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31.01.20

El año de la rata de metal

(7 Miradas) Cuando un cliente se lanza a un desafío importante es muy importante visualizar cuán maduro está para bancarse todo lo que implica, tanto física como emocionalmente, más allá de que luego alcance o no sus objetivos. Cuando un personaje lleva su barco a buen puerto es porque aprovechó productivamente los años de aprendizaje, y templó su espíritu suficientemente. Se nota cuando alguien está listo para salir a la escena y cuando no es muy consciente de las exigencias.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) El pasado 25 de enero empezó el año de la rata según el horóscopo chino. Para ellos este es el verdadero comienzo de año, no él 1 de enero según el calendario gregoriano que los occidentales impusieron al mundo. Curiosamente, la fecha varía de año en año, ubicándose en algún momento entre los dos primeros meses del año.

Para los chinos comienza un nuevo ciclo de 60 años (teniendo en cuenta que son 12 signos por 5 elementos), hasta que se vuelva a producir otro año de la rata de metal. Entre las predicciones Ludovica Squirru dice que “va a haber revuelta social en toda América Latina como nunca; esto no para, porque la rata viene a traer cambios políticos y lamentablemente no pacíficos. La rata te alborota todo”. También indica que “se cierra un gran ciclo, para ellos es muy importante porque lo definen como el cambio sistémico de lo que va a pasar en el planeta, en la vida política, social, económica, en las relaciones humanas, en el cambio climático. Debemos prepararnos… y cerrar etapas definitivamente, reciclar, renovar, tirar lo que no sirve”.

Cuando se trata del año personal, la especialista aclara para los nacidos en el año de la rata que “los chinos dicen que te pueden pasar las peores cosas en tu propio año, como también puede ser el mejor de tu vida si te programaste y dijiste ‘bueno, acá tengo acumulado mucho spam, mucho karma, y empiezo a sanar las relaciones afectivas, a pagar deudas, a hacer cosas que quedaron en stand by o pendientes’. A la gente que hace los deberes le va bárbaro”.

Este último párrafo viene a cuento porque los dos grandes contendores de la pasada elección presidencial son chanchos de tierra, que también cumplían su ciclo de 60 años. Hace un año atrás publicamos la columna “El año del chancho” en que referíamos que pertenecer al animal del año no garantiza necesariamente los objetivos que alguien se propone, como lo marca Squirru. Alberto llegó a la presidencia, probablemente sin habérselo propuesto, y Macri tuvo un punto de inflexión en su ascendente carrera política de 12 años: desde cuando irrumpió como la gran novedad como jefe de gobierno de la CABA, hasta su derrota para la reelección.

Por supuesto que no sabremos nunca con precisión como es el proceso interno de cada ambos personajes para afrontar los desafíos que les planteó la vida. Siguiendo de vuelta a la especialista: ¿Alberto hizo sus deberes existenciales, luego del rol menos público y marginal que le tocó ocupar desde 2008 a 2019? ¿Fue para Macri el peor año de su vida? ¿el primero hizo su aprendizaje karmatico y el segundo no?

Cuando un cliente se lanza a un desafío importante es muy importante visualizar cuán maduro está para bancarse todo lo que implica, tanto física como emocionalmente, más allá de que luego alcance o no sus objetivos. Cuando un personaje lleva su barco a buen puerto es porque aprovechó productivamente los años de aprendizaje, y templó su espíritu suficientemente. Se nota cuando alguien está listo para salir a la escena y cuando no es muy consciente de las exigencias.

Por eso es clave en esta profesión de la consultoría política ser muy observador del estado anímico profundo del cliente, para ver si está suficientemente abierto a escuchar y asimilar todo lo que se le propone, y de deja ayudar. Como decimos en nuestro libro “Cómo ser un consultor político”, existe un alto componente de coach ontológico en el rol que debe desempeñar. Nuestra tarea no empieza y termina con dar los consejos adecuados en materia estratégica y táctica: comienza por comprender al ser humano en todas sus facetas, para poder facilitarle el camino hacia la meta.

Cuando un profesional logra cosechar varios éxitos con un cliente a lo largo de un trayecto de años, es porque se logró construir la confianza necesaria entre ambos. Ese tipo de relaciones habitualmente son muy duraderas y concluyen con el final de la vida política del dirigente.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)