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09.04.20

Punto de inflexión (Segunda parte)

(7 Miradas) Hay que saber a poner a la pandemia en su justa medida y no mezclar un hecho puntual –conmocionante sin duda- con las mainstreams del proceso histórico. No es muy claro que la lucha contra el coronavirus sea un punto de inflexión en la historia, aunque nos afecte por un tiempo sustancial en lo social y lo económico.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) En los últimos 7 días siguieron habiendo nuevas predicciones desde distintos emisores –Kissinger entre ellos- que confluyen en una misma consigna: el mundo no volverá a ser el mismo después de la pandemia. Algunos lo refieren más a las sociedades y otros al plano geopolítico internacional. En esta columna nos hemos propuesto poner elementos sobre la mesa para desafiar esas afirmaciones influidas por el shock de corto plazo.

En la nota de la semana pasada advertimos que si esta pandemia es o no un punto de inflexión dependerá de cuán rápido se salga de ella –a más tiempo, más pesimismo y mayor será la huella sobre las conciencias- y si aparece o no una vacuna para curarla –en cuyo solo será recordado como un mal trago desde el punto de vista sanitario, pero no un camino al cementerio. Recordemos que las escenas finales de las películas impactan más que las iniciales.

También mencionamos que se debe diferenciar el impacto en la vida de una persona, de si esto significa un punto de inflexión en la historia, y esto es lo que provocó esta nota en dos partes, y nos lleva a ser cautelosos con predicciones apresuradas: se termina el capitalismo? Se termina la globalización? Como termina concluyendo la profesora de Harvard, Susanna Siegel, en esta nota: no se sabe. https://www.clarin.com/mundo/mundo-despues-coronavirus-poder-cientificos-trabajo-tiempo-felicidad_0_2TcYraMLd.html

Todo proceso histórico tiene flujos y reflujos, pero las grandes tendencias no se detienen. Todo tipo de guerras, enfermedades y revoluciones entre 1750 y 1980 (cuando aparecieron las primeras computadoras domésticas) no frenaron la Revolución Industrial, que es la madre de buena parte de los cambios que experimentamos en todos los aspectos de la vida durante 250 años a nivel mundial.

Tampoco la crisis del COVID-19 frenará lo que venía sucediendo: la cuarta revolución industrial, la inteligencia artificial, las nanotecnologías, la biotecnología, la genética, la robótica, etc. Todo ese combo sí está modificando nuestras vidas como nunca antes en la historia, y a una velocidad sin precedentes, ya que la aceleración es exponencial (como certifica Ray Kurzweil en “La Singularidad está Cerca”). Abróchense los cinturones porque eso sí que promete sacudirnos hasta las entrañas.

El combo mencionado va a traer no solo profundas transformaciones, sino además reacciones en cadena de los beneficiados y perjudicados, y en tiempo real. Nadie va a necesitar a esperar leer un libro que le interprete el proceso histórico, ya que todos lo reescribimos cotidianamente. A mayor acción, mayor reacción: nadie se va a quedar de brazos cruzados viendo cómo el proceso histórico lo jubila. Por eso vamos a tener cada vez más profetas del Apocalipsis, líderes populistas que apelen a la nostalgia de sus votantes, predicciones al estilo Nostradamus, crisis económicas sin precedentes, Goliaths cayéndose a diario, y sistemas políticos en cortocircuito permanente.

Sin embargo, no todo será negativo, como nos dicen 6000 años de historia. La humanidad ha aprendido a resolver muchos desafíos por el camino. Somos homo sapiens con un registro acumulado en términos biológicos y de construcción social. Nunca antes tuvimos la posibilidad de establecer respuestas colectivas y coordinadas ante un peligro inminente e intolerable a nivel global. Con todos sus defectos, hay una cosa que se llama Organización Mundial de la Salud, y a donde todos miran para ver qué dicen y qué hacen. Si luego la especie se comporta o no a la altura de la oportunidad es otra discusión.

Por eso hay que saber a poner a la pandemia en su justa medida y no mezclar un hecho puntual –conmocionante sin duda- con las mainstreams del proceso histórico. No es muy claro que la lucha contra el coronavirus sea un punto de inflexión en la historia, aunque nos afecte por un tiempo sustancial en lo social y lo económico.

Henry Kissinger dijo en estos días que “La realidad es que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus”. Eso es cierto en términos genéricos. Tampoco volverá a ser la misma después de la caída de Lehman Brothers. O de las Torres Gemelas. O de la explosión de las redes sociales. Nadie se baña dos veces en el mismo río. Sin embargo, el ex secretario de estado americano, como siempre, está preocupado por restaurar alguna suerte de orden mundial y salvaguardar las democracias: “Las democracias del mundo necesitan defender y sostener los valores de la Ilustración” apunta. Harari le respondería que los valores de la ilustración están caducando gracias al combo de transformaciones que apuntamos previamente. Hay que construir otros cristales desde los cuales focalizar la dinámica del mundo contemporáneo en todos los aspectos. Si no solo vamos a ofrecer respuestas nostálgicas.

Para finalizar, particularmente me apasiona y aterra al mismo tiempo una frase del científico de la computación Mark Miller en 1986: “¡Las cosas van a ser realmente diferentes! ¿sabes?… No, no, ¡quiero decir realmente diferentes!”.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)