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17.05.02

Los imperdonables

El cuestionado Senado de la Nación argentina aprobó con amplia mayoría un proyecto de comunicación solicitando al Poder Ejecutivo Nacional, que preside Eduardo Duhalde, "que se abstenga de votar en contra de Cuba en la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas". Esta iniciativa fue impulsada por el senador Eduardo Menem, hermano del ex presidente Carlos Menem bajo cuya gestión se mantuvo una política de condena a la dictadura castrista en la ONU.
Por Gabriel C. Salvia

El cuestionado Senado de la Nación argentina aprobó con amplia mayoría un proyecto de comunicación solicitando al Poder Ejecutivo Nacional, que preside Eduardo Duhalde, "que se abstenga de votar en contra de Cuba en la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas". Esta iniciativa fue impulsada por el senador Eduardo Menem, hermano del ex presidente Carlos Menem bajo cuya gestión se mantuvo una política de condena a la dictadura castrista en la ONU.
Vale la pena destacar que el senador Eduardo Menem fue secretario de gobierno en su provincia bajo un gobierno militar y que se sospecha que tendría intereses económicos en Cuba. Es el mismo legislador que durante la presidencia de Raúl Alfonsín realizó un enérgico discurso nacionalista oponiéndose a un intento de privatización y que luego, durante la presidencia de su hermano, terminó votando a favor todas las leyes de privatización, muchas de las cuales están sospechadas de corrupción en su proceso legislativo. Este Eduardo Menem es uno de los amigos que tiene el tirano Fidel Castro en la Argentina.
Uno de los que apoyó la iniciativa de Eduardo Menem fue su par Raúl Alfonsín, ex presidente de la Nación que debió abandonar su cargo antes de terminar su mandato luego de generar con su política el mayor proceso inflacionario del país y con muchos cuestionamientos de corrupción que eran la inevitable consecuencia de una gran cantidad de regulaciones económicas. Alfonsín como presidente de la Unión Cívica Radical pactó luego con Carlos Menem la reforma de la Constitución Nacional en el año 1993, estafando a los electores de su partido. Alfonsín, que se autodenomina demócrata, es uno de los grandes amigos que tiene Fidel Castro, a quien tuvo que rendirle cuentas cuando el ex presidente de la Nación perteneciente a su partido, Fernando de la Rúa, continuó la política exterior del gobierno de Carlos Menem y alineándose con el gobierno chileno de Lagos mantuvo la condena al régimen cubano en la ONU por su sistemática violación a los derechos humanos.
Pero estos imperdonables defensores de una dictadura que avergüenza a América Latina no son los únicos en alinearse junto al dictador del caribe. Recientemente se constituyó un "Frente por el respeto a la soberanía política del pueblo y gobierno de Cuba", cuya declaración es firmada por políticos, periodistas, sindicalistas, sacerdotes y supuestos defensores de derechos humanos. Este insólito frente en primer lugar tiene un nombre que es una verdadera contradicción en términos, al pedir el respeto a la soberanía política y a la vez el mismo respeto por un gobierno que impide el ejercicio de esa soberanía en elecciones libres.
En estos difíciles momentos que vive Argentina, donde muchos de sus ciudadanos deciden emigrar, todos estos imperdonables deberían preguntarse por qué ninguno de ellos elige a Cuba como destino para ir a vivir y por el contrario buscan un futuro mejor en los países más respetuosos del sistema capitalista. La respuesta es simple: nadie elige emigrar a Cuba porque allí no hay libertad y donde no hay libertad no hay esperanza de vivir mejor.
Quienes piden por el respeto al pueblo cubano, deberían pedirle a su gobierno que permita elecciones libres; y precisamente como el régimen de Castro impide que sus ciudadanos elijan libremente a su gobierno y persigue y encarcela a quienes dentro de Cuba reclaman por este derecho, es que los países más civilizados del mundo promueven su condena en las Naciones Unidas.