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06.07.18

Latinoamérica no remontó en el primer semestre

América Latina llega a esta mitad de año con panorama incierto. Y no solamente por la eliminación de la mayoría de los seleccionados de fútbol de la región en Rusia 2018
Por Hugo Machín Fajardo

En 2017, la deuda externa bruta en América Latina -tanto privada como pública- ascendió a USD 1.811.714 millones. En 2008 era de USD 823.047 millones, según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

De acuerdo a cálculos de la Cepal, los países con más deuda externa como porcentaje del PBI en 2016 por su orden son: Panamá, 36%; Uruguay, 29%; Chile, 25%; Perú y El Salvador con 22%; Venezuela 21 %; México 19%; Colombia 18%; R. Dominicana 15% y Costa Rica 10%, de sus respectivos PBI.

La deuda externa Argentina hace dos años equivalía a 7,8% de su PBI, pero eso cambia con el reciente paquete firmado con el FMI por USD 50 mil millones, que aumentará ese porcentaje debido a que la deuda externa argentina está totalmente dolarizada. El Gobierno admitió el lunes 2 de julio que la economía atraviesa un “clima tormentoso” y, de hecho, la inflación se acelera con una previsión banco centralista de 27%. La moneda se depreció casi 35% en el semestre.

La situación económica argentina, como es proverbial, repercutirá en Uruguay que ya tiene su propio cuento debido a un déficit fiscal incólume con tendencia a aumentar.

El escenario político regional también es preocupante. Apenas el 50% de los latinoamericanos creen en la democracia como sistema de gobierno. Es la cifra más baja en diez años.

En Argentina el peronismo apuesta a derrocar al presidente Mauricio Macri. Lo dicen abiertamente los dirigentes sindicales que organizan reiteradas movilizaciones de protesta callejeras contra la política económica del Gobierno. El martes 3 de julio, el ministro de Hacienda Nicolas Dujovne, anunció que habrá más deuda: el país necesita USD 8.000 millones además del préstamo del FMI. Dujovne sostuvo que es una deuda “estable y más barata” que reemplaza la deuda de mercado “cara y volátil”.

En Brasil, la corrupción que arrasó con la clase política tradicional dispersó el espectro político, multiplicando el desencanto de sectores de clase media con el hoy encarcelado Lula. Desde hoy al 7 de octubre, fecha de elecciones generales, asistiremos a una convulsa campaña electoral donde nada está claro, salvo el ascenso en la  popularidad del diputado Jair Bolsonaro (63), un defensor de la dictadura militar (1964 -1985), con un discurso de extrema derecha.

Colombia realiza el empalme entre la administración Santos y el electo Iván Duque, que tendrá en el izquierdista Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá, un enérgico y sagaz opositor. El riesgo colombiano es que la polarización ciudadana respecto al acuerdo de paz de 2016, logrado con la entonces guerrilla de las Farc, siga enturbiando el ambiente político. La eliminación física de líderes sociales y defensores de derechos humanos, a manos de diferentes grupos ilegales, no se ha interrumpido luego de las elecciones de junio. Duque tiene muchos temas por delante. Uno no menor es el incremento de la superficie de coca cultivada, del que el 80 % del producto final ingresa a Estados Unidos. De las 67 mil hectáreas recibidas en 2010 por Juan M. Santos, Colombia llega hoy a 209 mil hectáreas según estimaciones estadounidenses. Pero también crece el consumo interno: si en 2013 el porcentaje de consumo de coca en Bogotá era de un 7%, en 2016 llegó a 17%.

Nicaragüa es el peor cuadro regional en corto plazo. Vive un baño de sangre que en menos de tres meses superó el número de víctimas causado por la dictadura venezolana en 2017. Los diferentes informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); la Asociación Nicaragüense Pro DDHH (ANPDH); el Foro Penal y Amnistía Internacional (AI), diariamente agregan datos sobre el horror que vive la ciudadanía nicaragüense desde el 18 de abril.

La ANPDH dio cuenta el martes 3 de julio que en las 309 muertes producto de la represión gubernamental a manifestantes, 253 fueron a causa de disparos de armas de fuego. Y 98 de estas muertes fueron provocadas por un solo disparo: 70 muertes por bala en la cabeza; 10 muertes por disparo en el cuello; 47 muertes por herida en el tórax; 19 en abdomen; 10 de esas muertes por bala en la espalda y los 97 restantes en zonas delicadas. No queda duda de lo adelantado por AI respecto a que Daniel Ortega ordenó “disparar a matar”. Y se mantiene esa directiva pese a la demorada, pero actualmente efectiva, intervención de la comunidad internacional.

Venezuela. Cuatro millones de emigrantes – 13% de la población - trasladan a la región la tragedia migratoria que ofrece Europa y se suma al drama impuesto por la administración Trump en la frontera con México. La OEA denunció al régimen encabezado por Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad. La situación generada en la salud – desnutrición infantil severa y el incremento en un 60% de las muertes en el parto - llevó a la Unión Europea a donar 35 millones de euros para ayuda humanitaria. Las elecciones realizadas en mayo, supuestamente ganadas por Maduro, han sido reputadas como ilegítimas por la mayoría de los países latinoamericanos, así como también por naciones europeas y Estados Unidos. Se suman las sanciones económicas y diplomáticas en Europa y EEUU a varios funcionarios de primer nivel del régimen, incluida la vicepresidenta designada por Maduro, Delcy Rodríguez. Recientemente el gobierno norteamericano confiscó USD 800 millones depositados en cuentas estadounidenses por el número 2 del régimen, el socialista Diosdado Cabello.

México, un estado fallido, vive la expectativa del cambio. No la tiene fácil el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pese a haber triunfado con el 53, 53 % de los votos. Sus principales retos: corrupción, donde México ocupa el puesto 135 en 180 países. Economía, la pobreza alcanza a 43,6%. Y los derechos humanos, violentados por el crimen organizado en connivencia con autoridades estatales: los 43 alumnos calcinados de Ayotzinapa es un ejemplo. Los homicidios llegan a 25,3 mil en 2017, una ola de violencia inédita en 80 años. El contexto de este político que combina izquierda con cuota populista y númerosos anuncios, puede leerse en la excepción mexicana.

La incertidumbre política tiene su base en las dificultades económicas que, en mayor o menor grado, enfrenta la región. ¿Quién está dispuesto a dar una mano?

El intercambio comercial entre China y Latinoamérica, según documenta la Cepal, se multiplicó por 22 en el periodo 2000 - 2013, y en 2017, alcanzó los 266.000 millones de dólares. Así lo informó en enero esa comisión económica durante la II Reunión de Ministros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y China, celebrada en Santiago.

Latinoamérica cuenta con productos agrícolas, petróleo y minerales, recursos necesarios para los más de 1.397 millones de habitantes del país más poblado del mundo. Como contrapartida, el mercado oriental crece y puede absorber exportaciones de los países latinoamericanos. La tasa media anual de crecimiento exportador latinoamericano hacia China es del 23%, que alivia la merma de actividad comercial regional del presente.

El valor del comercio entre Latinoamérica y Pekín pasó de 12 mil millones de dólares en 2000, a 261 mil millones de dólares en 2013.

Ecuador y Venezuela envían la mitad de su petróleo a los chinos y el primero acudió a China para enfrentar su deuda en 2008.

En 2009, China se convirtió en el mayor socio comercial de Brasil, país que en 2010 tuvo un crecimiento de 7,5%. Pero con el mínimo crecimiento actual de la economía del gigante latinoamericano, la pregunta es si en realidad China no constituye un obstáculo para transformar la economía brasileña.

Argentina recibió 11.000 millones de dólares de Pekín para pagarle a los tenedores de bonos en 2014.

Según el informe del Banco Central de Bolivia sobre deuda externa al 30 de noviembre de 2017, el saldo de la deuda del país con China es de 609 millones de dólares y la deuda contratada con China aun no desembolsada es de 1,006.6 millones de dólares. En términos porcentuales, esto representa el 6,7% del total del saldo de la deuda externa. Si se incluye la deuda aún no desembolsada representa el 11,1% lo que ubica a China como cuarto acreedor de Bolivia.

Los espacios vacíos se ocupan. A la incertidumbre que evidencia el panorama político latinoamericano, se suma el desafío de la autodeterminación regional, acechada por la creciente influencia china, empeñada en vincular Asia, África, Europa y Latinoamérica en “La Ruta de la seda”.