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02.11.17

Canción (democrática) urgente para Nicaragua.

(Noticias Electorales) ¿Por qué no pensar que luego de esta farsa electoral preparada por Ortega, a las horas de la tarde, cuando comienzan a cerrar las mesas de votación para contar los votos se empiecen a escuchar los acordes y los susurros de una canción democrática urgente para Nicaragua?
Por Leandro Querido

(Noticias Electorales) El contexto está muy lejos de ser el mejor. El gobierno de Daniel Ortega tiene sobre las cuerdas a la oposición. Solo en un puñado de los 153 municipios habrá algo de competencia, en el resto será un desfile del oficialismo ante la imposibilidad de la oposición de controlar la elección. Las polémicas elecciones de 2012 le adjudicaron al partido de gobierno, el FSLN, 134 municipios. Imágenes propias de los autoritarismos competitivos.

Aunque resulte extraño el gobierno de Ortega aceptó una Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Es verdad, a primera vista no se entiende muy bien como es la cosa. La OEA, que ha demostrado tener un compromiso férreo con la promoción democrática en la región y que ha tomado una postura inédita en la historia de dicha organización ante el giro autoritario de uno de sus miembros (hablamos de Venezuela) ahora se encuentra en Nicaragua para desplegar una Misión de Observación Electoral que no queda muy claro cuál es su objetivo y producto de ello ha despertado la crítica de la oposición.

Decimos que los objetivos no son claros porque la OEA ha estado allí anteriormente, pudo constatar los abusos del oficialismo, hizo las recomendaciones del caso, pero el gobierno no solo no las consideró, sino que hizo todo lo contrario y continuó ahogando a la oposición y concentrando poder.

Sin embargo, desde la perspectiva de toda oposición democrática siempre es mejor contar con la presencia de un organismo regional con prestigio antes que enfrentar en soledad a los autoritarismos.

Desde que asumió Daniel Ortega en 2006 tuvo un objetivo claro: la perpetuidad en el poder. Para alcanzar su meta hizo de la autoridad electoral una dependencia de su gobierno, tensó al máximo la normativa electoral, dañó la competitividad que caracterizaba al país y cuando no le alcanzó con esto también hizo fraude. Todo esto fue debidamente denunciado por la oposición, pero también fue documentado en un libro insoslayable: “El régimen de Ortega ¿Una nueva dictadura familiar en el continente?”. Entre los artículos compilados se destaca el estudio de caso del politólogo José Antonio Peraza sobre el fraude realizado en las elecciones municipales de 2008. Peraza, que además es integrante del Consejo Asesor de Transparencia Electoral de América latina y dirige la OSC Movimiento por Nicaragua, ha dicho con relación a estas elecciones municipales que el “fraude ya está hecho ya que no hay condiciones en el sistema electoral para ir a una elección libre ni transparente ni equitativa”.

Sobre la poca predisposición del gobierno de Ortega a celebrar elecciones limpias se sabe mucho. Ahora bien, todos esperamos que la OEA recabe la información necesaria, y sin concesiones de ningún tipo, pueda elaborar un informe honesto que dé cuenta de la situación que atraviesa el país. Para que ello ocurra las denuncias de la oposición y de las organizaciones de la sociedad civil deberán ser atendidas por la MOE. Esta información será de suma utilidad para las delegaciones de los países integrantes de este organismo. La situación política de Nicaragua debe conocerse.

Una señal del agotamiento de la institucionalidad democrática del país es la ausencia de credibilidad por parte de la ciudadanía a la autoridad electoral. El Consejo Superior Electoral es uno de los organismos electorales con menor prestigio de la región. Un indicador a tener en cuenta es la abstención electoral. Como bien comentó Ana Vijil, la titular del Movimiento Renovación Sandinista, en las últimas elecciones nacionales el porcentaje de participación estuvo en el 70%. La descripción de Vijil es contundente: “Los problemas que impiden que la voluntad del pueblo se manifieste, incluyen un padrón electoral sin depurar, mesas electorales cerrándose o abriéndose a conveniencia del FSLN; un proceso de cedulación sesgado bajo control del mismo partido y por lo mismo discriminatorio y, el uso masivo, absolutamente ilegal, de los recursos del Estado a favor de la campaña del FSLN”. A Estos inconvenientes graves se le suma la negativa oficial a acreditar observadores nacionales e internacionales independientes de Panorama Electoral.

Pero en este caso aplica la máxima marxista que dice, “todo lo sólido se desvanece en el aire”. El gobierno de Ortega tiene problemas serios. Por un lado, el naufragio de Venezuela se quiere llevar al fondo del mar a sus socios carnales. Por el otro, la presencia de la OEA también en el corto plazo le puede traer problemas. Todos sabemos que este organismo no acostumbra a aplaudir dictadores, por el contrario, realiza un trabajo de perfil técnico y profesionalizado cuyo objetivo es fortalecer la institucionalidad democrática. Si a esto le agregamos la impronta que Luis Almagro le ha dado a la Secretaria General, forjada en el enfrentamiento a todo proyecto de pretensiones hegemónicas, el combo podría ser letal. Demasiadas complicaciones en un contexto en donde también se debate la Nic Act en el Congreso de Estados Unidos.

¿Por qué no pensar que luego de esta farsa electoral preparada por Ortega, a las horas de la tarde, cuando comienzan a cerrar las mesas de votación para contar los votos se empiecen a escuchar los acordes y los susurros de una canción democrática urgente para Nicaragua?

Fuente: Noticias Electorales (Buenos Aires, Argentina)