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10.04.14

El Camarada Vargas Llosa

(Buenos Aires Herald) El escritor de Perú ganador del Premio Nobel ha construido una reputación impresionante como un libre pensador. Su firme postura en defensa de la democracia y las políticas favorables al mercado es una voz muy necesaria en una región donde los extremistas a menudo dominan el discurso público.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) Vargas Llosa desafía a las etiquetas políticas simplistas. El escritor de Perú ganador del Premio Nobel ha construido una reputación impresionante como un libre pensador. Sus recientes comentarios en apoyo al presidente peruano Ollanta Humala y sus críticas abiertas al gobierno de Venezuela se han convertido en un saco para dogmáticos en ambos lados del pasillo.

Sin embargo, su firme postura en defensa de la democracia y las políticas favorables al mercado es una voz muy necesaria en una región donde los extremistas a menudo dominan el  discurso público. Vargas Llosa, de nacionalidad peruana, que pasa la mayor parte del año en España, ha tenido una carrera fascinante como novelista y como intelectual público.

Desde que se publicó La Ciudad y los Perros en 1963, Vargas Llosa ha deleitado al público con su compleja y fascinante narrativa. Él también ha ganado importancia como intelectual público. Desde su temprano apoyo a la Revolución cubana en la década de 1960 a su notoria ruptura con los intelectuales de izquierda en la década de 1970 debido a sus críticas a las violaciones de los derechos humanos en la isla, Vargas Llosa ha expresado su opinión libremente.

Su compromiso político lo llevó a ser candidato presidencial en Perú en 1990. Aunque Vargas Llosa había promovido políticas favorables al mercado, su coalición de derecha estaba formada por los partidos que también abogaron por opiniones religiosas conservadoras. Vargas Llosa perdió las elecciones, pero el candidato ganador, Alberto Fujimori, terminó implementando las políticas económicas que el escritor había promovido. Fujimori también socavó la democracia y se convirtió en un presidente autoritario, pero el celebrado rendimiento económico de Perú durante las dos últimas décadas es el resultado de la plataforma de campaña de Vargas Llosa.

Aunque él nunca regresó a la política electoral, en los últimos 20 años, su abrazo al liberalismo y su defensa sin remordimientos del capitalismo de mercado sensible socialmente le ha ganado enemigos en la izquierda y la derecha latinoamericana. Vargas Llosa apoya las políticas liberales, normalmente defendidas por los partidos de izquierda. Sin embargo, también es un firme defensor de las políticas favorables al mercado, a menudo asociadas con los partidos de derecha. Su seria defensa de los valores democráticos y la democracia representativa a menudo lo han puesto en desacuerdo con  los partidos de derecha y de izquierda ya que los partidos tienden a utilizar diferentes criterios para evaluar el respeto a la democracia en función de las inclinaciones ideológicas de los perpetradores.

Como intelectual elitista, Vargas Llosa no hace ningún esfuerzo por ocultar sus orígenes de clase alta, pero no ofrece ninguna disculpa cuando critica a los que dicen que representan a los pobres marginados, pero implementan políticas que obstaculizan el desarrollo económico, erosionando aún más la inclusión social y limitando las oportunidades para los pobres.

En ninguna parte Vargas Llosa es más influyente y controvertido que en su  Perú natal. En el inicio de la campaña electoral presidencial de 2011, no hizo ningún esfuerzo por mostrar su disgusto por los candidatos presidenciales. Al comparar a Ollanta Humala, candidato a la presidencia asociado con el populismo de izquierda, y Keiko Fujimori, hija del ex presidente, asociado con la derecha populista, Vargas Llosa dijo que la elección entre ellos era como tener que elegir entre el sida y el cáncer. Al final, Vargas Llosa apoyó activamente a Humala. Desde que ganó la presidencia, Humala ha adoptado políticas favorables al mercado, aunque sus habilidades políticas por evitar escándalos han demostrado ser menos exitosas.

En las últimas semanas Humala ha estado bajo los ataques de los partidos de derecha. Vargas Llosa ha entrado una vez más en el debate mediante la distinción entre los errores de Humala y lo que él considera las razones mal concebidas detrás de los ataques del partido de derecha sobre Humala. Sugirió que la esposa de Humala, Nadine Heredia, sería una buena candidata a la presidencia en el 2021 (no en 2016, cuando termina los cinco años de mandatos de Humala). Con esa declaración, Vargas Llosa criticó a ambos partidos, a los de derecha - que consideran a Heredia un símbolo de aspirante de una clase media mestiza y la coalición del gobierno de Humala, que muchos creen que tratará de reformar las reglas electorales para permitir que la primera dama sea candidata en el año 2016 (una ley prohíbe a los familiares directos de los mandatarios, mientras que el presidente esté todavía en el poder).

Los conservadores han acusado a Vargas Llosa de estar fuera de contacto con las realidades del Perú. El mismo argumento ha sido utilizado por la izquierda cuando el aclamado novelista criticó a los partidos de izquierda. Sin embargo, Vargas Llosa simplemente, una vez más, demuestra que la defensa de la democracia requiere tanto la aceptación de la voluntad popular como de abstenerse de juguetear con las normas vigentes.

Recientemente, Vargas Llosa también alzó la voz sobre la crisis política en Venezuela. Aunque la mayoría de los presidentes latinoamericanos han optado por criticar a aquellos de la oposición que quieren derrocar al gobierno - y pasar por alto deficiencias evidentes del gobierno de respetar los principios democráticos - Vargas Llosa se ha pronunciado inequívocamente en defensa del respeto a las elecciones y a las prácticas democráticas. Mientras que el debate político sobre Venezuela se ha polarizado cada vez más y la gente habla desde las trincheras ideológicas, Vargas Llosa aparece una vez más como una voz razonable en el campo de batalla de las ideas. Aunque es difícil imaginar cuándo y cómo los venezolanos saldrán de las trincheras y llegarán a un acuerdo para avanzar en la consolidación de la democracia y el desarrollo económico, las voces como las de Vargas Llosa, al final prevalecerán, al igual que las políticas económicas que defendía en Perú en 1990 terminaron convirtiéndose en el plan del gobierno que ha hecho de su país uno de los países de más rápido crecimiento en América Latina.

Patricio Navia es consejero académico de CADAL.
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Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 8 de abril de 2014 en el diario Buenos Aires Herald.

Traducción de Wanda A. Di Rosa y Hernán Alberro.