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15.06.18

La Espada de Damocles

(7 Miradas) 2017 fue el voto a favor del rumbo y de las expectativas de que le vaya bien al gobierno, aunque los resultados positivos no terminaban de aparecer. Hoy es distinto: ahora los resultados contarán más que antes, y en todo caso quizá el único objetivo posible sea la baja de la inflación, ya que el crecimiento esperado será poco frondoso.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Si bien no se conoce la letra chica, todo el mundo da por supuesto que el ajuste que pide el FMI será fuerte. Si eso se verifica, habrá malas noticias para muchos de acá hasta el final del gobierno de Macri, empezando por la dinamizadora obra pública. Si hay malas noticias, habrá reacción social. Si hay reacción social, el gobierno no podrá ir tan rápido como le pide el Fondo. Si no va tan rápido, las metas trimestrales no se podrán cumplir. Y si no se podrán cumplir volverá a aparecer una palabra mágica en la Argentina: waiver (perdón, dispensa).

Es un término que habíamos olvidado dada la casi ruptura de relaciones que había establecido el kirchnerismo con el Fondo, y además porque con los precios favorables de los commodities exportables, la Argentina no necesitó de esa ayuda. Pero el panorama cambió mucho.

Si todos o la mayoría de los supuestos relatados en el primer párrafo de esta nota fuesen correctos, implicará que viviremos con “la espada del Fondo Damócles” sobre la cabeza durante toda la campaña electoral presidencial. Más allá de los resultados económicos que alcance el gobierno, seguro se planteará un debate central: Fondo sí, Fondo no. That is the question.

Esto puede llegar a cambiar mucho las coordenadas que imaginábamos hasta apenas 3 meses atrás. Hace solo 90 días, cuando el presidente inauguró las sesiones ordinarias del Congreso imaginábamos: año poco expectante, pero no con mucha convulsión, 20 % de inflación. 2.5 % de crecimiento, y el gobierno llevando adelante su “reformismo permanente”, jugando a los debates valóricos (aborto, entre otros).

90 días después se dio vuelta la taba. Ahora imaginamos inflación de 27 %, crecimiento de 1 / 1.5 %, dólar a 30 $ a fin de año, se acabó el gradualismo, y el reformismo permanente pasó a mejor vida. La sensación de calle: decepción y angustia. Ya todo girará alrededor de lo económico.

Claro que así como la taba se dio vuelta en 90 días, alguien podría pensar que puede volver a cambiar. No se lo puede descartar, pero no parece tan sencillo. En general las cosas de bien para mal cambian rápido. Pero de mal para bien no tanto.

En donde confluyen todas estas reflexiones? En que quizá las coordenadas electorales de 2019 hayan cambiado sin vuelta atrás. Y esto será sin duda un escenario inesperado y exigente para Cambiemos. Hasta nunca se enfrentó con un viento en contra tan fuerte y antipático.

2017 fue el voto a favor del rumbo y de las expectativas de que le vaya bien al gobierno, aunque los resultados positivos no terminaban de aparecer. Hoy es distinto: ahora los resultados contarán más que antes, y en todo caso quizá el único objetivo posible sea la baja de la inflación, ya que el crecimiento esperado será poco frondoso.

De ahí que el perdón –al Fondo y al electorado- pase a ser la palabra clave de la Argentina de los próximos 16 meses.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)