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02.09.14

El patito feo de Perú: Humala se ve cada vez más débil

(Buenos Aires Herald) Si bien los anteriores presidentes peruanos también lucharon con bajos niveles de aprobación, Humala es único en la manera en que han caído sus números a pesar del hecho de que ha evitado el tipo de escándalos que mancharon a sus predecesores. La gente ya no lo aprueba porque ha cometido errores. Lo desaprueban cada vez más porque creen que ha hecho poco.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) Cuando resultó electo en 2011, muchos peruanos temían que Ollanta Humala se uniera a las filas de los líderes de izquierda de Latinoamérica determinados a desmantelar el modelo económico neo-liberal de mercado establecido en la mayor parte de la región desde mediados de los 90.

A tres años del comienzo de su gestión, Humala de hecho resultó ser una decepción pero por motivos diferentes. En tanto intenta lograr un voto de confianza para su sexto presidente del Consejo de Ministros, Humala se ve cada vez más como un patito feo. Enfrentando el deterioro de las condiciones económicas, Perú tendrá que resistir los próximos dos años sin un liderazgo efectivo a nivel presidencial.

Dada su previa carrera militar y política, se esperaba que Humala fuera cualquier cosa menos un presidente débil. Resonó en la arena pública en 2000 cuando intentó una infructuosa revuelta militar  contra Alberto Fujimori, el presidente democráticamente electo que se transformó en un dictador e implementó reformas de libre mercado que convirtieron a Perú en un milagro económico luego que se restableció la democracia en el 2000.

Tras la caída de Fujimori en 2000, Humala recibió una amnistía y continuó su carrea militar hasta que fue forzado a retirarse en 2004. Con una fuerte retórica nacionalista y confusamente populista, lanzó su campaña presidencial en 2006. Criticado por sus oponentes como un títere de Hugo Chávez, Humala terminó superando a sus rivales en la primera vuelta pero perdió en el desempate contra el ex presidente Alan García. Sin un partido político disciplinado, Humala casi desapareció de la esfera pública durante la administración de García (2006-2011).

En 2011, con una plataforma igualmente confusa de nacionalismo y populismo, pero habiéndose distanciado del campeón izquierdista bolivariano Hugo Chávez, Humala ganó la elección presidencial. Con apoyo de una clase media baja creciente que temía la alternativa representada por Keiko Fujimori, la hija del ex presidente, Humala se hizo presidente.

Una vez en el poder, rápidamente ahuyentó los temores de que abandonaría las políticas de libre mercado. Si bien mantuvo una retórica fuertemente nacionalista y de anti-corrupción, Humala no se desvió significativamente de sus predecesores en sus políticas económicas y sociales. Implementó un plan de obras públicas ambicioso que incluía el tan necesario subterráneo en Lima, la capital de Perú. Pero su administración demostró rápidamente que carecía de un mapa y no estaba segura de lo que quería lograr.

La evidencia más reveladora de su falta de plan fue la fragilidad de los gabinetes de Humala. Con más de dos años por delante en su período de cinco años, Humala ya nombró a seis diferentes personas en el puesto de Presidente del Consejo de Ministros, el puesto más importante de su gabinete. Si bien la inestabilidad del gabinete es común en Perú, Humala estableció un nuevo record. Sus dos antecesores, Alan García y Alejandro Toledo, tuvieron cinco diferentes presidentes del Consejo de Ministros. Si sigue cambiando su gabinete a este paso, Humala tendrá tantos como García y Toledo juntos.

Al tiempo que los peruanos ingresan en el humor electoral de las próximas elecciones municipales hacia fines de año, Humala se ve cada vez más débil. Su coalición Gana Perú tiene poca presencia en los gobiernos municipales. Aún si su partido hubiera logrado poner más candidatos para las elecciones a intendentes, sus bajos niveles de aprobación no habrían ayudado. Si bien los anteriores presidentes peruanos también lucharon con bajos niveles de aprobación, Humala es único en la manera en que han caído sus números a pesar del hecho de que ha evitado el tipo de escándalos que mancharon a sus predecesores. La gente ya no lo aprueba porque ha cometido errores. Lo desaprueban cada vez más porque creen que ha hecho poco.

En tanto la gente comienza a pensar en las elecciones presidenciales de 2016, Humala también parece carecer de plan. Su esposa, Nadine Heredia, es más popular que él y sería una buena candidata. Según algunos académicos constitucionalistas, las esposas de los presidentes no pueden ser candidatas. El hecho de que Nadine Heredia sea ampliamente percibida como la principal consejera de Humala también hizo que muchos la culpen a ella por las reiteradas crisis de su administración.

El ex presidente Alan García y Keiko Fujimori, la mujer a quien Humala venció en 2011, lideran la intención de voto presidencial. Si gana cualquiera de ellos, Humala sufrirá un duro golpe. Es cierto que ningún presidente peruano ha logrado ver que su candidato o candidata gane una elección presidencial, pero Humala puede terminar sin siquiera un candidato en las elecciones de 2016.

Se espera que el Congreso apruebe estrechamente el voto de confianza del nuevo gabinete siempre que Humala acepte reemplazar algunos nombres. Como Gana Perú necesita el apoyo de algunos grupos de oposición en la legislatura unicameral, Humala está forzado a tomar concesiones para asegurar la aprobación del voto de confianza.

Sin embargo, hacia el final del día, el voto de hoy no tendrá mucha importancia. Hay poca esperanza de que el nuevo gabinete perdure mucho tiempo más que los anteriores. Aún si perdurara, Humala está en una posición tan débil que difícilmente podrá hacer en dos años en funciones lo que no ha podido hacer antes.

Este artículo fue originalmente publicado en The Buenos Aires Herald, el 26 de agosto de 2014.

Traducción de Hernán Alberro.