
Sobre la situación del pan en Cuba
¿Cuántos años hace que en Cuba no comemos pan... verdadero pan? La memoria se pierde en el tiempo, buscando una respuesta; y puedo afirmar sin ninguna duda, que durante no menos de cuatro décadas, en mi país hemos carecido de un suministro regular de un pan aceptable.Por Hilda Molina
Todos los diccionarios coinciden en otorgarle al pan, la categoría de elemento básico en la alimentación; y lo definen como "masa de harina de trigo (si no se especifica otro grano), levadura y agua, cocida al horno, después de fermentar, que sirve de alimento". Es tal su importancia como nutriente universal y económico, que el sustantivo pan se usa metafóricamente, para designar cualquier elemento utilizable en el sustento diario. El pan es citado varias veces en pasajes bíblicos. La palabra pan forma parte del Padre Nuestro, la oración que el mismo Jesucristo nos enseñó.
Recuerdo con añoranza, el pan de mi niñez y de mi adolescencia, que en mi ciudad natal, Ciego de Avila, se producía en pequeñas empresas familiares. Recuerdo que podíamos adquirir, a precios muy módicos, y a cualquier hora del día y de la noche, múltiples deliciosas variedades de pan, siempre recién horneado. Pero esos son sólo recuerdos y nostalgias, porque la historia del pan, especie en extinción en Cuba, también tiene un antes y un después del año 1959. Y es que aunque parezca increíble, este noble, elemental y milenario alimento, tampoco ha podido salvarse de los omnipresentes estragos causados por el comunismo cubano.
¿Cuántos años hace que en Cuba no comemos pan... verdadero pan? La memoria se pierde en el tiempo, buscando una respuesta; y puedo afirmar sin ninguna duda, que durante no menos de cuatro décadas, en mi país hemos carecido de un suministro regular de un pan aceptable.
Actualmente existen aquí, tres vías diferentes para la obtención de tan imprescindible producto: 1) El gobierno asigna a cada persona, como "cuota", y mediante la libreta de racionamiento, un único pan diario de 90 gramos, redondo y suave, al precio subsidiado de cinco centavos de peso. 2) Algunas variedades pueden comprarse con divisas, en mercados especializados o no. 3) Otros se venden en moneda nacional, en cadenas de panaderías habilitadas con equipos procedentes de China.
Mis compatriotas de la tercera edad, inician temprano en la mañana, la difícil tarea de buscar el pan necesario a sus familias. Todos los viejitos requieren y desean comenzar la jornada, al menos con una tacita de café con leche y un pedacito de pan. Esto, aparentemente sencillo, es imposible para un porcentaje elevado de los ancianos de la isla, que no poseen divisas. En primer lugar, porque si no tienen divisas, no pueden comprar leche. En segundo lugar, porque deben decidir en qué horario consumen, el único pan que reciben por la "cuota". Si logran conseguir algunos pesos nacionales, cuentan entonces con la opción de comprar estos mismos panes, vendidos por los panaderos como negocio privado, al precio de un peso cada uno. En el área de divisas, ofertan diversos tipos: a un costo de 0.15 CUC*, encontramos el tipo buns, y el usado en perros calientes, ambos suaves y muy similares a los de la "cuota"; el de leche, a 0.75 ó 1.00 CUC; y el pan de barra o de flauta, cuyos precios oscilan.
La verdadera tragedia sin embargo comienza, cuando los cubanos intentamos ingerir este alimento. Lo habitual es que, tanto los asignados "por la libreta", como sus homólogos, los diferentes tipos de panes suaves que se pagan en divisas, sean de malísima calidad. Resulta imposible comprender, como logran elaborar estas aberraciones, que irrespetando el idioma español, se atreven a designar con el nombre de pan. Generalmente están o quemados, o semi-crudos. Suelen mostrar colores inexplicables, desde el amarillo intenso, hasta una gama completa de tonalidades oscuras. El sabor, que nunca es el sabor del verdadero pan, puede ser indefinible, o rancioso, pero invariablemente desagradable. Muchas veces presentan la consistencia de pesados bloques húmedos, nocivos a la salud, que rápidamente entran en proceso de descomposición, por lo que las heroicas mujeres cubanas, deben emplear todo su ingenio, con vistas a definir su más provechosa y pronta utilización. En no pocas ocasiones, estos panes se desmoronan, se pulverizan, al manipularlos. He sido testigo del sufrimiento de ancianos y de mujeres, ante la desintegración de los pocos panes conque contaban ese día, como elementos básicos para su alimentación y la de sus familias. Los de la modalidad de barra o flauta que se adquieren con divisas, están frecuentemente huecos por dentro, y también se desbaratan al ser cortados. El pan es un alimento importantísimo en la sui géneris y escuálida dieta de los cubanos. Es por eso que las abuelas, madres y esposas, realizan inmensos esfuerzos, intentando disímiles maneras de mejorar la preparación de estos productos, que con tantos sacrificios compran. Esta labor se torna además muy compleja, porque en mi Patria carecemos de tostadoras y de otros equipos, capaces de aliviar las tareas domésticas.
Los panes que se expenden en las cadenas de panaderías especializadas, equipadas con tecnología china, son en la actualidad, los de calidad más aceptable. Sin embargo, esta opción es incosteable en la mayoría de los hogares. Como el precio de una barra es de 10 pesos nacionales, si una familia de cuatro ó cinco miembros, invierte 300 pesos mensuales en la compra de este tipo de pan, lo que equivale al salario promedio de cualquier cubano, sólo logrará que cada uno de sus integrantes consuma una pequeña ración diaria de este alimento.
Aunque el gobierno ha reconocido públicamente tan evidentes e innegables problemas, nunca se han expuesto con claridad las causas de que ni siquiera pagando en divisas, el maltratado pueblo cubano pueda acceder a algo tan simple, como es un pan decente. La población lo atribuye a la asociación de tres censurables motivos: el robo de las materias primas por los panaderos, para usarlas en sus negocios particulares; la adquisición por el régimen, de productos de mala calidad, porque les resultan más baratos; y la venta a Cuba por los proveedores internacionales, de lo peor que tienen disponible en sus almacenes.
Es paradójico y hasta ridículo, que los mismos gobernantes que van por el mundo exhibiendo sus progresos científicos, no hayan solucionado este elemental problema, que tan negativamente incide en la alimentación del pueblo. Sobre el pan se ha discutido durante años en el Partido Comunista de Cuba, en el Parlamento, en los ministerios, y en cuanta organización existe en el país. Los habitantes de esta isla, plantean constantemente sus quejas al respecto, pero siguen gastando sus escasos recursos monetarios, en la compra de estos engendros, paradigmas de la más horrible cultura culinaria.
¿Por qué los que nos gobiernan totalitariamente, manejan la nación como un feudo, y controlan hasta el pensamiento y la vida privada de los ciudadanos, no han querido o no han podido resolver, a lo largo de 50 años, el sencillo problema del pan? Es cruel y despiadado, que los señores que han ejercido el poder durante medio siglo, con sus necesidades y deseos plenamente satisfechos, continúen exigiendo sacrificios y más sacrificios a los sufridos cubanos, sin garantizarles el elemental derecho a consumir normalmente y con dignidad, el más universal y humilde de todos los alimentos.
*CUC: Peso Cubano Convertible (Cambio oneroso impuesto por el gobierno cubano: 100 USD = 80 CUC).
Fuente: http://hildamolina.blogspot.com/
Todos los diccionarios coinciden en otorgarle al pan, la categoría de elemento básico en la alimentación; y lo definen como "masa de harina de trigo (si no se especifica otro grano), levadura y agua, cocida al horno, después de fermentar, que sirve de alimento". Es tal su importancia como nutriente universal y económico, que el sustantivo pan se usa metafóricamente, para designar cualquier elemento utilizable en el sustento diario. El pan es citado varias veces en pasajes bíblicos. La palabra pan forma parte del Padre Nuestro, la oración que el mismo Jesucristo nos enseñó.
Recuerdo con añoranza, el pan de mi niñez y de mi adolescencia, que en mi ciudad natal, Ciego de Avila, se producía en pequeñas empresas familiares. Recuerdo que podíamos adquirir, a precios muy módicos, y a cualquier hora del día y de la noche, múltiples deliciosas variedades de pan, siempre recién horneado. Pero esos son sólo recuerdos y nostalgias, porque la historia del pan, especie en extinción en Cuba, también tiene un antes y un después del año 1959. Y es que aunque parezca increíble, este noble, elemental y milenario alimento, tampoco ha podido salvarse de los omnipresentes estragos causados por el comunismo cubano.
¿Cuántos años hace que en Cuba no comemos pan... verdadero pan? La memoria se pierde en el tiempo, buscando una respuesta; y puedo afirmar sin ninguna duda, que durante no menos de cuatro décadas, en mi país hemos carecido de un suministro regular de un pan aceptable.
Actualmente existen aquí, tres vías diferentes para la obtención de tan imprescindible producto: 1) El gobierno asigna a cada persona, como "cuota", y mediante la libreta de racionamiento, un único pan diario de 90 gramos, redondo y suave, al precio subsidiado de cinco centavos de peso. 2) Algunas variedades pueden comprarse con divisas, en mercados especializados o no. 3) Otros se venden en moneda nacional, en cadenas de panaderías habilitadas con equipos procedentes de China.
Mis compatriotas de la tercera edad, inician temprano en la mañana, la difícil tarea de buscar el pan necesario a sus familias. Todos los viejitos requieren y desean comenzar la jornada, al menos con una tacita de café con leche y un pedacito de pan. Esto, aparentemente sencillo, es imposible para un porcentaje elevado de los ancianos de la isla, que no poseen divisas. En primer lugar, porque si no tienen divisas, no pueden comprar leche. En segundo lugar, porque deben decidir en qué horario consumen, el único pan que reciben por la "cuota". Si logran conseguir algunos pesos nacionales, cuentan entonces con la opción de comprar estos mismos panes, vendidos por los panaderos como negocio privado, al precio de un peso cada uno. En el área de divisas, ofertan diversos tipos: a un costo de 0.15 CUC*, encontramos el tipo buns, y el usado en perros calientes, ambos suaves y muy similares a los de la "cuota"; el de leche, a 0.75 ó 1.00 CUC; y el pan de barra o de flauta, cuyos precios oscilan.
La verdadera tragedia sin embargo comienza, cuando los cubanos intentamos ingerir este alimento. Lo habitual es que, tanto los asignados "por la libreta", como sus homólogos, los diferentes tipos de panes suaves que se pagan en divisas, sean de malísima calidad. Resulta imposible comprender, como logran elaborar estas aberraciones, que irrespetando el idioma español, se atreven a designar con el nombre de pan. Generalmente están o quemados, o semi-crudos. Suelen mostrar colores inexplicables, desde el amarillo intenso, hasta una gama completa de tonalidades oscuras. El sabor, que nunca es el sabor del verdadero pan, puede ser indefinible, o rancioso, pero invariablemente desagradable. Muchas veces presentan la consistencia de pesados bloques húmedos, nocivos a la salud, que rápidamente entran en proceso de descomposición, por lo que las heroicas mujeres cubanas, deben emplear todo su ingenio, con vistas a definir su más provechosa y pronta utilización. En no pocas ocasiones, estos panes se desmoronan, se pulverizan, al manipularlos. He sido testigo del sufrimiento de ancianos y de mujeres, ante la desintegración de los pocos panes conque contaban ese día, como elementos básicos para su alimentación y la de sus familias. Los de la modalidad de barra o flauta que se adquieren con divisas, están frecuentemente huecos por dentro, y también se desbaratan al ser cortados. El pan es un alimento importantísimo en la sui géneris y escuálida dieta de los cubanos. Es por eso que las abuelas, madres y esposas, realizan inmensos esfuerzos, intentando disímiles maneras de mejorar la preparación de estos productos, que con tantos sacrificios compran. Esta labor se torna además muy compleja, porque en mi Patria carecemos de tostadoras y de otros equipos, capaces de aliviar las tareas domésticas.
Los panes que se expenden en las cadenas de panaderías especializadas, equipadas con tecnología china, son en la actualidad, los de calidad más aceptable. Sin embargo, esta opción es incosteable en la mayoría de los hogares. Como el precio de una barra es de 10 pesos nacionales, si una familia de cuatro ó cinco miembros, invierte 300 pesos mensuales en la compra de este tipo de pan, lo que equivale al salario promedio de cualquier cubano, sólo logrará que cada uno de sus integrantes consuma una pequeña ración diaria de este alimento.
Aunque el gobierno ha reconocido públicamente tan evidentes e innegables problemas, nunca se han expuesto con claridad las causas de que ni siquiera pagando en divisas, el maltratado pueblo cubano pueda acceder a algo tan simple, como es un pan decente. La población lo atribuye a la asociación de tres censurables motivos: el robo de las materias primas por los panaderos, para usarlas en sus negocios particulares; la adquisición por el régimen, de productos de mala calidad, porque les resultan más baratos; y la venta a Cuba por los proveedores internacionales, de lo peor que tienen disponible en sus almacenes.
Es paradójico y hasta ridículo, que los mismos gobernantes que van por el mundo exhibiendo sus progresos científicos, no hayan solucionado este elemental problema, que tan negativamente incide en la alimentación del pueblo. Sobre el pan se ha discutido durante años en el Partido Comunista de Cuba, en el Parlamento, en los ministerios, y en cuanta organización existe en el país. Los habitantes de esta isla, plantean constantemente sus quejas al respecto, pero siguen gastando sus escasos recursos monetarios, en la compra de estos engendros, paradigmas de la más horrible cultura culinaria.
¿Por qué los que nos gobiernan totalitariamente, manejan la nación como un feudo, y controlan hasta el pensamiento y la vida privada de los ciudadanos, no han querido o no han podido resolver, a lo largo de 50 años, el sencillo problema del pan? Es cruel y despiadado, que los señores que han ejercido el poder durante medio siglo, con sus necesidades y deseos plenamente satisfechos, continúen exigiendo sacrificios y más sacrificios a los sufridos cubanos, sin garantizarles el elemental derecho a consumir normalmente y con dignidad, el más universal y humilde de todos los alimentos.
*CUC: Peso Cubano Convertible (Cambio oneroso impuesto por el gobierno cubano: 100 USD = 80 CUC).
Fuente: http://hildamolina.blogspot.com/