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01.03.19

Días decisivos para Latinoamérica por la situación en Nicaragua y Venezuela

Son días y hasta horas de cambio en ambos países, con repercusiones en toda la región. Gobiernos, partidos, personalidades latinoamericanas, centrales sindicales, organizaciones no gubernamentales, gremios universitarios, ya no serán los mismos luego de estas duras y decisivas instancias. En particular, la izquierda latinoamericana vive una división.
Por Hugo Machín Fajardo

En las crisis de Nicaragua y Venezuela los hechos se suceden con una rapidez que dificulta encuadrarlos y jerarquizarlos. Es evidente que en una y otra dictadura los tiempos se agotan y “más temprano que tarde”, como lo advirtió el 24 de febrero en la frontera colombo-venezolana el presidente chileno Sebastián Piñera, -recordando expresión similar de Salvador Allende para con Pinochet- Nicolás Maduro y Daniel ortega tendrán que ceder.

En Venezuela, el diputado Romel Guzamana denunció el miércoles 27 de febrero que llegan a 25 los indígenas asesinados que residían en la frontera con Brasil. Pertenecen a la etnia de los pemones, quienes el pasado domingo 24 se organizaron para permitir el ingreso de la ayuda humanitaria al territorio venezolano. Fueron reprimidos por paramilitares chavistas y elementos de la Guardia Nacional Bolivariana. Además de los muertos, hubo decenas de heridos, que, tras ser atendidos en el Hospital Zurita de Santa Elena de Uairén, cuando se les da el alta son recluidos en el Fuerte Militar Escamoto, convertido en campo de concentración.

Más de 400 funcionarios militares han reconocido al presidente encargado Juan Guaidó trasladándose a Colombia, y un dato significativo es que en la represión del domingo 24, así como en la quema de medicamentos y víveres ordenada por Maduro transportados en los camiones con ayuda humanitaria ingresado a Venezuela, no participaron militares.

Según el sociólogo venezolano Luis P. España, en el país caribeño 20 mil niños han fallecido a causa de la crisis humanitaria que se arrastra desde 2017, según Human Rights Watch.

Cubanos y rusos. El equipo periodístico del canal de televisión estadounidense Univisión detenido e interrogado en Caracas esta semana, mientras realizaban una entrevista a Maduro, declaró que entre sus captores hubo cubanos. Confirman la denuncia hecha hace meses por el secretario General de la OEA, Luis Almagro, respecto a la injerencia cubana concretada en los 20 mil efectivos existentes en el territorio venezolano. Otras fuentes ubican en varios miles más el número de cubanos que participan en la dictadura venezolana. Dirigentes opositores venezolanos consignan también la existencia de una guardia pretoriana en torno a Maduro formada por 400 militares rusos.

Según la Asamblea Nacional de Venezuela, 102 periodistas han sido agredidos en febrero. Se suma el retiro de señales a medios que trasmitían el 24 de febrero desde los pasos de frontera con Brasil y Colombia, así como el bloqueo de Twitter el 27 de febrero.

Guaidó. El presidente encargado Guaidó, quien se ha entrevistado con el presidente Jair Bolsonaro y lo hará con el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, anunció que este fin de semana, o el lunes 4, regresa a Caracas. Hasta el presente, Guaidó ha recibido el reconocimiento de 60 países, así como el respaldo de numerosas organizaciones internacionales. Su partido Voluntad Popular, de centro izquierda, es miembro pleno de la Internacional Socialista desde 2014.

El gobierno de Donald Trump advirtió que si Maduro realiza cualquier acción contra Guaidó sería “una de sus últimas decisiones”. También calificó de “irresponsable” la decisión del Grupo de Lima de descartar el uso de la fuerza para derrocar al dictador.

Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU no resolvió en las últimas horas entre permitir el ingreso de la ayuda humanitaria bajo custodia de la ONU, así como la realización de elecciones presidenciales limpias y con un nuevo órgano electoral propuesta por EEUU; o la rusa, que proponía un dialogo entre oposición y Maduro, más ingreso de la ayuda humanitaria con anuencia del dictador.

Por su parte, la OEA y el Parlamento Europeo, que también exigen elecciones inmediatas con estándares internacionales, no pondrían reparo a una candidatura de Maduro.

Un episodio clave en todo este proceso ha sido la toma del control de Citgo por Guardó iniciada el 30 de enero y ya concretada. La refinadora Citgo Petroleum, ubicada en Houston, es una fuente clave para a Maduro. Factura más de 23 mil millones de dólares anuales y era el último activo financieramente saludable del estado venezolano, informa la agencia Reuters que documentó el pasaje de Citgo de la cúpula gobernante en Miraflores a manos de la oposición.

Hazaña. Si en Venezuela llueve, por Nicaragua no escampa. La dictadura encabezada por Daniel Ortega se vio obligada el pasado miércoles 27 a sentarse a negociar con la oposición representada en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).

No fue porque sí. Hubo diez meses de ejemplar resistencia ciudadana que ha costado 561 vidas, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos; o 365, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Se agregan centenares de heridos, y miles de presos políticos, de los cuales restan más de 600 en cárceles sandinistas.

La hazaña nicaragüense de 2018 puede reconstruirse en la cronología del periódico paraguayo Ultima Hora. Una auténtica bitácora para la nueva historia latinoamericana que diariamente han escrito los ciudadanos de Nicaragua. De su lectura se comprende por qué la exigencia mínima de la oposición para aceptar el diálogo pasa por la liberación de todos los presos políticos y la anulación de los procesos jurídicos; el cese de la represión y el levantamiento de la censura de prensa, así como el fin de las agresiones a periodistas y por “reformas electorales que garanticen elecciones justas, libres y transparentes”, como se afirma en el comunicado de la ACJD fechado el jueves 28.

El miércoles 27 se instaló la mesa de diálogo que ya quedó estancada en tres temas relativos a los garantes y mediadores del diálogo mismo. El Gobierno veta la presencia del obispo católico de Matagalpa, Rolando Álvarez y quiere reducir la presencia eclesiástica al cardenal Leopoldo Brenes y al nuncio Waldemar Stanislaw Sommertag.

Almagro adelantó que la OEA podría actuar como “garante” del diálogo en Nicaragua y reiteró que, para ello, es necesaria la liberación de los “presos políticos”.

La dictadura sostiene que la crisis de Nicaragua deben resolverla solamente los nicaragüenses y se opone a la participación de la OEA.

La ACJD entiende que la Iglesia católica sea no solo testigo sino mediador, como en el diálogo realizado entre mayo y junio del año pasado, lo que es rechazado por Ortega.

El día en que comenzaba el diálogo hubo una liberación de cien presos políticos cuyo estatus jurídico es objeto de dudas para la oposición, que también exige la liberación de los 677 detenidos restantes, no como consecuencia de las nuevas conversaciones, sino como condición para negociar.

Son días y hasta horas de cambio en ambos países, con repercusiones en toda la región. Gobiernos, partidos, personalidades latinoamericanas, centrales sindicales, organizaciones no gubernamentales, gremios universitarios, ya no serán los mismos luego de estas duras y decisivas instancias. En particular, la izquierda latinoamericana vive una división: los secentistas que perdieron el tren de esta historia abrazados a Maduro y Ortega y quienes, si bien no han sido contundentes en la defensa de la democracia y las libertades y vacilan entre la condena y la indiferencia, mantienen un respetable caudal de voluntades para contrabalancear el espectro político de un continente que ofrece los mayores índices de inequidad mundial.