Artículos

12.06.21

Un Perú, dos mitades

La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) de Perú, finalizó el escrutinio de las actas de la segunda vuelta electoral realizada el 6 de junio. La diferencia a favor del candidato Pedro Castillo sobre Keiko Fujimori es de aproximadamente 60.000 votos. Ninguna veeduría internacional (OEA, Uniore, IDEA) ha cuestionado la transparencia del acto electoral. Fujimori pidió la nulidad de 200.000 votos sin que haya pruebas de que sean impugnables. El ejército peruano se ha pronunciado en respaldo del organismo electoral del país.
Por Hugo Machín Fajardo

Pedro Castillo - Keiko Fujimori

Lo que sigue es un balance del resultado electoral y del escenario que deberá afrontar el Presidente electo del Perú.

«El resentimiento es una fuerza más poderosa que la lucha de clases, porque esta existió solo cuando hubo clases. En cambio, en todas las sociedades ha habido gente humillada que se ha querido vengar», decía Marc Ferro (1924 -2021), erudito, pedagogo, historiador y cineasta francés fallecido por causa del Covid.

Referido a Latinoamérica, Ferro aplicaba el concepto al triunfo en 2006 de Evo Morales en Bolivia. Luego de siglos de exclusión las masas indígenas habían identificado en aquel sindicalista cocalero a uno de los suyos como opción de poder. Que los hechos luego se desarrollaran de manera diferente a la soñada, también es parte de lo que Ferro analiza en uno de sus libros Los vuelcos de la historia o la Inversión de la historia, si se prefiere traducirlo así. El resultado electoral peruano del pasado domingo 6 de junio admite esa lectura.

El hasta abril desconocido maestro rural y dirigente sindical del magisterio Pedro Castillo (51), impulsado por el pequeño partido de izquierda Perú Libre, de origen regional, fundado en 2007, será el nuevo presidente peruano para el período 2021- 2026, al superar en segunda vuelta por menos de un punto porcentual a la candidata derechista Keiko Fujimori: 50,17 % a 49,83 % de los votos emitidos finalizado el escrutinio de las actas.

¿Qué país deberá administrar Castillo? Perú tiene casi 2 millones de personas contagiadas por Covid y registraba 186.479 muertos. Es el segundo país latinoamericano, después de Brasil, en cifra de decesos por la pandemia. Una economía que en 2020 sufrió un descenso de 11,12 %, fruto de la crisis sanitaria —no obstante, el Banco Mundial pronosticó que Perú tendrá un crecimiento económico de 10,3% sobre su PIB al cierre de 2021 —informalidad que según estimaciones oficiales se ubica en el 70% de la PEA; atroz inestabilidad política reflejada en tres presidentes en cinco días en noviembre de 2020 —Martín Vizcarra, Manuel Merino y Francisco Sagasti—  y cinco expresidentes procesados por la justicia en causas de corrupción desde 1985 al presente: Alan García, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. La derrotada Keiko Fujimori, quien ya pagó 3 de 15 meses de cárcel acusada de hechos de corrupción vinculados a la multinacional brasileña Odebrecht, tiene pendiente un pedido de la Fiscalía por presunto lavado de dinero que podría derivar en una sentencia a 30 años. El fiscal José Domingo Pérez, titular del equipo especial que investiga Odebrecht, solicitó el jueves 10 de junio que se imponga nuevamente prisión preventiva en su contra. Y el segundo vicepresidente electo, Vladimir Cerrón, neurocirujano formado en Cuba, marxista y ex gobernador regional, líder de Perú Libre, partido por el que se lanzó Castillo, estaba condenado en suspenso por un delito también de corrupción hasta el miércoles 9 en que el juez Alaín Salas Cornejo ordenó la anulación de la sentencia por considerar fundado un pedido de habeas corpus interpuesto. De inmediato la Oficina de Control de la Magistratura inició una investigación sobre el magistrado de Huancavelica.

Se le agrega a este panorama la dificultad para una gobernanza que debe encarar de manera urgente el combate contra la pandemia, la recuperación del sistema de salud pública y las demandas urgentes de una clase media a la que los altos costos de la salud privada le tragaron sus ahorros.

Polarización. Si se tiene en cuenta que Castillo y Fujimori habían obtenido en primera vuelta casi un 19% y un 13,4%, respectivamente, de la preferencia del electorado, es obvio que ninguno representa ya no a una mayoría ciudadana, ni siquiera a una cuarta parte. La opción de hierro que implica el balotaje llevó a que los peruanos se dividieran en mitades casi iguales y la campaña electoral, sin programas articulados ni propuestas creíbles, únicamente sirvió para polarizar estilo barrabrava las opiniones. Insultos, caricaturas, noticias falsas, desinformación, descalificaciones, acusaciones de «corrupta» o «comunista» aturdieron el debate y las redes sociales.

No hay que creer en una pugna entre derecha e izquierda como puede pensarse según las más o menos aceptadas categorías en ciencia política. Fue una pulseada entre la promesa de mantener el modelo económico actual, excluyente de sectores sociales del mundo rural que adolece de problemas estructurales, y de los más pobres, 27.5% en 2020, doblemente golpeados por la pandemia, prometido por Fujimori —«No voten por mí, voten por Perú contra el comunismo»—; y las promesas nunca articuladas de manera coherente o con soporte técnico, hechas por Castillo —«No más pobres en un país rico»— según analistas como Percy Medina, jefe de IDEA Internacional en Perú (Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral ).

La geografía. Medina analiza la votación de los 18,7 ciudadanos —74.66% de electores— con criterio geográfico: «Hay una división clara entre Lima, donde Fujimori obtiene el 60 por ciento, y departamentos de la costa norte o en El Callao, donde triunfó con cierta holgura, y la muy buena votación obtenida por Castillo en el sur andino, Cusco y Puno, donde obtuvo el 89 por ciento de los votos». El voto exterior favoreció ampliamente a Fujimori.

El experto sostuvo el lunes 7 de junio en un coloquio convocado por la Fundación KAS de Montevideo, que «Perú desarrolló mecanismos de seguridad y trasparencia en la manera de contar cotos» que hacen prácticamente imposible un fraude electoral. «Desde el momento mismo del escrutinio están todas las garantías para que todos los partidos verifiquen el conteo de votos» dijo.

Al describir cómo se compone el voto de los Andes sur, el analista político Gonzalo Banda explicó a BBC Mundo que «más que un voto de izquierda es un voto que reúne varias cosas: tiene de reivindicación y de identidad, una inclinación por los candidatos con raigambre mestiza, andina».

El miércoles 9 de junio Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular denunciaron un presunto fraude y presentaron acciones de nulidad en 802 mesas a nivel nacional.

Jorge Luis Salas Arenas, presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), destacó el mismo día que las misiones de observaciones internacionales que llegaron al país para la segunda vuelta electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore), han destacado que el balotaje se desarrolló «de manera libre y transparente» y cumpliendo los estándares internacionales.

La fragmentación del sistema partidario que quedó en evidencia con los 18 candidatos presidenciales que pugnaron en la primera vuelta del 11 de abril, se completa con la composición del congreso peruano en una prueba más de las dificultades que enfrentará el presidente electo.

Minoría. Castillo quedó con un 18,9 % de las bancas lo que se traduce en 37 congresistas sobre un total de 130.

La baja institucionalidad existente en Perú seguirá generando conflictos sociales con los proyectos mineros que constituyen el 41% del total de la conflictividad social peruana según la Defensoría del Pueblo. Y para el ex ministro de economía peruano, Alonso Segura, «el gran tema del Perú es la informalidad en múltiples dimensiones, porque es una mezcla de debilidad institucional con ineficiencia de productividad”, según dijo el martes 8 de junio a El Tiempo de Bogotá.

Agenda social. La vicepresidenta electa Dina Boluarte rechazó la identificación con el chavismo de Venezuela que se la ha adjudicado a su partido, y adelantó que no son «locos» para cambiar todo, y que entregarán un país mejor en el 2026. Aunque sí reafirmó la voluntad de Castillo de convocar a un referéndum para modificar la Constitución aprobada en 1993, luego del autogolpe de Estado dado por Alberto Fujimori (1990 - 2000), hoy en prisión. En declaraciones a la emisora La W de Colombia, Boluarte afirmó que «el Perú está cansado de la Constitución donde se ha entregado toda la riqueza a las multinacionales y generando pobreza, por eso hemos dicho que vamos a convocar a un referéndum». También cuestionó «el resentimiento” para el que «ha colaborado la prensa peruana [haciendo] que se polarice aún más el pueblo peruano, estarán reflexionado y seguramente trabajaremos de manera unida».

Algo que los dos candidatos compartieron durante la campaña electoral fue la agenda social conservadora donde ambos se manifestaron en contra de la eutanasia, el aborto, el matrimonio igualitario, el enfoque de género y se registraron referencias misóginas del candidato ganador. «El tema de enfoque de género y esos otros puntos están inmersos en nuestro plan de gobierno y los vamos a atender, solo que la prensa ha ido tergiversando cada cosa que declarábamos. Somos muy respetuosos de las personas, de cómo sienten, de cómo se quieren, de cómo se aman» dijo Boluarte, quien adelantó que la eutanasia será colocada en la nueva Constitución.

«Seremos respetuosos de lo que la persona decida hacer con su propia vida y con su propio cuerpo. En el tema del aborto lo que el profesor Pedro Castillo ha dicho es que el aborto no se considere como la pastilla del día siguiente, sino que pueda cuidar la vida de la mamá y del niño. Y si el aborto tiene que ser necesario para salvar la vida de la mamá o del feto, habrá que apostar por la vida. Ese es nuestro mensaje, por la vida, por la familia».

Un Perú, dos mitades