Artículos

03.09.08

Después del campo, los mercados le marcan otro límite a los K

Hacía semanas que los mercados le estaban poniendo una luz amarilla a la gestión K, y ésta finalmente aceptó ese llamado de atención o, más bien, la pura y simple realidad: en un sistema económico hiperinternacionalizado, crecer con lo nuestro fue posible gracias a la increíble conjunción de factores favorables y ahora ya no podrán seguir con esta receta aislacionista.
Por Pablo Díaz de Brito

El sector golden boy del gobierno argentino (Sergio Massa-Martín Redrado) finalmente sacó el pago de la deuda al Club de París. Cristina fue aplaudida por el establishment industrial convocado a la Casa Rosada como cuando Néstor anunció el pago cash al FMI en 2005. Pero es engañoso el paralelo: aquello fue una demostración de poder de Néstor, por entonces fortísimo, con el modelo productivista hecho una locomotora y en su mejor momento. Néstor mostró sus músculos y envió el mensaje: crecemos al 9% anual y no los nesheshitamos, ni a ustedes, ni a sus amigos de Wall Street y de la City. Ahora el pago cash se da en circunstancias adversas, que los odiados mercados se encargaron de dramatizar con el runrún del riesgo de default. El mercado ahora podrá decir: les sacudimos la estantería un par de semanas y tuvieron que salir de urgencia con este pago a los países centrales para zafar del aislamiento financiero. Y tendrá razón, el "mercado".

Una de las patas más valoradas a nivel ideológico y emocional de los seguidores K, la independencia de los centros financieros, se termina o se está terminando. Cristina les dijo con su anuncio a esos centros de poder internacional que los necesita, o que muy pronto los va a necesitar. Porque Argentina ya no puede seguir con el slogan de Aldo Ferrer. No podrá en 2009 "crecer con lo nuestro" ni siguiera a tasas mucho más moderadas (4-6%).

Otro punto para los mercados: el rol protagónico que ganó Redrado, un virtual ministro en la informal mesa financiera que conforma con el subministro Carlos Fernández, Massa y el secretario de Finanzas, Lorenzino. Los dos golden boy de Cristina se llevan de esta forma buena parte de la iniciativa política en la presunta "nueva etapa" del gobierno. No son buenas noticias para el sector pingüino-gurka (Moreno, De Vido, Parrilli, D'Elia, etc).

Más allá de esta interna, lo que cuenta es que otra vez un hecho externo, un actor detestado, le mojó la oreja al poder K y le dictó un cambio de agenda. Hacía semanas que los mercados, el mundo financiero o como se lo quiera llamar, le estaba poniendo una luz amarilla a la gestión K, y ésta finalmente aceptó ese llamado de atención o, más bien, la pura y simple realidad. La realidad es que viven en un sistema económico hiperinternacionalizado, y que crecer con lo nuestro fue posible durante casi un quinquenio gracias a la increíble conjunción de factores favorables que le dieron a Néstor el tan mentado viento de cola del que gozó durante su presidencia. Y la realidad es que ya no se podrá seguir con esta receta aislacionista.