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29.05.17

Cristina Kirchner tiene razón: Randazzo no juega a nada

(TN) ¿Le alcanzará con esta jugada a Cristina para instalarse en el centro del ring de la competencia bonaerense?, ¿está ya obligada a ser candidata y puede ganar en caso de aceptar el reto? Habrá que ver qué hacen los demás, en particular el oficialismo, que se confió demasiado, al desplazar a Elisa Carrió a la Ciudad.
Por Marcos Novaro

(TN) La entrevista a Cristina Kirchner no fue exactamente un lanzamiento de su candidatura, pero sí de su estrategia para definir las candidaturas bonaerenses del PJ, al establecer los parámetros de su unidad. Que son básicamente dos, firmemente enlazados entre sí. Por un lado, la unidad según la expresidenta tiene que incluir a todos los que participan de la idea de que con Mauricio Macri no hay que ir ni a la esquina, no hay que votarle ni la más mísera iniciativa legislativa ni negociar nada.

Se trata de conjugar pura y exclusivamente dos verbos, rechazar y entorpecer. Por otro, que no hace falta una renovación política sino continuar la renovación generacional, es decir, seguir dándole lugar a La Cámpora y sus aliados, lo que es consistente con el bloqueo de todo intento de moderación o transacción programática o legislativa.

Y fue muy reveladora la conclusión que extrajo sobre cómo trataría entonces a Randazzo y su gente: si su exministro quiere sumarse que lo haga, porque él nunca ha disentido con los planteos del kirchnerismo puro, ni con esa estrategia de resistencia y bloqueo; pero no serían tan bien recibidos los legisladores ahora randazzistas que han entrado en transacciones de todo tipo con el oficialismo; tipos como Héctor Daer, Diego Bossio y Juan Manuel Abal Medina quedan si no interdictos al menos en la picota.

De este modo Cristina saca provecho de una circunstancia a ella favorable, fruto de un sostenido error de sus adversarios internos. Y es que Florencio Randazzo anduvo tratando de sumar dirigentes moderados a su sector, para quitarle respaldo a Sergio Massa, pero al mismo tiempo siguió tratando de hacerse de los votos fieles a quien hasta hace poco era su indiscutida líder espiritual, y frente a la cual es cierto que jamás planteó disidencia alguna. Todo lo contrario.

Recordemos que durante su frustrada competencia con Daniel Scioli acusaba a éste de no ser suficientemente leal, chacoteando con Carta Abierta sobre la supuesta amenaza que el entonces gobernador representaba por su falta de apego real a la doctrina. Y si al final rompió con la estrategia electoral de Cristina para 2015 no fue por una diferencia programática, sino simplemente porque lo dejaron fuera del juego mayor y lo que le ofrecieron no le gustó.

Desde entonces Randazzo no se expresó en lo más mínimo, ni para un lado ni para otro, durante meses. Hasta que hace pocas semanas volvió a hablar y lo hizo repitiendo lo que todo el tiempo dice ya la propia Cristina, que Macri es neoliberal y nos conduce a la ruina, y que hay que frenarlo. Pero si es así, ¿hay que hacerlo de la mano de Daer, Bossio y Abal Medina? ¿Y derrotando primero a los que comparten ese afán de resistencia, es decir a Cristina y los suyos? La verdad es que no se entiende qué pretende. Y es natural que se lo hagan notar.

Demasiado confiado en poder sumar el agua y el aceite, en la típica ensalada que suelen tratar de componer los que creen estar tocados por la buena fortuna y que no necesitan detenerse en detalles, el zar de los trenes y los pasaportes se ha metido en un buen lío, del que ya no está muy claro si va a poder salir bien parado.

La idea de competir a dos bandas, contra Massa y contra el kirchnerismo duro al mismo tiempo, no era en sí mala, pero sí exigía bastante más esfuerzo de su parte. No es casual que el mismo día que recibió semejante cachetada de su exjefa, Massa y Margarita Stolbizer hayan relanzado con relativo éxito el proyecto de la avenida del medio. Que sí plantea una objeción definida a la idea de volver al pasado: si no una al populismo del gasto infinito (algo en lo que más bien se insiste con el proyecto de reducir impuestos para bajar los precios), al menos sí a la corrupción y el abuso de poder.

¿Le alcanzará con esta jugada a Cristina para instalarse en el centro del ring de la competencia bonaerense?, ¿está ya obligada a ser candidata y puede ganar en caso de aceptar el reto? Habrá que ver qué hacen los demás, en particular el oficialismo, que se confió demasiado, al desplazar a Elisa Carrió a la Ciudad, en la hipótesis de que en la Provincia terminarían compitiendo figuras de segunda línea. Eso difícilmente sea así, y el costo de insistir con esta idea podría ser realmente serio.

Aunque por otro lado hay quienes dicen que aun perdiendo el Gobierno saldría ganando: si Cristina llega a salir primera en el distrito va a ser muy probablemente por pocos votos y perdiendo de todos modos unos cuantas de las bancas que su sector pone en juego, y se va a hacer aun más evidente que hoy el hecho de que resulta un dolor de cabeza más para el resto del peronismo que para el oficialismo.

Seguirá siendo, hasta 2019, su enemiga soñada. Y el desorden y los conflictos que logre promover es más probable que los capitalice un gobierno lanzado a profundizar su programa que el sueño de volver a un fantasioso paraíso perdido.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)