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29.08.14

Final incierto del ciclo electoral 2014 en América Latina

(Infolatam) nos enfrentamos a tres elecciones en tres países diferentes y todas con procesos y resultados muy distintos, aunque la incertidumbre ha crecido en todos ellos. Inclusive en Bolivia un resultado muy ajustado condicionaría el margen de actuación del próximo gobierno de Morales y cuestionaría la discrecionalidad de actuación de la que ha podido hacer gala hasta ahora. De producirse la alternancia en Brasil y Uruguay, más las perspectivas que se abren en Argentina a partir de la no reelección de Cristina Fernández, se confirmaría un fenómeno que ya ha comenzando a manifestarse en otros países de la región.
Por Carlos Malamud

(Infolatam) El próximo octubre tres elecciones presidenciales pondrán fin al intenso ciclo electoral de 2014 en América Latina. Las tres elecciones tendrán lugar en Brasil (5 de octubre), Bolivia (12 de octubre) y Uruguay (26 de octubre). En 2015 seguirá el proceso electoral, pero no con la misma intensidad. Sólo habrá elecciones presidenciales en Guatemala (septiembre) y Argentina (octubre).

A comienzos de este año se podía encontrar un común denominador entre ellos, ya que era bastante probable, según la mayor parte de las encuestas y los juicios entonces emitidos, que ganara el oficialismo y que lo hiciera en primera vuelta, pese a la posibilidad de una segunda. En caso de ser necesarias, éstas tendrían lugar el 2 de noviembre en Brasil, el 30 en Uruguay y el 7 de diciembre en Bolivia.

Las cosas han cambiado mucho en las últimas semanas y lo que antes era obvio ya no lo es más. La incertidumbre se ha instalado en Brasil y Uruguay, donde se consolida la opción de una segunda vuelta. En Bolivia también hay indicios interesantes. Las encuestas siguen dando ganador a Evo Morales en la primera vuelta, pero hablan igualmente de un descenso del apoyo popular en relación a elecciones anteriores. De la magnitud de su victoria dependerá la capacidad de Morales y del MAS de mantener la hegemonía política desarrollada en los dos mandatos precedentes.

Si bien en los tres casos está prevista una segunda vuelta, los requisitos necesarios son diferentes. Si en Brasil hay que ganar por mayoría absoluta, en Uruguay el candidato ganador debe obtener el 50% de los votos emitidos, blancos y nulos incluidos. En Bolivia, con el fin de evitar la segunda vuelta junto al requisito del 50% más uno de los votos válidos se introdujo la salvedad de que era posible ganar con un mínimo del 40% de los votos válidos y una diferencia de al menos 10% respecto a la segunda candidatura más votada.

En Brasil y Bolivia se permite la reelección consecutiva. Dilma Rousseff, a meses de concluir su primer mandato, está perfectamente habilitada para hacerlo. Distinta es la situación de Evo Morales. Éste se había comprometido tras la reforma de la Constitución a atenerse estrictamente al contenido de ley, algo que finalmente no cumplió. El poco apego por las reglas de juego democráticas y la consideración de los adversarios políticos como enemigos se ha constituido en una de las claves del sistema político boliviano en la última década. En Uruguay sólo existe la reelección en períodos alternos, lo que le permite a Tabaré Vázquez competir por un segundo mandato.

Elecciones 2014

En Brasil, a medida que se acercaba la elección, la segunda vuelta se mostraba cada vez más próxima, algo coherente con la historia electoral reciente del país. Sin embargo, la trágica muerte de Eduardo Campos ha trastocado el escenario. Según las últimas encuestas Marina Silva estaría en condiciones de imponerse a la candidata del PT en la ronda definitiva. De ser así, todo indicaría que el PSDB, el partido de Aécio Neves, la apoyaría en el caso de un enfrentamiento directo con Rousseff. Pese a todo habrá que ver cómo evoluciona la campaña y cómo se desempeña Silva en ella. El recuerdo de su excelente resultado hace cuatro años atrás está presente, aunque las incógnitas sobre su candidatura son numerosas. Hoy Brasil es un país diferente, y no sólo por las protestas sociales de un año atrás.

En Uruguay la situación dio un vuelco radical tras la celebración de las elecciones primarias para elegir candidatos. Si previamente había comenzado a cuestionarse la posibilidad de que el Frente Amplio repitiera su mayoría parlamentaria, tras la elección de Luis Lacalle Pou al frente del Partido Nacional o Blanco se abrió una etapa diferente. Mientras las opciones blancas no dejan de crecer el apoyo a Vázquez es cada vez menor.

El fuerte respaldo popular a la figura de José Mujica no sería equiparable al grado de satisfacción con la gestión del Frente Amplio. A esto se suma un dato no menor en una sociedad tan avejentada como la uruguaya. Mientras José Mujica y Tabaré Vázquez tienen 79 y 74 años respectivamente, Luis Lacalle cuenta con 41. Incluso el candidato del Partido Colorado, Pedro Bordaberry tiene 54 años. Es más, según todos los indicios, Lacalle es quien mejor habría sintonizado con los deseos de cambio de los uruguayos.

El fuerte respaldo popular a Evo Morales se mantiene, aunque las encuestas apuntan a un cierto debilitamiento. Al concurrir la oposición dividida en cuatro candidaturas diferentes, las opciones oficialistas aumentan aún más. Pese a ello, Evo Morales ha rechazado debatir públicamente con los otros candidatos, diciendo que no tiene nada que hablar con ellos, a los que descalificó como “proimperialistas” y, en todo caso, que si tenían algo que debatir que lo hicieran sin él. Como en campañas anteriores el temor a un resbalón fatal que comprometa su triunfo atenta directamente contra la calidad de la democracia boliviana.

En resumen, nos enfrentamos a tres elecciones en tres países diferentes y todas con procesos y resultados muy distintos, aunque la incertidumbre ha crecido en todos ellos. Inclusive en Bolivia un resultado muy ajustado condicionaría el margen de actuación del próximo gobierno de Morales y cuestionaría la discrecionalidad de actuación de la que ha podido hacer gala hasta ahora. De producirse la alternancia en Brasil y Uruguay, más las perspectivas que se abren en Argentina a partir de la no reelección de Cristina Fernández, se confirmaría un fenómeno que ya ha comenzando a manifestarse en otros países de la región y abriría las puertas para un cambio de tendencia en América Latina.

Fuente: Infolatam (Madrid, España)