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12.08.15

La investigadora sobre ANCAP como sorpresa y oportunidad

(El Observador) La fracción del Partido Nacional orientada por Luis Lacalle Pou ha sido determinante en la conformación de esta Comisión Investigadora. Sin embargo, ninguno de los senadores del P.N. terminó votando la moción propuesta por el Frente Amplio (redactada por el propio Sendic). Dejaron constancia, desde el inicio, de esta manera, que aunque la moción aprobada afirme lo contrario, sí existe «presunción de irregularidades».
Por Adolfo Garcé

(El Observador) La semana pasada, después de intensas negociaciones, el Senado votó la formación de una comisión investigadora de siete miembros sobre la gestión de ANCAP (cuatro del Frente Amplio y tres de la oposición). Se trata de una buena noticia desde el punto de vista de la imagen del Parlamento y de la calidad de la democracia. Pero, además, aloja dimensiones sorprendentes y genera oportunidades políticas infrecuentes.

Empecemos por lo más importante. El Poder Legislativo podrá cumplir una de sus funciones principales: la fiscalización del Poder Ejecutivo. Cuando el Parlamento puede revisar las actuaciones del gobierno, automáticamente, se prestigia en tanto institución. Cuando su labor de investigación se enfoca en asuntos que preocupan al público, como ocurre con la gestión de ANCAP, hay que esperar que su ganancia en términos de imagen se incremente todavía más. La puesta en marcha de esta comisión investigadora fortalece, también, de un modo más general, la democracia uruguaya. Los controles entre poderes generan anticuerpos potentes contra el ejercicio discrecional del poder y la corrupción. Finalmente, que el Parlamento se ocupe a fondo de la gestión de ANCAP no puede sino redundar en beneficio del ente examinado.

A pesar de sus evidentes externalidades positivas, durante la última década, el funcionamiento de comisiones de este tipo ha sido muy poco frecuente. Hasta ahora el Frente Amplio ha tenido como política obstaculizar la función de fiscalización del Parlamento. Gracias, una vez más, a Daniel Chasquetti (ICP-FCS-Udelar) sabemos con precisión que, desde que asumió el gobierno en adelante, el FA habilitó solamente tres comisiones investigadoras (sobre un total de dieciocho propuestas). Por eso mismo, dada esta trayectoria, es sorprendente que el partido de gobierno haya decidido apoyar la creación de la investigadora sobre ANCAP. La gran pregunta es por qué. Hubiera sido sencillo para el FA pronunciarse a favor de esta iniciativa en el Poder Ejecutivo (por medio de Vázquez y Sendic) pero impedirlo en el Senado (por ejemplo, por medio del MPP que, rápidamente, se manifestó en contra). Sin embargo, el FA optó por otro camino.

La posición asumida por Raúl Sendic ha sido determinante. Parece estar convencido de poder resistir el exigente escrutinio al que será sometida, de aquí a fin de año, su gestión como presidente del ente petrolero. Es bien sabido que su rápido ascenso político tiene mucho que ver con su actuación en ese cargo. Por eso mismo su futuro, en buena medida, también se juega en esta indagatoria parlamentaria. El FA está tomando un riesgo. Pero el que tiene más para perder, y para ganar, es Raúl Sendic. Se dirá que, en la medida en que el FA tendrá mayoría, podrá controlar los contenidos del informe final. Pero no deja de ser cierto que, habilitando la investigación, abre un flanco a la crítica.

La fracción del Partido Nacional orientada por Luis Lacalle Pou ha sido determinante en la conformación de esta comisión. Sin embargo, ninguno de los senadores del PN terminó votando la moción propuesta por el Frente Amplio (redactada por el propio Sendic). Dejaron constancia, desde el inicio, de esta manera, que aunque la moción aprobada afirme lo contrario, sí existe “presunción de irregularidades” (en esto fue enfático el senador Álvaro Delgado, miembro denunciante). Lacalle Pou y los suyos optaron por chocar. Esto forma parte, para mi gusto, de un viraje estratégico y discursivo del excandidato presidencial del PN. De su énfasis en “la positiva”, del rescate “de lo que está bien” que signó su campaña electoral pasada, se ha venido deslizando de modo paulatino, a lo largo de este primer semestre del año, a una oposición más nítida, frontal, pura y dura. Esto quedó de manifiesto, en particular, en su discurso en el congreso de Todos.

Este gradual pero visible cambio de énfasis tiene consecuencias importantes. En primer lugar, en el plano de la competencia interna, resta espacio para el protagonismo de Jorge Larrañaga, que se siente especialmente cómodo confrontando con Tabaré Vázquez. Además, le permite cerrar filas entre su entorno más inmediato (la lista 400), y otros apoyos internos muy importantes (la 71, la más tradicional del herrerismo, y la lista 40, la combativa agrupación orientada por el senador Javier García). En segundo lugar, en el plano de la competencia interpartidaria, un perfil nítidamente opositor le deja menos lugar a la recuperación del Partido Colorado. Finalmente, un discurso de este tipo, más crítico que complaciente, es el único que puede generarle realmente problemas al partido de gobierno (hacer política, escribí hace un tiempo, es “construir fronteras”).

José Carlos Cardoso (Todos) no será el único representante de la oposición. La Comisión Investigadora estará animada, además, por los senadores Pedro Bordaberry (líder del menguante Vamos Uruguay del Partido Colorado) y Pablo Mieres (del Partido Independiente). Para ambos senadores se trata de una oportunidad extraordinaria. El primero podrá empezar a recobrar el protagonismo perdido. El segundo podrá volver a poner a prueba la destreza que mostró cuando, siendo diputado, llevó adelante la investigación sobre la Corporación Nacional para el Desarrollo.

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)1