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24.09.12

Brasil y México: una relación con futuro

(Infolatam) Con la mejora en la relación brasileño mexicana ganarían casi todos en América Latina. Los perdedores serían muy pocos y estarían situados básicamente entre aquellos que quieren imponer en la región un proyecto bolivariano hegemónico, sea de matriz cubana o venezolana. Cada vez está más claro que la dinámica abierta en América Latina impulsará importantes cambios.
Por Carlos Malamud

(Infolatam) La visita que el presidente electo Enrique Peña Nieto realizó a Brasil a fines de la semana pasada es buena prueba de que algunas cosas comienzan a cambiar para mejor, en América Latina. La gira regional del próximo ocupante de Los Pinos incluyó también Guatemala, Bogotá, Santiago, Lima y Buenos Aires, pero sin duda alguna Brasilia y Sao Paulo fueron las etapas más importantes del viaje. Un viaje que excluyó a Estados Unidos, que en ocasiones anteriores solía ser el primer y prioritario destino de todo futuro presidente mexicano.

Brasil y México son los mayores países latinoamericanos en población y superficie, y sus economías las más fuertes y las que más inversión extranjera reciben. Sin embargo, los lazos bilaterales han estado dominados tradicionalmente por los recelos, las suspicacias y la rivalidad. Por eso, para fortalecer la confianza mutua, es importante que casi al mismo tiempo que Peña Nieto estaba en Brasil el ex presidente Lula da Silva participara en México en un seminario organizado por Telmex.

Las restricciones brasileñas a las importaciones de automóviles mexicanos tensaron recientemente la relación entre los dos países. De ahí la insistencia de Peña Nieto en recalcarle a Rousseff que entre los dos gigantes regionales era necesario más comercio y menos trabas, con la perspectiva de ampliar y no de limitar los vínculos existentes.

Con la mejora en la relación brasileño mexicana ganarían casi todos en América Latina. Los perdedores serían muy pocos y estarían situados básicamente entre aquellos que quieren imponer en la región un proyecto bolivariano hegemónico, sea de matriz cubana o venezolana. El reforzamiento de la sintonía entre Brasil y México limitaría las presiones que un eventual triunfo de Hugo Chávez podrían plantear a partir del próximo 7 de octubre. De darse ese resultado, Chávez utilizaría su renovada legitimidad para relanzar su revolución continental.

El liderazgo regional compartido, un sueño para el que todavía falta tiempo, es una idea cada vez menos descabellada. Son muchos en ambos países los que comienzan a darse cuenta de todo lo que hay para ganar en torno a ello. La mejora sensible de la economía mexicana y las dificultades de la brasileña han permitido acercar las posiciones de unos y otros, acabando con falsas bonanzas que poco ayudaban. En la medida en que el realismo prime sobre los discursos vacíos y retóricos se podrán dar importantes pasos en la buena dirección.

En torno a la visita de Peña Nieto a la poderosa FIESP (Federación Industrial del estado de Sao Paulo ) se abordó informalmente la firma de un posible TLC (tratado de libre comercio) entre ambos países. Se trata de un gran desafío que por el lado brasileño debe vencer importantes obstáculos derivados de su pertenencia a Mercosur. Éstos surgen básicamente de las restricciones que podrían imponer Argentina, deseosa de no perder protagonismo, y Venezuela, abiertamente hostil a este tipo de tratados. La forma de eludir estos problemas sería negociar un TLC entre México y el Mercosur.

Cada vez está más claro que la dinámica abierta en América Latina impulsará importantes cambios. La creación de la Alianza del Pacífico ha sido un aviso considerable para los defensores de las añejas recetas nacionalistas y autárquicas. Todos los países integrantes de la Alianza tienen TLC entre ellos y también con Estados Unidos y la UE. En no mucho tiempo Brasil deberá tomar importantes decisiones vinculadas con Mercosur y Unasur, dos instituciones cada vez más obsoletas y menos acordes con las necesidades regionales. En el contexto actual, América Latina, o incluso América del Sur, no pueden darse el lujo de dejar a México de lado.