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06.02.17

Tan lejos de Dios, tan cerca de Trump: México directamente asediada por el presidente de los Estados Unidos

(The Buenos Aires Herald) Los líderes en la región aparentemente prefieren ver las tensiones como problemas bilaterales entre México- Estados Unidos en lugar de verlo como un problema o una ofensa en contra de toda América Latina.
Por Patricio Navia

(The Buenos Aires Herald) En sus primeras dos semanas en el poder, el presidente Donald Trump ha cumplido las controversiales promesas que formaron parte de su campaña. Una de ellas afecta directamente a México, el segundo país más grande de América Latina. Al reafirmar su promesa de construir un muro que esté financiado por México, el presidente Trump marcó una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Después de más de dos décadas de administraciones amigables que promovían la democracia y el libre comercio en la región, Estados Unidos tiene ahora un gobierno que ve a América Latina en términos desfavorables. A pesar de que no tenemos claro qué nuevas políticas adoptará la administración de Trump hacia la región, el prolongado periodo de buenas relaciones entre ésta y Washington va a detenerse y probablemente retroceder en los años venideros.

A pesar de que la prohibición de viajar a personas provenientes de siete países que son mayormente musulmanes ha capturado la atención del mundo entero en días recientes, Trump ha anunciado una serie de cambios de política que ha remodelado el orden mundial. Algunas de las reformas probablemente terminarán en la Corte y otras necesitarán la ratificación del Congreso. Pero como que el Congreso está controlado por los republicanos, y asumiendo que Trump nominará al Juez conservador Neil Gorsuch para la Suprema Corte de Justicia, les da la ventaja a los conservadores y muchas de sus decisiones tardarán pero continuarán.

Entre las decisiones más controversiales que Trump ha tomado, su anuncio sobre la construcción del muro en la frontera de EEUU y México ha generado mucha indignación en México y en defensores del libre comercio. A pesar de que él asegura que el muro va a frenar la inmigración y el tráfico ilegal de droga, también está mandando un fuerte y claro mensaje adicional. Como el presidente de EEUU ha destrozado tratados de comercio que considera perjudiciales para el interés estadounidense, el muro seguramente representará un símbolo de una era más proteccionista en la política comercial de los Estados Unidos.

Comprensiblemente, los mexicanos han reaccionado fuertemente contra el plan de Trump. El gobierno de México ha repetido que el país no pagará por el muro. El presidente Enrique Peña Nieto canceló el viaje a Washington para reunirse con Trump cuando el presidente de EE.UU. sugirió que si México no estaba dispuesto a pagar por el muro, sería mejor suspender la reunión programada de líderes de los países del NAFTA. El ex presidente de México Vicente Fox (2000-2006), defensor del libre mercado, pro EE.UU., y antiguo ejecutivo de Coca Cola, ha tomado el liderazgo en criticar el muro como señal de hostilidad estadounidense.

Sorprendentemente, al sur de México, los líderes latinoamericanos han permanecido mayormente silenciosos en este tema. Solo algunos de los presidentes lo han denunciado. Cuba, un país que tradicionalmente está en contra de Estados Unidos, se ha detenido en condenar a Trump. Su líder, Raúl Castro, ha comentado que EE.UU. y Cuba “pueden

cooperar y vivir juntos de una manera civilizada”. Los líderes izquierdistas de Ecuador y El Salvador han sido más expresivos. El presidente salvadoreño Salvador Sánchez prometió desafiar los cambios que ha hecho Trump, y el presidente ecuatoriano Rafael Correa defendió la protección de inmigrantes. América Latina aún no se ha unido para proteger a México y estar en contra del muro. Los líderes en la región aparentemente prefieren ver las tensiones como problemas bilaterales entre México- Estados Unidos en lugar de verlo como un problema o una ofensa en contra de toda América Latina. Ya que nadie quiere regresar a los años cuando el imperialismo yanki era visto como una amenaza para la estabilidad de la región, los líderes latinoamericanos – incluyendo presidentes izquierdistas – se han guardado sus palabras contra las provocaciones de Trump. Después de todo, el solo está prometiendo poner un muro, no invadir los países de América Latina para defender los intereses de EE.UU.

Sus lentas respuestas para criticar a Trump y defender a México van a perjudicar los intereses de toda la región. El muro no solo parará a los mexicanos de cruzar ilegalmente a los Estados Unidos, para Trump dichos hombres no necesitan ser mexicanos. Las políticas proteccionistas que prometió implementar ciertamente afectarán a México, pero también van a dañar al resto de América Latina. Barreras adicionales de inmigración serán el resultado de la construcción del muro que también creará nuevas barreras legales de inmigración y solo otorgará visas de turismo a personas que sean de cualquier lugar que no sea latinoamérica.

La presidencia de Trump les recuerda a muchos mexicanos el lamento del hombre fuerte del país en el siglo XIX, el General Porfirio Díaz, quien dijo: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Las políticas anti- mexicanas de Trump se extenderán al sur de México, afectando al resto de Latinoamérica. Desafortunadamente, como los líderes de la región prefieren mantenerse callados y evitan hacerle frente al nuevo presidente que apunta excesivamente a México con sus mal concebidas políticas, hay muy pocas probabilidades de que la región se pueda unir contra sus políticas proteccionistas.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en The Buenos Aires Herald

Traducción de Alexis Silvestre.