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08.07.16

Se mantiene en armas la segunda guerrilla colombiana

En sectores de la política y la sociedad colombiana existe el temor de que regiones como el Cauca (oeste), la Orinoquia (este), y otras zonas, que fueran territorio de acción de las FARC, pasen a ser ocupadas por efectivos del ELN que, si bien tiene contactos con la Administración Santos para un diálogo de paz, el proceso no avanza. Esta situación arroja incertidumbre sobre el proceso de paz, que debe ser aprobado o reprobado por la ciudadanía.
Por Hugo Machín Fajardo

El martes 5 de julio Colombia amaneció con la noticia de una nueva emboscada realizada por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que dejó un saldo de tres militares muertos en el departamento de Vichada, al oriente del país, en el límite con Venezuela.

Esas muertes, sumadas a otras tres de integrantes de la Fuerza Pública, cuatro militares y dos policías en total, a manos del ELN, horas después fueron lamentadas en público por el presidente Juan Manuel Santos.

Una encuesta publicada por El Tiempo de Bogotá dos días antes, indicó que un 47,4% de la ciudadanía votaría positivamente en el eventual plebiscito sobre la paz acordada con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc); y un 36,4% lo haría negativamente.

El sondeo realizado por la empresa DATEXCO el 23 de junio, se completa con un14, 7% de encuestados que “no sabe” qué votaría y un 1,5% que no respondió.

La encuesta recoge la opinión ciudadana bajo el impacto que supuso conocerse el jueves 23 de junio que en La Habana se firmaba el fin del conflicto y se iniciaba la última etapa del proceso de paz comenzado 43 meses antes entre el gobierno colombiano y la dirigencia de las Farc.

El saldo de 52 años de enfrentamiento en Colombia es sobrecogedor y es el de mayor cantidad de víctimas civiles en Latinoamérica. (http://www.analisislatino.com/notas.asp?id=7872)

El acuerdo final de paz se firma en julio o agosto y con él comienza el proceso de concentración de los aproximadamente 9.000 guerrilleros de las Farc en 23 puntos del país, llamados veredales, y ocho campamentos. En ellos, los guerrilleros no podrán portar armas ni uniformes, salvo en sitios especiales.

Las armas serán depositadas en un contenedor dispuesto en cada zona veredal, y será la ONU la que supervise, vigile y registre la dejación, por etapas, de fusiles, granadas, morteros y explosivos. Antes de que finalice el abandono de las armas por todos los guerrilleros, deberá realizarse el plebiscito que refrende, o no, los acuerdos de paz.

¿Y el ELN, qué? Esta fase estimada en seis meses, está llena de complejidades y riesgos. Uno de ellos, precisamente lo representa el hecho de que el ELN y el Gobierno no se hayan sentado a una mesa de negociaciones como viene anunciándose desde hace meses.

En sectores de la política y la sociedad colombiana existe el temor de que regiones como el Cauca (oeste), la Orinoquia (este), y otras zonas, que fueran territorio de acción de las FARC, pasen a ser ocupadas por efectivos del ELN que, si bien tiene contactos con la Administración Santos para un diálogo de paz, el proceso no avanza.

Esta situación arroja incertidumbre sobre el proceso de paz, que debe ser aprobado o reprobado por la ciudadanía. Es un flanco débil del Gobierno empeñado en ganar a la opinión pública para un voto por sí al acuerdo. El triunfo del no- impulsado por el ex presidente Álvaro Uribe- dejaría en punto muerto todo lo actuado hasta el presente en la búsqueda de la paz y a las Farc en una posición que nadie del Gobierno se atreve a definir.

El ELN creado en 1964, guerrilla de inspiración cubana con fuerte influencia católica -entre sus íconos figuran los curas Camilo Torres (1929-1966) y el español Manuel Pérez (1943-1998)- mantiene unos 2.500 integrantes en armas, sus jefes, que cuentan con el respaldo del gobierno de Venezuela. A diferencia de los líderes de las Farc – Raúl Reyes, Mono Jojoy, Alfonso Cano, entre otros- no han sido abatidos por el ejército colombiano, lo que dilata la posibilidad de un diálogo efectivo entre el Gobierno y el ELN.

La segunda guerrilla colombiana es fuerte en los departamentos de Arauca y Norte de Santander (oriente, fronterizos con Venezuela), así como en Casanare (oriente), y Chocó, en la costa del Pacífico, oeste del país.

Según la ONG Nuevo Arcoíris, en regiones de Cauca y Nariño, sureste del país fronterizo con Ecuador, el ELN "se ha posicionado como cuidador de cultivos de coca e intermediario en el desarrollo de la minería ilegal".

Durante las administraciones de Cesar Gaviria (1990-1994) y Álvaro Uribe (2002-2010), el ELN intento infructuosamente diálogos de paz.

Importantes personalidades colombianas, así como figuras de la izquierda y académicos, una vez suscrito el acuerdo de fines de junio entre el Gobierno y las Farc, dieron a conocer una carta abierta al ELN -“Hacia la paz duradera”- en la que le convocan a firmar la paz.

“Se abre una oportunidad inmejorable para que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sea otro protagonista de la paz […] Se han creado las condiciones para valorar la lucha política por sobre la lucha armada [...] La sociedad civil colombiana movilizada muestra una disposición para ser un actor decisivo en el posconflicto”, expresan en su exhortación.