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10.05.17

¿Ahora es la política?

(7 Miradas) Claramente la estrategia del macrismo es bajar la expectativa cifrada en la economía y sintonizar con la posición mayoritaria de la sociedad en temas puntuales, como por ejemplo hizo con el 2 x 1: luego de un titubeo inicial se volcó un referente por día a rechazar con fuerza el fallo de la Corte. Ahora, si eso dará resultado o no, teniendo en cuenta que la agenda central es la económica, será un gran interrogante de acá a octubre (porque no debe olvidarse que este es un sistema de doble turno).
Por Carlos Fara

(7 Miradas) De a ratos los políticos y los analistas se pierden por el laberinto de reflexiones wishful thinking. Ahora parece que el gobierno nacional ganará por la política y no por la economía. Veamos de qué se trata esto.

¿Qué significaría que el gobierno ganase por la economía? Implicaría que exista una proporción considerable del electorado (no necesariamente mayoritaria) que perciba que la economía se está reanimando adecuadamente y/o que el rumbo y el ritmo elegidos son correctos, más allá de que haya resultados palpables antes de octubre. Como las cosas nunca son blancas o negras, debe apuntarse que habrá resultados mostrables –una menor inflación que el año pasado y algunos rubros que despuntan- aunque no en la medida de lo esperable, tanto por la sociedad como por el propio gobierno. Para que haya “sensación de recuperación” la economía debería estar creciendo al 5 % en el segundo semestre, y la inflación no superando el 23 / 25 % anualizado. Según el consenso de los economistas no son objetivos fáciles de alcanzar.

Acá la administración Macri tiene 3 problemas:

  • La mayoría sigue pensando sistemáticamente que este es un gobierno para ricos (lo cual lo aleja de darle la derecha respecto a que el rumbo es el correcto); y
  • Es predominante la opinión respecto a que el país va por el camino incorrecto (coherente con el anterior punto); y
  • Un porcentaje superior al 80 % está demandando un cambio en la política económica.

Con estos números en la opinión pública, la mejora estadística en los indicadores económicos evidentemente no alcanza para ser muy optimista. En las últimas semanas da la impresión que el oficialismo cree que la economía ayudará moderadamente.

Más aún: cuando se dice habitualmente que la gente vota con el bolsillo, la evidencia empírica local y mundial indica que lo que más arrastra no es la evaluación sobre la propia situación personal, sino la evaluación sobre el contexto económico general.

Pasemos al segundo interrogante: qué significaría que el gobierno gane por la política, más que por la economía? Según dicen los exégetas del pensamiento gubernamental, lo determinante será la disyuntiva entre el pasado kirchnerista y la esperanza de Cambiemos. Frente a ese clivaje varios votantes optarían por lo nuevo frente a lo viejo.

El temor sin duda operará sobre la decisión de voto de los que no evalúan bien al gobierno pero siguen queriendo un cambio respecto a la etapa K. Sin embargo, habrá que ver cuál es el clima de opinión que se genera llegado el momento, ya que la enorme mayoría no está pensando en la elección, aunque el ambiente se va caldeando.

Claramente la estrategia del macrismo es bajar la expectativa cifrada en la economía y sintonizar con la posición mayoritaria de la sociedad en temas puntuales, como por ejemplo hizo con el 2 x 1: luego de un titubeo inicial se volcó un referente por día a rechazar con fuerza el fallo de la Corte. Ahora, si eso dará resultado o no, teniendo en cuenta que la agenda central es la económica, será un gran interrogante de acá a octubre (porque no debe olvidarse que este es un sistema de doble turno).

Mientras tanto el gobierno se nutre de salir retemplado de las crisis que atraviesa (y que él mismo crea). No deja de ser raro que lo salve la política –a la que aborrece- y lo debilite la economía –de lo que se suponía que sabía más.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)