobre todo a los 3 principales- sobre su carácter algo insípido. Sin embargo, tiene razón Scioli cuando dice que la sociedad no está buscando líderes revolucionarios. No solo hay un problema de oferta en este escenario. También hay un problema de demanda. Este electorado no tiene utopías ni sueños, sino solo vive en un presente continuo. Es timorato, excesivamente cauteloso, casi conservador, resignado y realista en exceso. El ciclo iniciado con la crisis de 2001 / 02 todavía sigue pasando facturas. Kundera mediante.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)