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19.01.24

Una gran oportunidad y dos grandes peligros

(Clarín) El riesgo es bajo. No están dadas las condiciones objetivas para que el libertario juegue a Robespierre. Pero tampoco hay que olvidar que los libertarios no son liberales. Igual que la izquierda, leen la política como una guerra entre el bien y el mal; un guerra que ellos libran en nombre de las fuerzas del cielo y del lado de la Verdad. De esta certeza surgió el liberalismo: las guerras de religión nunca terminan bien.
Por Julio Montero

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