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29.09.10

La lección que deja la derrota chavista

La lección es clarísima: ir de frente contra la economía de mercado puede ser exitoso en una primera etapa, pero resulta catastrófico después. Inflación, desinversión, fuga de capitales y de cerebros, etc, hunden a la economía irremisiblemente.
Por Pablo Díaz de Brito

Hugo Chávez eligió plebiscitar estas elecciones parlamentarias y le fue mal. Perdió, como en 2007. Y ya se habla, con cierto apresuramiento, de un punto de inflexión para este tipo de populistas de izquierda que en el último decenio se expandieron por América latina a partir del ejemplo, y muchas veces también del dinero, de Chávez.

Es evidente que en 2012, con un candidato único y fuerte de la oposición, se le puede ganar a Chávez, y ese sí sería el verdadero punto de inflexión.

Entretanto, sus aliados regionales han comenzado a tomar distancia. Vaya como ejemplo el comentario de Néstor Kirchner en Nueva York, para nada laudatorio hacia su socio. Le pidió que "reflexione" y consideró "positivo" el retorno de la oposición al Congreso, augurándose que Venezuela "pueda volver a la normalidad". Dicen que hubo miradas de estupor en la sala neoyorkina.

Pero no le será fácil a Chávez corregir el rumbo, dado que su error estratégico es parte central de su programa y de su identidad como fenómeno político: "el socialismo del siglo XXI", o sea, la estatización sistemática de empresas y haciendas, acompañada de fuertes regulaciones en todos los sectores económicos. Como se vio claramente con los casos de PDVSA y Sidor, entre muchísimos otros, los resultados han sido pésimos.

Pese a esta evidencia aplastante, a Chávez le resultaría imposible a estas alturas retroceder en este punto, para él innegociable, y recomponer el tejido económico de mercado que destruyó tan alegremente. A la vez, esa sería la única opción para rearmar su poder político y su carisma, bases de su proyecto populista. Así que está en una encerrona que se construyó él mismo.

Chávez, en el poder desde enero de 1999, hizo de vanguardia en este experimento anticapitalista-populista en la región. Sus aprendices -Evo Morales, Rafael Correa- van un paso atrás. El más prudente parece Correa, quien tiene formación como economista. El más jugado, claramente, es Evo.

En todo caso, la lección es clarísima: ir de frente contra la economía de mercado puede ser exitoso en una primera etapa, pero resulta catastrófico después. Inflación, desinversión, fuga de capitales y de cerebros, etc, hunden a la economía irremisiblemente.

El chavismo está atravesando esta etapa de debacle económica, que racionaliza inevitablemente como un ataque bien organizado del capitalismo y el imperialismo, los que boicotean su proyecto bolivariano para hacerlo fracasar y así "disciplinar" a los demás pueblos que buscan emanciparse. Esta racionalización populista del fracaso socioeconómico choca empero contra una realidad muy clara: la mezcla de estatismo ineficiente y corrupción endémica no es un virus enviado por el capitalismo, sino parte inescindible del modelo populista.

Por ejemplo, se afirma que Chávez ahora avanzaría con su "modelo comunal" para vaciar de todo poder a los alcaldes y gobernadores. Pero los analistas venezolanos señalan que ese modelo está muy desgastado ante la población, dado que las organizaciones comunales y cooperativas chavistas ya existentes desbordan de corrupción y mala gestión. Además, el modelo comunal radical proyectado en la ley aún por aprobar propone cosas tales como la economía del trueque y la propiedad colectiva, comunal. Este comunismo primitivo del siglo XXI es rechazado por una amplísima mayoría social, incluso en la propia base chavista. Además, no parece un buen plan cuando el mismísimo Fidel Castro, musa inspiradora y numen tutelar de Chávez, acaba de admitir que el comunismo químicamente puro que construyó en Cuba no le sirve a nadie, mientras su hermano menor Rául la emprende contra ese modelo heredado y ordena echar a medio millón de estatales y darles como alternativa emprendimientos basados en el lucro.

Pablo Díaz de Brito es periodista y analista de CADAL.