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15.06.16

¿Influyen el circulo rojo?

(7 Miradas) La sociedad es más horizontal, las fuentes de información son más diversas y fragmentadas, el poder se despolariza en todas las organizaciones, la información y el conocimiento fluyen más libremente, y los ciudadanos se forman criterios propios sobre “de qué va la cosa”, siendo menos influenciables por los «formadores de opinión».
Por Carlos Fara

(7 Miradas) La expresión no existía en la política argentina. En todo caso se hablaba del establishment, pero no es lo mismo. Personalmente aprendí a usar el término en mis consultorías en América Latina, en particular en México.

Macri lo definió hace 3 años como “esa minoría que está sumamente politizada”. Es decir: políticos, militantes, empresarios, banqueros, gerentes, periodistas, sindicalistas, consultores (políticos y económicos), académicos, intelectuales, estudiantes universitarios, referentes temáticos, y ciudadanos que leen los diarios, ven los programas políticos, y discuten de política con mucha frecuencia.

Ese segmento desarrolla ciertas lógicas de análisis y en sus intercambios se van generando ciertos consensos explícitos o implícitos. Por supuesto, no significa que tengan razón: simplemente tienen cierta rutina intelectual que  acierta de a ratos en su diagnóstico y prospectiva.

Se cruzan en diversos ámbitos (restaurants, almuerzos, cenas, cocteles, reuniones sociales, programas de televisión), se conocen y reconocen como del mismo ámbito. Llevan y traen información no siempre bien chequeada. Están más informados que el promedio, lo cual no significa que tengan buenas herramientas conceptuales para ver con claridad las cosas.

Aunque parezca mentira, son tan susceptibles de comprar pescado podrido como cualquier mortal. Son tan impactables por los medios como la tía mayor de cualquiera (y a veces hasta más impactables). Al consumir tanto lo que dicen los medios, cada 2 por 3 pueden caer en conclusiones de poco rigor, llevados por sus prejuicios (que los tienen como el que más).

Dentro de ese segmento obviamente hay diversas capas. Están los muy informados de primera mano, perspicaces y sofisticados, hasta los repetidores de chismes, simplones que se dejan llevar por la corriente.

El círculo rojo muchas veces vive micro climas totalmente alejados de la realidad de la calle, muy influenciados por hechos de los que exageran sus consecuencias, tanto positivas como lo negativas.

Pese a todo lo dicho, tienen un par de denominadores comunes muy relevantes: 1) toman decisiones que afectan al resto (gobiernos, políticos, ciudadanos) en base a sus percepciones (que si son erróneas, ajo y agua…), y 2) contribuyen a la generación de climas. Y esos 2 factores a veces son fatales si actúan con la lógica de la manada, porque pueden llevarse por delante a las mejores intenciones.

Como en los últimos 25 años el mundo ha cambiado mucho, su incidencia ya no es la misma que se le podría atribuir históricamente. La sociedad es más horizontal, las fuentes de información son más diversas y fragmentadas, el poder se despolariza en todas las organizaciones, la información y el conocimiento fluyen más libremente, y los ciudadanos se forman criterios propios sobre “de qué va la cosa”, siendo menos influenciables por los “formadores de opinión” (los “trendys” los han reemplazado, y cualquiera puede ser un “trendy”).

Por lo tanto, son menos importantes que otrora, pero no han desaparecido y sí pueden incidir con sus decisiones generadas en sus micro climas. Es decir: ojo, porque cada tanto pueden producir una bancarrota (económica y/o política).

Como el mundo es más complejo que hace un cuarto de siglo, ningún factor es por sí solo determinante. Ni al mundo lo maneja dicho círculo, ni la opinión pública es lo central y lo demás no importa. “Ni tan pelado, ni 7 pelucas”: con sus votos no se gana una elección, pero sin algo de su apoyo una construcción puede quedar incompleta.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)