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10.08.15

El modelo emergente, en sus horas más bajas en la región

Este modelo emergente, con los nuevos precios, ya no se puede sostener tal como es, ni «vender» tan fácilmente a los electorados. Estas sociedades en la primera década del milenio creían haber encontrado la fórmula para un crecimiento indefinido. Pero hace un par de años que el ciclo comenzó a bajar a paso firme y eso hoy ya nadie lo discute.
Por Pablo Díaz de Brito

El fin del prolongado boom de las materias primas acumula cada vez más tensiones en Sudamérica. Más allá de la suerte individual de cada presidente y cada país, de cada ciclo político y de cada particularidad nacional, es evidente que todos andan en horas bajas.

Evo Morales culpa a los países desarrollados de la caída del precio de los hidrocarburos, que según su cálculo le costará a Bolivia 2.500 millones de dólares este año. Debió sortear una larga rebelión en Potosí sin poder conceder ninguno de los reclamos; Venezuela se despedaza por culpa del chavismo más estólido, el de Nicolás Maduro, pero la fuerte baja del precio del petróleo acentúa ese daño de fondo; en Brasil, Dilma y el PT están en el peor momento desde que Lula asumió en enero de 2003. Si es cierto que se piensa entregar a Lula el Ministerio de Exteriores es que la situación es realmente desesperada.

Por su parte, en Chile, Bachelet dio en mayo un neto viraje al centro y admitió la necesidad de corrección de los objetivos y rumbos “radicales” anunciados al asumir; en fin, en Argentina el kirchnerismo comienza a terminarse con las primarias del domingo 9 de agosto. “Argentina inicia su giro al centro”, tituló el sábado con acierto El País de Madrid. El viraje que deberá dar el sucesor de CFK en materia económica será tal que del “proyecto” pronto se hablará como de un pasado remoto. La explicitación de las taras heredadas resultará inevitable para el sucesor. De hecho, si hay ballottage en el lejano noviembre el deterioro económico para esa fecha pesará mucho más que hoy en las urnas.

El dato de fondo es que toca sus límites el modelo de los países emergentes. Estos son países subdesarrollados pero con tasas hasta hace poco muy altas de crecimiento, gracias a la exportación masiva de materias primas muy variadas (cobre, gas y petróleo, tierras raras, litio, soja, carnes varias, mineral de hierro, etc.) que lograron precios récord durante una década. Ese factor fue suplementado con una industria de baja o mediana calidad sólo apta para los mercados locales o regionales.

Este modelo emergente, con los nuevos precios, ya no se puede sostener tal como es, ni “vender” tan fácilmente a los electorados. Estas sociedades en la primera década del milenio creían haber encontrado la fórmula para un crecimiento indefinido. “China va a seguir comprando soja por muchas décadas, esto no es un típico ciclo”, comentaban en Argentina los analistas. Pero hace un par de años que el ciclo comenzó a bajar a paso firme y eso hoy ya nadie lo discute. Otro tótem del liviano desarrollismo criollo, Vaca Muerta, ese El Dorado petrolero, ya ni aparece en el debate público ni electoral argentino. Otra estrella fugaz que se apaga.