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05.12.13

¿Hay cierto cambio de fondo en el gobierno de CFK o solo maquillaje?

(7 Miradas) Debe decirse que los cambios de maquillaje pueden ser importantes en términos de opinión pública y de dinámica política, por lo que tampoco implican algo peyorativo. Sin embargo, el modelo político y económico no puede cambiar de la noche a la mañana. Con este arranque post operatorio, parece razonable que el gobierno cambie el “vamos por todo” por el “vamos por algo”.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Capitanich va a todo trapo. Veremos hasta cuándo le dura el impulso de la novedad. Por lo pronto, a través de su agenda da la impresión que CFK está tratando de responder a muchas de las críticas que se le hicieron y quitarle argumentos a la oposición, sobre todo a Massa. La pregunta es, ¿por qué no las hizo en marzo, cuándo se veía venir un voto castigo gigantesco? ¿No podría haber distendido el clima y aguar las estrategias de los opositores?

Los Kirchner siempre se caracterizaron por pensar que conceder es mostrar debilidad. Por lo tanto, si Cristina se mostraba más dialoguista, aperturista, humilde, institucional, realista, etc. era una señal de que tenía problemas. Ergo, cualquier “corporación” se le iba a animar, o iba a “desordenarse” respecto al esquema de poder oficialista. En este sentido, incluso, la rigidez de ella es mayor que la de él, en el fondo un gran pragmático, que conocía mejor ciertos límites que impone la realidad.

La siguiente pregunta es, ¿hay cierto cambio de fondo o solo maquillaje? Debe decirse que los cambios de maquillaje pueden ser importantes en términos de opinión pública y de dinámica política, por lo que tampoco implican algo peyorativo. Sin embargo, el modelo político y económico no puede cambiar de la noche a la mañana al menos por 3 razones:

1) la presidenta está convencida de su rumbo, y es obvio que estuvo dispuesta a pagar costos políticos sustanciales por eso;

2) nadie puede cambiar su rumbo en profundidad sin que cruja su sistema de apoyos; y

3) hay simples razones operativas que aconsejan la gradualidad y la moderación.

En definitiva, nada iba a poder cambiar así nomás, sencillamente porque modificar el rumbo de un gobierno es como hacer girar un transatlántico: el margen de maniobra es lento.

Entonces la cuestión es si el gobierno, más allá de hacer algunos ajustes políticos y económicos, mantiene en agenda su “vamos por todo”. Esto implicaría una profundización del modelo, planteando reformas que implican volver a enfrentarse con corporaciones, sobre todo en el plano económico. Al respecto, los gestos de arranque contradicen dicha línea. El gobierno –que perdió votos, pero no control del Congreso- tiene un ejército un tanto cansado. Con esa tropa es difícil la tan mentada profundización. En todo caso, cabe seguir haciendo cosas que estén más en sintonía con las prioridades ciudadanas, y no exponerse a derrotas innecesarias cuando el planeta de las superestructuras políticas, empresariales, mediáticas y sociales están convencidas del fin de ciclo del kirchnerismo en el poder.

Con este arranque post operatorio, más todas las circunstancias analizadas, parece razonable que el gobierno cambie el “vamos por todo” por el “vamos por algo”. Esto es, maximizar los beneficios en un contexto de escasez.

Las primeras movidas ya están en la calle. Si el gobierno no logra algún éxito parcial al final del verano –por pequeño que sea- tendrá que volver a revisar su política económica, ergo su esquema político. Muchas cosas van a crujir en los próximos meses.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)