Entrevistas

13.06.06

Raúl Ferro:

«El partido aprista ha evolucionado»

«Todos ya reconocen a Alan García que con todos los defectos que haya podido tener en su primer mandato siempre ha respetado las reglas de juego democráticas, y eso, en el fondo, da bastante confianza».

Realizada el 7 de junio en “Apertura Latinoamericana”

Raúl FerroRaúl Ferro es periodista, ha vivido en Perú, Costa Rica, Argentina, España, Chile y México. Hasta hace poco, fue Director editorial de la revista América Economía, donde se desempeñó como editor de negocios de la revista con base en Santiago de Chile (1994-1998) y Ciudad de México (1998-1999) y posteriormente como editor general, con sede en Santiago. Con anterioridad fue reportero de publicaciones de negocios y finanzas en Perú (The Andean Report) y en Chile (The South Pacific Mail), además de corresponsal y colaborador de una serie de publicaciones en inglés tanto en Perú como en España, incluyendo el grupo Latin American Newsletters de Londres, Spanish Trends de Madrid y McGraw Hill News Services y Lagniappe Letter de Nueva York.

  • “(García) Se siente mucho mejor identificado con la línea que hoy siguen los socialistas moderados de América latina”
  • “No veo que en el Perú estén dadas las condiciones, desde lo político, para formar una concertación como la que se formó en Chile”
  • “(García) Tiene varios temas delicados en la agenda y la atmósfera va a ser bastante complicada”
  • “El papel de los medios fue contraproducente”
  • “Este escenario favorece mucho más a Alberto Fujimori que a Alejandro Toledo”

Gabriel Salvia: ¿Por qué ganó Alan García y cómo viste el resultado final que tuvo?

Raúl Ferro: El resultado cayó dentro de lo esperable. Perú es un caso muy interesante de análisis en la perspectiva de lo que han sido las reformas económicas en la década de los 90 en América latina. Perú es un país que ha seguido una política de libre mercado y favorable a los negocios, al sector privado (con sus más y sus menos) durante los últimos quince años. Lo que la elección nos ha mostrado es que, desgraciadamente, sigue habiendo un descontento bastante profundo en amplios sectores de la sociedad con el modelo liberal. Y creo que esta elección es un llamado de atención para todos los actores y los líderes políticos y empresariales sobre qué es lo que se está haciendo bien y qué es lo que se está haciendo mal. Finalmente ganó Alan, reflejando el carácter del electorado, que pese a tener cierto desencanto con la economía liberal que funciona en el Perú, prefirieron ir hacia un candidato que, dentro de todo, ha prometido mantenerse dentro de las reglas de juego actuales. Sin embargo, los antecedentes históricos de Alan García ofrecen cierta desconfianza. Hay mucha gente que no cree que realmente haya cambiado, y otro creen que sí haya cambiado, pero tienen temor de que si en algún momento las cosas se ponen complicadas Alan García pueda tomar medidas desesperadas como ya lo hizo durante su anterior administración.

G. S.: ¿Y cuál es tu opinión?

R. F.: Yo creo sinceramente que el partido aprista ha evolucionado. Que Alan García ha evolucionado. Me da la sensación que él sí se siente mucho mejor identificado con la línea que hoy siguen los socialistas moderados de América latina: Lula en Brasil, Michelle Bachelet en Chile o Tabaré Vazquez en Uruguay. Y en ese sentido yo sí creo que va a ser un gobierno bastante moderado, en principio. Pero sí comparto los riesgos de muchos analistas de que si las cosas se ponen complicadas (y seguramente se van a poner a mitad de período; aparte va a tener una oposición muy fuerte y especialmente en las calles por parte de los movimientos cercanos a Ollanta Humala) yo creo que ahí sí podría haber un riesgo que de pronto pueda tomar medidas incorrectas. ¿Qué tipo de medidas? Es muy temprano para decirlo, pero sí de pronto tomar medidas de impacto mediático para calmar a las masas, si es que se produce una situación de descontento generalizado que podría complicar el panorama. Pero Alan García se merece en este momento el beneficio de la duda. Yo estuve a principios de mayo durante quince días en Lima hablando con muchísima gente y viendo lo que se discutía en los medios, y en general, todos ya reconocen a Alan García que con todos los defectos que haya podido tener en su primer mandato siempre ha respetado las reglas de juego democráticas, y eso, en el fondo, da bastante confianza.

G. S.: García dijo que el ejemplo a seguir es la Concertación en Chile. En ese sentido, él se está refiriendo, como vos decías, a acercarse a las políticas de la socialdemocracia moderadas, pero ¿también implicaría que pase a formar como una suerte de Coalición con el partido de Lourdes Flores? O sea, ampliar ese espectro político precisamente por lo que vos anuncias: que haya protestas y que quieran voltearlo como paso, en cierto sentido, en Bolivia con Sanchez de Lozada.

R. F.: Desgraciadamente yo creo que la idea de Alan García se acerca mucho más al tipo de políticas que a la formación de un movimiento de concertación. No solamente por culpa de Alan sino también por culpa de los otros grupos políticos. Perú todavía es un país demasiado polarizado. Y sí, Alan García va a tener que negociar acuerdos en el Congreso, porque la primera minoría la tienen el partido de Humala y nadie tiene una clara mayoría. Y va a tener que hacer pactos con los partidos de centro derecha como el de Lourdes Flores. Y eso va a marcar sus medidas y sus políticas, por lo menos en un inicio. Pero desafortunadamente, yo no veo que en el Perú estén dadas las condiciones, desde lo político, para formar una concertación como la que se formó en Chile que permitió definir un plan estratégico de país. Un plan estratégico de desarrollo. Desafortunadamente no ve que en el Perú, por el lado de los políticos, esas condiciones estén dadas. Sí creo que las condiciones sociales y económicas demandan una cosa de ese tipo. Pero por el lado del sector político todavía no lo veo.

G. S.: ¿Cuándo estaría asumiendo Alan García y cuales serían sus principales desafíos en cuanto a medidas de gestión?

R. F.: Él asume el 28 de Julio. Va a tener unos primeros meses de gobierno bastante complicados porque en noviembre va a haber elecciones de autoridades regionales: alcaldes y presidentes de región (los equivalentes a Gobernadores en la Argentina ). Por lo tanto va a seguir una suerte de campaña electoral en esos meses. Y viendo como ha quedado el mapa, donde la mayor parte de los departamentos, que son las jurisdicciones políticas de Perú, están en manos de Humala (Alan García ganó en los sitios más poblados, pero cuando uno hace la separación por distritos políticos, Humala tiene la mayoría) y cada uno de los líderes cercanos a Humala en esas partes van a hacer mucho ruido. Por lo que van a ser unos primeros meses bastante complicados desde el punto de vista de políticas. Yo creo que él va a tener que manejar con mucho tacto temas muy controversiales desde el punto de vista de la opinión pública: como el tratado de libre comercio con Estados Unidos, que ya fue firmado por el presidente Toledo y que ahora necesita una ratificación por parte del Congreso. Alan García en la campaña electoral se mostró favorable a la aprobación del tratado. Pero ese es un tema que se puede explotar con mucha facilidad y muy irresponsablemente con fines demagógicos. Entonces ese va a ser uno de los temas que va a tener que manejar con mucho cuidado. Otro es el tema de los altos precios de los minerales, que seguramente van a hacer aumentar la presión social contra las empresas mineras en el sentido de que paguen más impuestos. Y aquí hay un tema delicado como contratos de estabilidad monetaria y que él seguramente va a tratar de revisar. Incluso me decía un consultor de la CEPAL especialista en recursos naturales y que fue ministro de minería en el Perú, que no le extrañaría nada que se empiecen a debatir posibilidades de crear un impuesto a lo que eufemísticamente se llaman las “sobreganancias”: impuestos que se aplican a empresas productoras de recursos naturales cuando los precios de las materias primas que producen le van por encima de determinado precio. Cosas que no van a hacer bien al clima de negocios y al clima de inversión de Perú, pero tampoco son catastróficos, son manejables. En resumen, yo creo que él tiene varios temas delicados en la agenda y la atmósfera va a ser bastante complicada, especialmente los primeros meses. Porque después de las elecciones el tema se va a poner más interesante porque muchos analistas creen que la alianza de Humala se va a fragmentar rápidamente y se va a atomizar. Y que se va a iniciar un juego de negociaciones de alianzas políticas, por lo que el mapa de oposición podría cambiar. Pero todavía es política ficción.

G. S.: ¿Cuál fue el papel de los medios de comunicación peruanos en esta elección presidencial, tanto en la primera vuelta como luego antes del balotaje?

R. F.: El papel de los medios fue contraproducente. Hubo una alineación tras la candidatura de Lourdes Flores demasiado evidente, por un lado. Y por otro, llevó a muchos de los líderes de opinión en el Perú a diseñar estrategias demoledoras contra Ollanta Humala. Que ya llegaron a extremos que resultaron contraproducentes. A mí como comunicador, como periodista, como profesional, me daba vergüenza ajena ver en algunas entrevistas la forma agresiva con que trataban a Humala e incluso en algunos casos la falta de respeto con la que se le trataba. Yo creo que al final del día esa estrategia comunicacional le costó el triunfo a Lourdes Flores. Hay que recordar que Flores pocas semanas antes de la primera vuelta estaba primera en las encuestas y tenía casi el 35% de intención de voto, y finalmente quedó con poco más de 23%. Yo creo que el efecto de los medios fue muy importante en esa caída. La gente, y especialmente la gente pobre que en Perú que representa el 50% de la población, de pronto interpretó que Lourdes Flores en efecto representaba los interés de las clases dominantes representadas además por los medios de comunicación. La lectura que hicieron estos sectores sociales en el Perú fue radical y el impacto que tuvo en los resultados fue muy importante.

G. S.: ¿Qué va a ser del futuro de Toledo?

R. F.: Bueno, es muy curioso, porque Toledo ha sido uno de los presidentes con menor popularidad en los últimos tiempos. Buena parte de 2004 y 2005 su nivel de aprobación pública apenas bordeaba el 10%. Curiosamente ante el escenario de esta segunda vuelta entre Alan García y Ollanta Humala, que para muchos era el peor escenario, la opinión pública empezó a cambiar y llegó a la conclusión que, después de todo, Toledo no había sido tan mal presidente y sus niveles de aprobación se dispararon hasta niveles de 30%. Obviamente parece que Toledo se vio muy gratificado en su vanidad y ya comenzó a insinuar que a lo mejor se presentaba para las próximas elecciones. Pero yo no creo que tenga probabilidades. Más bien yo creo que este escenario favorece mucho más a Alberto Fujimori que a Alejandro Toledo.

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