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01.11.13

Fallo salomónico

(Diario Río Negro) El fallo de la Corte Suprema sobre la ley de Medios tiene todo el aspecto de ser salomónico en el sentido que popularmente se atribuye al término. Una suerte de "trade-off", de fallo compensatorio, donde la Corte ha pretendido retribuir al Gobierno por lo que antes le había quitado al declarar inconstitucional gran parte de la reforma del Poder Judicial. El pato de la boda ha resultado ser el Grupo Clarín.
Por Aleardo F. Laría

(Diario Río Negro) Popularmente se considera que un fallo es salomónico si divide el asunto por el medio y le da un 50 % de la razón a una de las partes y el 50 % a la otra. Sin embargo, si nos atenemos al relato bíblico, Salomón entregó la criatura a su verdadera madre y no la dividió en dos pedazos. Es decir hizo justicia, algo bien diferente a tratar de partir el bacalao y quedar bien con unos y con otros.

El fallo de la Corte Suprema sobre la ley de Medios tiene todo el aspecto de ser salomónico en el sentido que popularmente se atribuye al término. Una suerte de "trade-off", de fallo compensatorio, donde la Corte ha pretendido retribuir al Gobierno por lo que antes le había quitado al declarar inconstitucional gran parte de la reforma del Poder Judicial. El pato de la boda ha resultado ser el Grupo Clarín.

Para llegar a este resultado no hace falta ningún pacto como sugiere Elisa Carrió. Basta la fina sensibilidad de un jurista acostumbrado durante años a buscar equilibrios institucionales sobre una cuerda floja para entender todo lo que hay que poner en el otro platillo de la balanza para que el fiel se encuentre nuevamente en el centro. Por supuesto, si además el Gobierno posterga la aplicación del apartado 3º del artículo 114 de la Constitución Argentina que atribuye al Consejo de la Magistratura y no a la Corte "la administración de los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley le asigne a la Administración de Justicia", es de bien nacidos ser agradecido.

La ley de Medios, como la mayoría de las reformas introducidas por el kirchnerismo, estaba adornada de buenos propósitos. Se proclamaba como objetivo alcanzar la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación y terminar con cualquier posición dominante en el mercado. Naturalmente, como poco antes Néstor Kirchner había autorizado la fusión entre Multicanal y Cablevisión, pocos creyeron en el afán desmonopolizador de su gobierno.

Luego, con una ley que regulaba los medios privados pero nada decía de los públicos, el kirchnerismo se encargó de crear un inmenso oligopolio con los sistemas del Estado, usándolos como si fueran una extensión del Frente para la Victoria. El programa "6,7 y 8", dedicado a difamar sistemáticamente a todos los opositores, es la muestra elocuente del espíritu pluralista que lo ha venido caracterizando.

La sentencia cuya arquitectura se atribuye a Lorenzetti, revoca un fallo impecable de la Cámara Civil sin dar argumentos consistentes. También hace en su parte final una serie de recomendaciones. Señala que "todo lo que se ha dicho acerca de la ley y su propósito de lograr pluralidad perdería sentido" si las políticas públicas en materia de medios no fueran transparentes; si se entregaran subsidios o pautas publicitarias desproporcionadas a medios oficialistas; si los medios públicos estuvieran al servicio del Gobierno; si la autoridad de aplicación no fuera un órgano técnico e independiente; o si no se aplicara la ley con igualdad de trato. Tienen todo del aspecto de bien intencionadas reflexiones dirigidas a escrupulosos gobernantes republicanos… de otro planeta.

Fuente: Diario Río Negro (Pcia. de Río Negro, Argentina)