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14.09.16

Aislamiento de Internet como política oficial

Burócratas, académicos, periodistas oficialistas y otros ideólogos del régimen -que precisan información sobre el resto del mundo en sus esferas de trabajo- tienen precisas órdenes restrictivas sobre qué sitios abrir, dónde buscar información, aunque sin escarbar demasiado.
Por Reinaldo Cosano Alén

La expresión bíblica “Por sus frutos los conocerás” se aplica con meridiana claridad a la postura del régimen cubano al negar a sus ciudadanos acceso general a internet, mientras por otro lado aparenta aperturas.

Si tuviera seria intención de permitir libre acceso no hubiera desaprovechado la oportunidad de proclamarlo ante el mundo con sinceridad y firmeza, más allá de palabrerías y justificaciones, en la XXXII sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas del pasado julio, tema principal en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

La negación de internet a domicilio -sin obstáculos, sin control de la Seguridad del Estado- es siempre pospuesta.

Alegan falta de financiamiento para la ampliación y modernización de las redes, pero compañías de los Estados Unidos y otros países están dispuestas a asumir la tarea si tuvieran las garantías necesarias.

El destacado luchador anticastrista exiliado, Ramón Saúl Sánchez, quien preside el Movimiento Democracia propone tomar el dinero para la ampliación y modernización de internet de los fondos cubanos congelados en los Estados Unidos hace más de cinco décadas.

Burócratas, académicos, periodistas oficialistas y otros ideólogos del régimen -que precisan información sobre el resto del mundo en sus esferas de trabajo- tienen precisas órdenes restrictivas sobre qué sitios abrir, dónde buscar información, aunque sin escarbar demasiado.

Es conocido que los órganos policiales mantienen permanente monitoreo de qué se habla o trasmite por internet. Hay sitios de opinión y noticias a las que el régimen impone filtros para no permitir acceso.

Se reprime al ciudadano que de forma independiente pretenda insertarse en la red de redes. Máxime si es opositor.

El gobierno de Cuba no tiene real interés en expandir Internet.

En cuanto a la instalación de limitados puntos Wifi en plazas públicas y alrededor de algunos hoteles para turistas extranjeros y el espectáculo vergonzoso de personas a la intemperie, de pie o sentados sobre el piso, con absoluta falta de comodidad y seguridad, o el restringido acceso a contadas salas de internet estatales con no se sabe cuántos filtros, es presentado por el régimen como aperturas a internet. Pero en rigor no debe ser considerado abrirse al mundo porque esos flashazos de Internet no representan peligro político alguno.

Bien conoce el régimen que los usuarios emplean su tiempo y dinero de las costosas tarjetas en la conexión familiar. Solo simple y ligero enlace afectivo a través del espacio sideral entre tantos cubanos dispersos por el mundo, pero nunca la navegación por las redes.

¿Y el cable submarino de fibra óptica entre Venezuela y Cuba? Se emplea con fines militares y de burocracia oficial entre ambos gobiernos, pero restringido a la población.

Por supuesto, hay temor a ver disminuida su hegemonía política. Se sabe que “Información es poder”.

No obstante se muestra de soslayo la sed del cubano de comunicación, romper el aislamiento, no continuar a la zaga en el mundo de las comunicaciones.

Traspasar cánones impuestos representa pérdida del trabajo, confiscaciones u otras sanciones que la dictadura aplica como política oficial para conservar la muralla china de la intolerancia política levantada para contener las montañas de información que genera Internet.