Artículos

06.02.20

Kicillof sigue corriendo en la selva

(7 Miradas) El gobernador finalmente honró el compromiso con la deuda y la provincia no cayó en default, con lo cual es una película con final feliz. Sin embargo, el costo de reputación fue muy alto teniendo en cuenta las idas y venidas de sus contraofertas. Para los mercados -acertados o no- existe una sola conclusión: «se quiso hacer el duro y no pudo. La próxima vez lo vamos a esperar».
Por Carlos Fara

(7 Miradas) En una escena de la película “Qué ocurrió entre tu padre y mi madre?” -de Billy Wilder con Jack Lemmon- el conserje del hotel en Italia donde está alojado el protagonista le informa que unos mafiosos han secuestrado el cuerpo de su padre fallecido, y que exigen un rescate de 2 millones de liras para devolverlo. Lemmon se enfurece: “Ahora van a saber quién soy yo”. Unas horas después regresa al hotel eufórico y triunfador diciendo que le devolvieron el cuerpo. El conserje le pregunta cómo hizo. Y Lemmon dice: “Pagué los 2 millones de liras”, lo que produce las felicitaciones del conserje…

En nuestra primera columna del año –“Correr a través de la selva”- hablamos sobre las dificultades de pericia política que había demostrado el gobernador Kicillof frente a su primer desafío: aprobar una reforma fiscal. A partir de esa experiencia, desgranamos elementos para analizar cómo iba a ser la gestión del nuevo mandatario provincial.

Un mes después de aquella situación, aparece de nuevo Kicillof en escena con otra situación conflictiva: la amenaza de entrar en default. El gobernador finalmente honró el compromiso, con lo cual es una película con final feliz. Sin embargo, el costo de reputación fue muy alto teniendo en cuenta las idas y venidas de sus contraofertas. Para los mercados –acertados o no- existe una sola conclusión: “se quiso hacer el duro y no pudo. La próxima vez lo vamos a esperar”.

Dejando de lado todos los hilos invisibles con que puede tropezar la renegociación de la deuda del Estado Nacional en los próximos meses a partir de la resolución bonaerense, conviene volver sobre el modelo de conducirse del gobernador.

Cuando un protagonista parece persistir en cierto tipo de error –dureza para después aflojar de la manera menos aconsejable- comienza a generar dudas en propios y extraños respecto a su capacidad de conducción. Esas dudas van sedimentando y ordenando la conducta de los demás. Esto significa que no solo le traerá problemas a Kicillof su conducta errática en negociaciones que exigen una fineza extrema, sino que su liderazgo hacia dentro sufre un deterioro prematuro. A partir de ahí “cualquier perro te ladra” (como le gusta decir a un cliente), ya que todos los actores políticos, sociales y económicos no volverán a creer en la dureza del protagonista.

Estas dudas pueden impactar muy prontamente. ¿Qué conclusiones sacarán los gremios docentes en la negociación salarial? ¿Qué actitud tendrá ahora el resto de los sindicatos de empleados públicos estatales? Y ni hablar de las organizaciones agropecuarias y la policía provincial. Mal comienzo para alguien cuyo negocio era generar temores en sus contrapartes.

Como también señalamos hace un mes atrás, el gobernador no solo tiene problemas que le plantea la gestión, sino que produjo un enfado temprano con sus propios socios políticos: los intendentes, La Cámpora, Massa… y el gobierno nacional. Es interesante cómo Alberto hábilmente se escudó en “no te puedo ayudar a vos, porque si no tengo que ayudar a todos”. En este sentido, en las últimas horas circuló la versión que los gobernadores peronistas lo llamaron a Alberto para que le transmitiera a Kicillof para que entre en razones y no juegue con fuego. Resta saber si se convenció solo, o lo convencieron.

Un último aspecto es si esto pudo haberle traído a Kicillof un impacto negativo en la opinión pública. Probablemente no haya tenido efecto por dos razones: 1) cierta complejidad del tema, y 2) la mayoría todavía está con el “modo vacaciones” en la cabeza, típico del verano hasta que comiencen las clases. Sin embargo, el círculo rojo –los más politizados- saca ciertas conclusiones y las difunden. A la corta o a la larga eso termina incidiendo en la conformación de las percepciones del electorado (el esquema top – down no queda invalidado totalmente en la era de las redes sociales).

Epílogo: el manejo del principal distrito del país requiere una pericia política más profesional, menos teórica acerca de cómo funciona el mundo. Cuando las complicaciones propias generan problema en los socios no faltará quien diga “correte que manejo yo”.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)