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09.10.12

Chavez, su victoria y el futuro del chavismo

(Infolatam) El resultado alcanzado por la oposición ha sido extraordinario. Si comparamos los votos obtenidos en 2012 con los de la elección presidencial de 2006, su crecimiento ha sido muy superior al del oficialismo. En parte, el aumento en la participación popular, cercana al 81%, explica lo ocurrido, pero el panorama no se puede entender totalmente si no se apunta a que en esta ocasión ha podido producirse un cierto trasvase del voto chavista a las filas opositoras.
Por Carlos Malamud

(Infolatam).- El nuevo triunfo electoral de Hugo Chávez ha sido incontestable. Su carisma y capacidad de seducción de una parte importante del pueblo venezolano sigue incólume, a tal punto que se ha impuesto en 22 de los 24 distritos electorales del país, incluyendo la capital, Caracas.

Se pueden discutir las razones de esta victoria, incluyendo su concepción patrimonialista del estado. Chávez no sólo está convencido de ser el corazón de su patria sino también la encarnación patria misma. Por eso interpreta que todos los recursos disponibles, tangibles e intangibles, deben estar al servicio de su proyecto, que mediante un simple silogismo es el proyecto nacional y bolivariano.

Sin embargo, el reconocimiento que hizo en la noche del domingo de que una parte importante del pueblo no lo votó es un dato importante a tener en cuenta. Esta tendencia ha sido corroborado en los mensajes de otros ilustres representantes del régimen, como los embajadores ante la OEA o el destacado en Madrid, que aludieron en algunos pasajes de sus declaraciones a la posibilidad de avanzar en la creación de un estado de menos crispación y polarización. Esto incluye la posibilidad de asumir como un factor legítimo y a considerar en el futuro el papel de Capriles como líder de la oposición, siempre y cuando éste se porte bien.

El viejo aforismo de que dos no se pelean si uno no quiere se ha hecho realidad. A lo largo de toda su campaña Capriles ha evitado entrar al trapo de las provocaciones de Chávez y los chavistas. No fue fácil, ya que muchas veces éstas rayaban el insulto o caían en las descalificaciones personales. Es más, pese a los pronósticos más agoreros, la jornada electoral fue bastante tranquila, a tal punto que el mayor número de incidentes violentos, incluyendo las víctimas mortales, se produjeron durante los festejos posteriores a la victoria y no durante la votación. Con todo, sería ingenuo pensar que hemos entrado en una nueva fase de la política venezolana, ya que las tendencias preexistentes se mantienen prácticamente intactas.

Si bien es frecuente escuchar tras una elección que todos ganan, aunque ganador haya uno solo, en este caso Hugo Chávez, lo cierto es que el resultado alcanzado por la oposición ha sido extraordinario. Si comparamos los votos obtenidos en 2012 con los de la elección presidencial de 2006, su crecimiento ha sido muy superior al del oficialismo. En parte, el aumento en la participación popular, cercana al 81%, explica lo ocurrido, pero el panorama no se puede entender totalmente si no se apunta a que en esta ocasión ha podido producirse un cierto trasvase del voto chavista a las filas opositoras. La magnitud de este fenómeno, en el caso de haber ocurrido, tendría importantes consecuencias para el futuro de la política venezolana.

La próxima cita electoral, el 16 de diciembre, servirá para elegir alcaldes y gobernadores. Se trata de un nuevo desafío para la oposición. En la medida en que ésta pueda mantenerse unida y continuar con el estilo de hacer política de los últimos meses cualquier avance electoral tendría un gran valor simbólico. En esta elección Chávez ha sabido y podido movilizar, mediante diversos mecanismos, hasta el último votante potencial, aunque la gran duda es si sus seguidores más tibios o menos comprometidos con la causa responderán de la misma manera cuando se trate de escoger a candidatos menos atractivos. Será un buen momento para ver cuánto del carisma del caudillo es transferible y cuánto es sólo patrimonio personal no delegable.

Esto nos lleva a una cuestión adicional, relevante para el futuro del país y vinculada a la salud del dirigente bolivariano: ¿habrá chavismo después de Chávez? A la vista de la experiencia peronista, permanente referente para entender la deriva política bolivariana, se podrían articular respuestas de diferente sentido. Por un lado se podría argumentar que sí, ya que en Argentina el peronismo hoy ocupa una parte significativa del espectro político.

Pero si profundizamos algo más, veríamos algunos elementos que darían una interpretación diferente. En primer lugar el peronismo se mantuvo en el tiempo porque fue violentamente desalojado del poder en un cruento golpe de estado cívico-militar, rodeado de un gran revanchismo. A esto hay que agregar el hecho no menor de que Perón estuvo en activo, dirigiendo su movimiento, entre 1955 y 1974, incluyendo un nuevo paso por la presidencia.

De confirmarse la enfermedad de Chávez y un posible alejamiento de la vida política a consecuencia de un agravamiento de su estado de salud sería difícil pensar en la supervivencia de su movimiento, tal como ocurrió con el peronismo. La experiencia argentina debería ser tenida en cuenta por la oposición venezolana si quieren evitar que la brecha abierta en la sociedad de su país se siga ahondando y permanezca abierta durante un tiempo excesivamente prolongado.

 

Fuente: Infolatam